Gunilla von Bismarck, la reina de Marbella cumple 75 años: su apasionante vida
Cumple 75 años esta condesa alemana que cambió el frío de su país por el cálido clima de una localidad malagueña que se convertiría en el epicentro de las vacaciones de celebridades y multimillonarios

Gunilla Von Bismarck.
Gunilla Margaretha Rosemarie Katharina Antoinette Yvonne Gräfin von Bismarck-Schönhausen nació el 23 de noviembre de 1949 en el castillo de Friedrichsruh, en Schleswig-Holstein (Alemania).
Fue la quinta de los seis hijos del príncipe Otto Christian von Bismarck y su esposa, la sueca Ann-Mari Tengbom. Antes que ella, nacieron sus hermanos Marian, Ferdinand, Karl Alexander y Maximilian. Tras ella, llegó al mundo Leopold.

Gunilla cuando era un bebé.
Por línea paterna, Gunilla es bisnieta del canciller Otto von Bismarck, figura muy relevante en Alemania por haber sido el artífice de la reunificación del país, y nieta del príncipe Herbert von Bismarck y su mujer, la condesa Margarita Malvina Hoyos. Por parte materna, su abuelo fue el arquitecto Ivar Tengbom, artífice de la Sala de Conciertos donde se celebran los Premios Nobel y de la School of Economics de Estocolmo.
Embajador de la Alemania nazi

El canciller von Bismarck, su bisabuelo.
Los padres de Gunilla se conocieron cuando Otto Christian von Bismarck inició su carrera diplomática y le destinaron a la embajada de Estocolmo. Allí, en una fiesta de la alta sociedad, conoció a la mujer con la que contrajo matrimonio el 18 de abril de 1928 en una boda que fue un auténtico acontecimiento en Alemania.
Hombre de confianza de Adolf Hitler, fue embajador del régimen nazi en la Italia fascista, por lo que la familia vivió durante un tiempo en Roma. Tras la derrota del fascismo, Otto se instaló en España hasta que la familia pudo volver a vivir en su castillo, después de que el conde von Bismarck hiciera profesión de fe democristiana y entrara en el mundo de la política.

Gunilla en una foto de archivo.
Estrechamente ligada a sus hermanos, Gunilla pasó una infancia llena de sirvientes y nanis. Estudió primaria en una escuela de Friedrichsruh, hasta que la enviaron a un internado mixto en Baviera. Fue una maniobra de la familia para apartarla de su primer amor, un mozo de caballerizas. Gunilla no se adaptó a la estricta disciplina del centro y, antes de que la expulsaran, la enviaron a otro internado, a las afueras de Estocolmo, donde coincidió con Olof Palme, que sería luego primer ministro sueco, y con Carlos XVI Gustavo de Suecia, con el que fraguó una buena amistad.

Con Jaime de Mora y su mujer
Fue aquella una época feliz para ella que, con 16 años, vivió su puesta de largo con una lujosísima fiesta en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, la primera de una larguísima lista de celebraciones que habría en su vida.
En Suecia, a los 17 años, se emparejó con un estudiante de Derecho austriaco de 22. Vivió aquella relación a escondidas durante dos años, segura de que a sus padres no les gustaría y la tuvo que romper cuando su padre la envió a París para estudiar Ciencias Políticas e Historia en la Sorbona. Aunque tenía un apartamento en los Campos Elíseos, algo del espíritu revolucionario de la época se le debió de contagiar porque se negaba a ir a las cacerías y reuniones familiares.
Flechazo con un simpático "chori"

Bailando con Alfonso de Hohenlohe, uno de los "creadores" de Marbella.
En 1972, fue a pasar el verano a Marbella, donde su familia veraneaba desde hacía una década, y en una fiesta organizada por Alfonso Hohenlohe, propietario del Marbella Club, hotel de lujo que pondría en el mapa mundial la localidad malagueña como destino vacacional de famosos y millonarios, conoció a Luis Ortiz, un joven madrileño guapo, simpático y buscavidas. Se enamoraron y se fueron a vivir juntos.
Su familia lo aceptó, aunque a regañadientes porque Ortiz vivía de montar con sus amigos (Yeyo Llagostera, Jorge Morán, Antonio Arribas, que, con Luis, eran conocidos en Marbella como Los Choris) negocios que, antes o después, se iban a pique. Respaldados por los Bismarck, se casaron el 7 de octubre de 1978 en el castillo familiar, tres años después de que el padre de Gunilla hubiera muerto.

El día de su boda con Luis Ortiz, celebrada por el rito protestante en 1978 en el castillo de Friedrichsruh.
Afincados en Marbella, donde se compraron una casa, a los dos años nació su único hijo: Francisco, al que amadrinó la reina Silvia de Suecia. "Cuando me casé con Luis Ortiz, decidí hacer sólo lo que me divirtiera: viajar, conocer gente, gastar dinero…", explicó una vez Gunilla, que, entre fiesta y fiesta, vigilaba sus posesiones en Alemania, Brasil y Montecarlo, donde su madre residía.

Con los reyes de Suecia, de los que es amiga íntima.
Guapos, simpáticos y divertidos, Gunilla y Luis se convirtieron en una de las más carismáticas parejas de la época dorada de la Costa del Sol. En los 70 y 80, su presencia era imprescindible en los actos benéficos y las lujosas fiestas donde se daban cita todo tipo de celebridades, jeques y millonarios.
Un divorcio con intereses fiscales

Con Luis Ortiz (por entonces, ya enfermo de cáncer), su hijo, Francisco, y su nuera, la abogada penalista Elisabet Dutú.
A principios de 1989, el matrimonio anunció, vía exclusiva, que se divorciaban, pero siguieron viviendo en la misma casa y no se supo de nuevas parejas con lo que todo apuntaba a que el divorcio fue una maniobra para eludir pagar al fisco español. Así fue porque, en 1999, tras la muerte de su madre, Gunilla heredó una fortuna como divorciada y residente en Montecarlo.

En el entierro de su marido.
A principios de los 90, con Jesús Gil en la alcaldía, ayudó a revitalizar la imagen de Marbella, que estaba de capa caída, pero se retiró discretamente cuando empezaron a aflorar los casos de corrupción. Abuela de dos niños y alejada de la vida pública salvo en ocasiones contadas, Gunilla cuidó amorosamente de su exmarido, enfermo de cáncer, hasta que Ortiz falleció el pasado 16 de septiembre.