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Jaime Peñafiel: El príncipe Andrés se reencuentra con los demonios de su pasado

La reina Isabel de Inglaterra y su hijo, muy sonrientes yendo a misa hace unos días. El gesto ha sido interpretado como una muestra maternal de apoyo a Andrés.

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«Isabel II no gana para disgustos», lamenta nuestro colaborador, Jaime Peñafiel y es que «el nombre del príncipe Andrés ha vuelto a aparecer en la lista de “amistades” del pedófilo americano Jeffrey Epstein, recientemente encontrado ahorcado en su celda de Nueva York, donde permanecía encerrado bajo una gravísima acusación: corrupción de menores y, desde entonces, las especulaciones sobre las turbias relaciones entre Andrés y él no cesan».

Aunque la reina ya ha intentado mostrarle todo el apoyo público que ha podido, «parece que los demonios del pasado del principito regresan y con fuerza». Así pues, ha sido el propio príncipe quien «ha emitido un comunicado asegurando tener “muchas ganas de clarificar los hechos” y puntualiza que, aunque conoció al empresario en 1999, se veían “de manera infrecuente”».

Asimismo, en esta nota, el duque de York «admite también haber estado en varias residencias de Epstein, pero insiste en que “en ningún momento presencié o sospeché de ningún comportamiento del tipo que llevó a su detención y a que fuera juzgado (…). Me equivoqué, puesto que pensé que le conocía”».

Sin embargo, se le olvida «confirmar o desmentir aquello por lo que a él se le ha vinculado directamente con el turbio negociante: que en el 2006 fue acusado de mantener hasta tres encuentros carnales con Virginia Roberts, una “esclava sexual” de Epstein, siendo ella menor de edad».