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Cristina Sánchez volvió a los ruedos por una buena causa

Cristina, en plena faena en la plaza de toros de Cuenca.

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Hace diecisiete años que se cortó la coleta, y pocos esperaban que fuera a vestirse de nuevo de luces. Pero Cristina Sánchez se reencontró con su profesión de torera el pasado 20 de agosto en la plaza de Cuenca, y fue por una buena causa: recaudar fondos para la investigación del cáncer infantil. Fueron sus dos hijos –de 13 y 15 años–, que no la habían visto torear nunca, los que la animaron a rememorar glorias pasadas, y los que, a la postre, sacaron a su madre a hombros de la plaza, tras cortar dos orejas y dar una vuelta al ruedo. «He estado muy a gusto –asegura Cristina–, y muy feliz al conseguir las dos orejas y los aplausos de los aficionados. Y cuando mis hijos vinieron a sacarme a hombros de la plaza, me emocioné muchísimo. Nunca habían visto a su madre torear, y cuando les dije que iba a hacerlo se mostraron entusiasmados y me animaron muchísimo».