Concha Velasco, su vida: el marido que se largó en la noche de bodas
Paco Marsó fue el hombre de su vida para bien y para mal

Concha y Paco pasaban por ser la pareja perfecta, pero no lo eran.
De la niña que soñaba con ser artista quedaba poco a finales de 1976. Concha Velasco cumplió los 37 años pudiendo alardear de ser toda una estrella en nuestro país, pero una desgraciada en el amor, que debía afrontar en soledad pero con valentía la maternidad de un niño, Manolito, cuyo padre, Fernando Arribas, no quería salir a la luz pública porque tenía ya otra familia.
Paco Marsó aparece en su vida
Sin embargo, una vez más, Velasco se puso el mundo por montera y tiró para delante, sin saber que su destino iba a cambiar dos meses después, cuando un apuesto y simpatiquísimo actor secundario llamado Paco Marsó volviera a su vida para irrumpir como un huracán y vivir con ella un idilio tan pasional como destructivo. Paco y Concha se habían conocido 12 años antes de enamorarse, cuando, en 1964, habían coincidido en el mítico "Estudio 1" durante la grabación de la obra "La alondra": Concha como protagonista y él, como figurante.
En 1966, se volvieron a reencontrar en "Don Juan Tenorio", donde la vallisoletana hacía de Doña Inés. En ese momento, no pasó nada entre ellos, aunque ella ya lo veía guapísimo y él, con 19 años, la perseguía continuamente por los camerinos para que le firmara una foto porque, ocho años mayor que él, la admiraba desde pequeño. Cada uno tomó su propio rumbo y él, hecho todo un rompecorazones, se enamoró de Brigitte Römhild, una alemana a la que conoció en la Costa del Sol y con la que, en 1974, tuvo una hija, Diana Patricia.
El galán que entró como un vendaval
Pero el destino es como es, tozudo, y no para hasta conseguir sus propósitos. Así, el teatro volvió a reunir a Concha y Paco poco después, cuando en los preparativos de la obra "Una chica en mi sopa", alguien sugirió el nombre del galán como posible compañero de la Velasco. "Apareció una tarde, mientras ensayábamos, por el patio de butacas, vestido de negro, con tacón, cazadora de cuero y hecho un hombre. Al verlo avanzar, paré el ensayo y me salió del alma decir: “Pero Paquito, hijo, ¡cómo te has puesto! ¡Qué barbaridad!”", recuerda Concha, que se quedó fascinada con aquel morenazo de ojos rasgados, con el que se volvía a cruzar.
"Paco entró en mi vida como un vendaval, arrasando. Me hacía reír, disfrutar de la vida, hacer locuras, amar apasionadamente y amar en todos los sitios: en el ascensor, en el coche, en la puerta… Me descubrió la noche… Me cambió", reconoce ella. Y así, aunque sabía que él tenía otras amantes, se enganchó a él: "Me gustaba tanto que no lo podía remediar", confiesa.
Una boda en una iglesia en obras

La pareja, el día de su boda, en abril de 1977.
Se casaron el 18 de abril de 1977 en una iglesia de Pinar de Chamartín, que estaba en obras. Fue una boda sencilla a la que sólo acudió su familia más cercana y en la que Concha llevaba una flor en el pelo, un vestido plisado de Charo’s, sandalias de tacón y capa con capucha, mientras que él lució un traje de alpaca.
Entre los invitados, rostros populares del faranduleo como José Sacristán, Víctor Manuel, Pilar Bardem, Pedro Lazaga y José Luis López Vázquez. Pero, en su noche de bodas Concha descubrió que su futuro junto a Paco iba a ser tan pasional como intempestivo, pues tras decirle "ya voy para casa", no apareció en toda la noche. Asustada y hecha un mar de lágrimas llamó a su suegra, que le dijo: "¡Uy, hija! Ya te acostumbrarás". ¡Y vaya si se acostumbró!