Coco Chanel, la diseñadora que revolucionó el mundo de la moda femenina
Repasamos la interesante vida de Coco Chanel, diseñadora de moda
Coco Chanel.
Gabrielle Chasnel nació en Saumur, Francia, el 18 de agosto de 1883. Fue la primera de cinco hijos de Henri Chasnel (que posteriormente eliminaría la 's' de su apellido) y Eugénie Jeanne Devolles.
Eugénie, enferma de tuberculosis, falleció después de su quinto parto. Tras su muerte, Henri se desentendió de sus hijos y Gabrielle ingresó en un orfanato en Moulins, donde vivió una infancia de tristeza y pobreza bajo la educación rigurosa de las monjas, quienes le enseñaron a coser.
La futura diseñadora nunca superó el abandono de su padre. "En mi infancia solo deseaba ser amada. Todos los días pensaba en quitarme la vida, aunque, en el fondo, ya estaba muerta. Me salvó el orgullo", dijo años después la que, con el tiempo, transformó el humillante uniforme negro del orfanato en símbolo de elegancia.
Sombreros, vestidos y un estilo innovador
A los 17 años, Gabrielle era una joven delgada y hermosa que ambicionaba ser rica. Trabajó en una mercería y luego en una sastrería e incluso cantó en el café La Rotonde, con el nombre de Coco. En esa época, se sometió a un aborto que, según algunos, la dejó estéril.
Su vida cambió cuando conoció a Etienne Balsan, oficial de caballería y heredero textil, quien se convirtió en su amante. En 1904, cuando ella tenía 21 años, la llevó a su castillo en Royallieu, cerca de París, y le financió una sombrerería con modelos propios, que causaron sensación.
Poco después, Coco se enamoró del empresario y playboy inglés Arthur "Boy" Capel, el gran amor de su vida. En 1910, Capel puso el dinero para la tienda Modas Chanel en la rue Cambon número 21 en París, la primera ubicación de su famoso atelier.
En el verano de 1914, al comenzar la Primera Guerra Mundial, las mujeres de la alta sociedad francesa huyeron de París a refugiarse en Deauville, donde Chanel abrió otra boutique. Las chaquetas de lana, camisetas marineras, faldas rectas, y vestuarios amplios y ligeros confeccionados en punto, un tipo de tejido que nunca antes se había utilizado en confección, tuvieron un gran éxito.
Al final de ese verano, Coco había sembrado la semilla de su revolucionaria idea: que la moda femenina fuera sencilla, sobria y, sobre todo, cómoda.
Liberadas por Chanel del corsé y el exceso de perifollos y pliegues, las mujeres de principios del siglo XX empezaron a cambiar su forma de vestir.
En julio de 1915, abrió su tercera tienda en Biarritz y, a principios del siguiente año, cuando incorporó el jersey (una prenda hasta entonces masculina) a la ropa femenina, Coco Chanel ya contaba con 300 personas trabajando para ella. Tenía ya las bases de lo que sería su futuro imperio.
Su imparable ascenso sufrió un duro golpe cuando Capel murió, en 1919, en un accidente de coche. Durante meses, Coco lloró la pérdida, hasta que decidió dedicarse en cuerpo y alma a su trabajo.
Amigos célebres
También regresó a la vida mundana y lujosa, que le habían descubierto algunos años antes el escultor catalán Josep Maria Sert y su amante, Missia. Ellos la introdujeron en su selectísimo círculo de amistades, entre los que estaban Pablo Picasso, Jean Cocteau -del que se haría íntima amiga-, Serguei Diáguilev y Salvador Dalí, entre otros.
Fue sonado su romance con Igor Stravinsky, que se enamoró perdidamente de ella, al que abandonó para irse a Montecarlo con el gran duque Dmitri Pavlovich, nieto del zar Alejandro II, quien, según Coco, le regaló las perlas que ella convertiría en un accesorio emblemático de su "look".
De los brazos de éste pasó a los del poeta francés Pierre Reverdy. Cuando, en 1924, fue recibida por Hugh Grosvenor, duque de Westminster, en el yate que tenía atracado en Mónaco, Chanel ya era una celebridad.
Poseedor de una de las mayores fortunas del mundo, el primo de Jorge VI de Inglaterra se encandiló de la diseñadora y tuvo con ella una relación de 10 años, le compró casa en Londres y la residencia favorita de la modista, La Pausa. Rompieron cuando él le pidió casarse y ella se negó.
En lo profesional, esta mujer volvió a sorprender al mundo en 1926 cuando, en una de sus colecciones, incluyó vestidos negros, un color hasta entonces reservado a la ropa de luto.
Luego, aparecieron sus famosísimos trajes de falda y chaqueta en "tweed", los bolsos colgados de una cadena para dejar las manos libres (hasta entonces el bolso femenino siempre se había llevado en la mano o colgado del brazo), las melenas "a lo garçon" de sus modelos y la bisutería en lugar de las joyas.
También incorporó a sus diseños las gabardinas de corte masculino, las blusas de seda y, sobre todo, puso de moda el bronceado. Coco Chanel decía que "no hay mujeres feas, sino mujeres vagas" y que "la simplicidad es la clave de la verdadera elegancia."
Chanel en Hollywood
Al principio de los años 30, el magnate del cine Samuel Goldwyn le propuso vestir a las grandes estrellas de Hollywood y Greta Garbo, Gloria Swanson y Marlene Dietrich, entre otras, se convirtieron en modelos de sus creaciones.
En 1938, Coco era una cincuentona que seguía teniendo muchos amantes. Por lo general, eran jóvenes atractivos a los que ayudaba en sus carreras, pero también hombres fascinados por su personalidad despótica y seductora.
El conde italiano y director de cine Luchino Visconti cayó rendido a sus pies. Ninguno de aquellos romances acabó en boda. "Dios sabe que quería amor, pero en el momento en que tuve que elegir entre el hombre que amaba y mis vestidos, elegí los vestidos", decía.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial la obligó a cerrar sus negocios en Francia, que daban trabajo a 4.000 personas. Tras un breve período en el sur de Francia, volvió a ocupar la habitación del hotel Ritz en la que vivió durante años y se enamoró de Hans Günther von Diklage, un diplomático alemán con el que, según documentación reciente, realizó misiones para el servicio de inteligencia nazi en Madrid y Berlín.
Gracias a eso, liberó a su sobrino Gabriel (de quien algunas fuentes dicen que era, en realidad, su hijo) y le arrebató a su socio, el judío Pierre Wertheimer, la empresa comercializadora de Chanel No. 5, el perfume más vendido de la historia. Terminada la guerra, sufrió boicot por las sospechas de colaboracionismo con los nazis, por lo que se refugió en Suiza con su amante. Después, trasladó su imperio a Nueva York, donde enseguida se convirtió en una celebridad.
Muerte en el hotel Ritz
Regresó a Francia a los 71 años y reabrió su "atelier" en el 31 de la Rue Cambon, donde se vestían las mujeres más bellas y glamurosas de la época: Grace Kelly, Brigitte Bardot, Jackie Kennedy, Katherine Hepburn, Romy Schneider y Catherine Deneuve, entre otras.
Rica y exquisita, en las fiestas de "Mademoiselle", como la llamaban sus empleados, había personajes como Chaplin, Maurice Chevalier, Juan Gris, Ernest Hemingway, Pompidou o Churchill.
Coco Chanel murió el 10 de enero de 1971, a los 88 años, en su suite del Ritz. Años después, en 1983, el diseñador alemán Karl Lagerfeld tomó las riendas de la firma y la relanzó con Claudia Schiffer como musa. Algo que Chanel nunca hubiera permitido porque odiaba a las rubias.
