Jaime Peñafiel: «La exhumación de Alfonso XIII: así me la contó su hijo don Juan»
Don Juan de Borbón, durante su última entrevista como jefe de la Familia Real española. Me la concedió a mí.
La exhumación de Franco en el Valle de los Caídos ha traído a la mente a nuestro colaborador, Jaime Peñafiel, la del rey Alfonso XIII. «En mayo de 1977, el conde de Barcelona me recibió en su hogar de Estoril y me recordó los peores momentos de su vida, entre ellos, la muerte de su hijo Alfonsito y la exhumación de los restos mortales de su padre, el rey Alfonso XIII, para ser trasladado a España».
«Aquel 17 de enero de 1980, en la iglesia española de Santa María de Montserrat, donde el cadáver del soberano había permanecido 49 años, acompañaban a don juan el cónsul general de España y el ministro de Justicia, Iñigo Cavero, quien, como notario mayor del Reino, tenía que dar fe de que aquel cadáver era el de Alfonso XIII».
Don Juan de Borbón le confesó que «fue uno de los momentos más terribles de mi vida. Primero, los golpes de varios martillos sobre la capa de ladrillos y cemento bajo la que se encontraba el féretro. Cuando se accedió a él, fue colocado sobre una sólida mesa para el reconocimiento del cadáver».
Peñafiel explica que «el primero en asomarse al rectángulo abierto desde la cabeza al pecho fue precisamente su hijo Juan, quien permaneció largo tiempo contemplando los restos. “No esperaba jamás encontrarme lo que vi. Parecía mirarme, ya que los ojos los tenía hundidos pero abiertos y el pelo totalmente blanco. Los brazos permanecían cruzados sobre el pecho. Tuve que hacer un gran esfuerzo para mantenerme entero y no romperme. No podía apartar mis ojos de los suyos”, me contó apesadumbrado».
«Tras las firmas protocolarias, el cadáver fue colocado, con su caja de cinc, en un féretro caoba y, a los acordes de la Marcha Real, salió hacia el puerto de Civittavechia para ser embarcado en la fragata de Asturias en dirección a Cartagena y, desde allí, al Escorial».
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