Los soberanos posaron en el mismo salón en el que Harald le pidió la mano a Sonia hace medio siglo.
El pasado 29 de agosto, los reyes Harald y Sonia de Noruega celebraron sus bodas de oro. Medio siglo de amor que empezó como en los cuentos, con una joven plebeya y un apuesto príncipe enamorados hasta las trancas y que casi termina en tragedia, tras la oposición del rey Olaf V a tener como nuera a la hija de un simple comerciante. A partir de ese momento hubo encuentros furtivos, amores apasionados y hasta un intento de suicidio por parte de Sonia, tras rumorearse que su amado coqueteaba con la princesa Sofía de Grecia. Él la eligió a ella. Y, por increíble que parezca en los tiempos que corren, llevan 50 años juntos y felices.
Tanto les costó poder casarse que cuando su hijo y heredero, Haakon, les expresó su deseo de contraer matrimonio con Mette-Marit –modelo, camarera y madre soltera de un niño que había tenido con un traficante de droga– lo apoyaron incondicionalmente. Tampoco pusieron impedimento cuando su hija, Marta Luisa, se empeñó en casarse con el excéntrico escritor Ari Behn, aunque en esta ocasión el matrimonio no funcionó y acabaron separándose en el 2016.