Adiós a José Mujica, el presidente que vivió como un humilde campesino
El exmandatario de Uruguay, admirado en todo el mundo, falleció el 13 de mayo a los 89 años a consecuencia del cáncer que padecía

Aprincipios de este 2025, José Mujica anunció que el cáncer de esófago que padecía se había extendido al hígado. "Sinceramente, me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso", afirmó este uruguayo de ascendencia vasca que dejó una huella imborrable en su país y fuera de él.
Su vida se apagó el pasado 13 de mayo, cuando faltaban solo siete días para que cumpliera los 90 años.
José Mujica donó casi todo su sueldo de mandatario a proyectos sociales
La opinión pública internacional conoció a Mujica en el 2009, cuando ganó las elecciones presidenciales. Entonces muchos descubrieron su pasado como guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, a consecuencia del cual ingresó en prisión en repetidas ocasiones.

En su etapa como guerrillero tupamaro.
La etapa más dura tuvo lugar entre 1973 y 1985 cuando estuvo en varias cárceles militares donde sufrió torturas y larguísimos aislamientos. "Esos años de soledad fueron probablemente los que más me enseñaron", había dicho.

Mientras tuvo salud, trabajó el campo.
Poco después de recuperar la libertad, Pepe, como le gustaba que le llamaran, anunció la renuncia de los Tupamaros a la lucha armada y empezó a dedicarse a la política. Después de ser senador y ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, se convirtió en presidente del país que lo vio nacer.

Con su esposa y compañera de vida, Lucía Topolansky.
Desde el principio dejó claro que no deseaba vivir en la residencia oficial y, como era su deseo, continuó instalado en su casita de 45 metros cuadrados en el Rincón del Cerro.
Además, decidió donar el 90% de su sueldo a proyectos sociales, con lo que se convirtió casi en un mileurista. "Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir", aseguró.

En las elecciones de octubre del 2024 acudió a votar en silla de ruedas, ya enfermo.
Finalizado su mandato y coherente con sus ideas, continuó llevando una vida sencilla, conduciendo un destartalado Volkswagen que tenía desde hacía décadas y cultivando él mismo el campo.
Lo hizo siempre con el apoyo de su esposa, Lucía Topolansky, que también había sido tupamaro y de la que se enamoró hace cuatro décadas.