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Jaime Peñafiel: «La nieta de Bob Kennedy murió como la hija de Farah y mi propia hija»

Saoirse, en una de las fotos que compartió con su madre, Courtney Kennedy, la quinta de los 11 hijos que tuvieron Robert «Bob» Kennedy y Ethel.

Saoirse, en una de las fotos que compartió con su madre, Courtney Kennedy, la quinta de los 11 hijos que tuvieron Robert «Bob» Kennedy y Ethel.

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«A lo largo de nuestra existencia, padecemos tragedias, dolores y tristezas pero ninguna mayor que la que produce la muerte de un hijo o de una hija», lamenta Jaime Peñafiel. «Es una herida que el tiempo parece cicatrizar, pero que la muerte de otra joven, en las mismas circunstancias, reabre y hace sangrar de nuevo».

 

Lamentablemente, esto es lo que le ha pasado estos días con la noticia de una de las familias más famosas del mundo: los Kennedy. «Una nieta de Robert “Bob” Kennedy y de Ethel, la jovencísima Saoirse, de 22 años, fue encontrada muerta por sobredosis de droga el día 1 de agosto».

 

Para Peñafiel, el comunicado que anunciaba su muerte «me recordó el que, el 12 de junio del 2001, hizo la emperatriz Farah tras fallecer Leila, de 30 años, por sobredosis, en el hotel Leonard de Londres». Por si fuera poco, «el 4 de enero del 2011, anunciaba el suicidio, también por drogas, de Ali, el menor de sus cuatro hijos». Explica también que «este periodista comunicaba, el 20 de junio de 1995, mediante una esquela en la prensa que “ni tu madre ni yo pudimos hacer nada para salvarte la vida”».

 

Asimismo, Peñafiel reconoce que «lejos estaba yo cuando supe, brutalmente, que Isabel, mi única hija, tan bonita ella, periodista como yo, compartía, a pesar de su inteligencia, que le sirvió para bien poco, las agujas como los drogadictos en los poblados madrileños, convertidos en repugnantes supermercados de la droga a granel».

 

«Pero tanto Leina como Saoirse, como Isabel, no tenían derecho a destruir a su madre, a su abuela ni a sus padres. Y, aunque intentamos que la muerte no nos venciera, estas desapariciones tan sórdidas sí que nos desestabilizan emocionalmente».

 

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