Familia real española: así es el lujoso palacio de Menorca de los 8 nietos de los reyes eméritos
El emblemático edificio, situado en el centro de Ciudadela, permanece sin uso a la espera de que los ocho nietos de los reyes eméritos —incluidas Leonor y Sofía— decidan su destino tras la mayoría de edad de la infanta
Can Balada, la propiedad que heredaron los nietos del Rey en Menorca. Foto: Josep Bagur Gomila
El futuro del palacete de Can Balada, ubicado en la céntrica plaza Don Juan Carlos de Borbón en Ciudadela (Menorca), podría cambiar de forma inminente. Este edificio histórico de 500 metros cuadrados, con un solar adyacente, fue legado por el empresario balear Juan Ignacio Balada a los ocho nietos del rey emérito Juan Carlos I.
Sin embargo, desde hace años permanece sin uso, bloqueado legalmente hasta que la infanta Sofía alcanzara la mayoría de edad, lo que ocurrió el pasado 29 de abril.
Don Juan Carlos y Doña Sofía, en 2018, posaron con sus tres hijos y sus ocho nietos en el 80º cumpleaños de la reina.
Can Balada, un palacio heredado por los nietos del emérito en el corazón de Menorca
Este edificio fue heredado por los ocho nietos de los eméritos en el marco de la conocida como "herencia Balada".
Juan Ignacio Balada donó este edificio a los ocho nietos de don Juan Carlos.
El origen de la herencia Balada, el testamento que sorprendió a la Casa Real
Cuando en noviembre de 2009 falleció Juan Ignacio Balada, soltero y sin hijos, nadie en la Casa Real imaginaba que su testamento les implicaría directamente. Al abrirse sus últimas voluntades en una notaría de Ciudadela, se descubrió que Balada había decidido legar su considerable fortuna —valorada en casi 10 millones de euros a la familia real española.
Una parte de la herencia fue destinada a los entonces príncipes de Asturias —Felipe y Letizia— y otra a los ocho nietos de Juan Carlos I y Sofía: Froilán, Victoria Federica, Juan, Pablo, Miguel, Irene, Leonor y Sofía. En caso de que rechazaran la herencia, el empresario estipuló que todo su patrimonio pasaría al Estado de Israel.
Pese a no tener relación personal alguna con la Familia Real, Balada les eligió como beneficiarios, lo que desató una compleja operación legal y administrativa desde Zarzuela.
El empresario balear Juan Ignacio Balada.
El papel de la Fundación Hesperia
Finalmente, Felipe y Letizia aceptaron su parte y la destinaron íntegramente a fines sociales, fundando la Fundación Hesperia, una organización presidida por ellos que promueve la inclusión laboral de jóvenes con discapacidad, la cultura y el bienestar en Menorca. Esta organización ha rehabilitado la histórica Farmacia Llabrés y ha financiado proyectos de becas, inclusión y apoyo social en la isla.
Todo apunta a que, siguiendo el ejemplo de sus padres, Leonor y Sofía podrían ceder sus partes del inmueble a la fundación. Si los seis primos restantes siguen el mismo camino, Can Balada podría pasar a manos de Hesperia y convertirse oficialmente en un centro con fines benéficos.
El Ayuntamiento de Ciudadela lo reclama para servicios sociales
En 2021, el Ayuntamiento de Ciudadela solicitó formalmente a la Casa Real la cesión del edificio para destinarlo a servicios sociales. Las propuestas incluían la creación de un centro de día para personas mayores o una vivienda tutelada. Sin embargo, la Casa Real respondió que la titularidad corresponde a los nietos del Emérito, y por tanto, la decisión debe venir de ellos de forma unánime.
Los nietos del rey emérito deben decidir qué harán con esta herencia.
El propio rey Felipe VI, en una conversación informal con el diario 'Es Diari' en Marivent, confirmó que era necesario esperar a que todos los herederos alcanzaran la mayoría de edad para desbloquear la situación.
La mayoría de edad de la infanta Sofía podría desbloquear la situación
La infanta Sofía ha cumplido 18 años recientemente.
Con la reciente llegada a la mayoría de edad de la infanta Sofía, la cuenta atrás ha comenzado para definir el uso de uno de los inmuebles más simbólicos de la llamada "herencia Balada".
A día de hoy, las posibilidades siguen abiertas: venta, cesión a la Fundación Hesperia o a entidades sociales como el Ayuntamiento de Ciudadela, o bien uso privado compartido entre los herederos. La presión institucional y social parece inclinar la balanza hacia un destino de interés público, pero será la decisión conjunta de los ocho primos la que marque el futuro del emblemático edificio.