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A pesar de la fama, Karlos no ha perdido ni un ápice de su sencillez.

A pesar de la fama, Karlos no ha perdido ni un ápice de su sencillez.

A.M.

Sus disfraces, sus chistes y sus sinceras reflexiones, junto a esa forma tan natural de hacer platos brillantes con alimentos que todos encontramos en nuestro mercado, lo han convertido casi en uno más de la familia, en un cocinero imprescindible en nuestras vidas. No en vano lleva ya treinta y dos años colándose en nuestros hogares, siete mil programas a sus espaldas y una trayectoria impecable que hace poco le valieron el Premio Nacional de Televisión. Ni siquiera la audiencia lo abandonó cuando competía con “El Príncipe de Bel-Air”, nos cuenta divertido en exclusiva para la web de tu revista Pronto. 

Así celebró Karlos su Premio Nacional de Televisión 2021.

Así celebró Karlos su Premio Nacional de Televisión 2021.

“Si te rodeas de buena gente, tienes muchísimas más posibilidades de triunfar"

PRONTO: Karlos, llevas más de cincuenta y cinco entre fogones, treinta y dos años de los cuales has cocinado para todos en televisión. ¿Cuál es tu secreto para triunfar: innovar en tu cocina, ser un poco showman o no repetir tus chistes malos?

KARLOS ARGUIÑANO: Ja, ja. El secreto es estar rodeado de un gran equipo. Yo, por mí solo, no hubiese llegado jamás hasta donde he llegado. En esta vida, si te rodeas de buena gente, tienes muchísimas más posibilidades de triunfar. Así de claro. Uno, por sí solo, tiene su recorrido que puede ser importante, pero no como el que he tenido yo. El mío ha sido gracias a tener un equipazo. Y mayormente, mujeres.

P.: Hablando de mujeres, tú siempre presumes de que eres el único hombre que haces feliz a todas las mujeres de este país sin tocarlas.

K.A.: Sí, ja, ja, siempre he dicho eso. Me suelen venir algunos maridos, gente que no conozco de nada, que se me acerca en un aeropuerto o ciudad y me dice: "Oye, Karlos, ¿qué le haces a mi mujer para tenerla tan contenta?", les digo: "¡Y sin tocarla!". Es un chiste gracioso que queda muy bien. Pero otros vienen y me dicen: "Karlos, tú y yo vamos a acabar muy mal", y digo: "¿Por qué me dices eso?", y contestan: "Porque mi mujer sólo me habla de ti". Al final se ha convertido en un chiste. 

P.:  ¿Qué es lo más bonito de esto? 

K.A.: Que es un éxito muy doméstico, que yo me he metido en todas las cocinas de España y de muchos lugares del mundo, porque igual que me conocéis vosotros me conocen en toda Sudamérica y en otros países hispanoparlantes. Como estuve muchos años emitiendo en el Canal Internacional de TVE y luego estuve cinco años trabajando en Argentina, del 95 al año 2000, y todavía siguen repitiendo los programas, es increíble la fama que tengo allí. Fíjate, la primera vez que yo fui a Miami, alquilé un coche con un amigo y en el primer semáforo me dice el del coche de al lado: "¡Arguiñano, qué haces aquí!", y casi me vuelvo loco. 

Karlos en su restaurante de Zarautz.

Karlos en su restaurante de Zarautz.

“Yo llegué a competir con "El Príncipe de Bel-Air”

P.: No habrá lugar del mundo donde escaparse y ser anónimo.

K.A.: Pero, como te decía, es un éxito muy doméstico. Todos podemos dejar de ir al cine o al teatro, pero no podemos dejar de comer. Y ése ha sido el enganche que he tenido por todo el mundo. Y el hacer una cocina sencilla, para cualquier bolsillo. Yo en mi restaurante era de la nueva cocina vasca, tuve una estrella Michelín en el 82 y de pronto me di cuenta de que cocinábamos para el 5% de la población, pero yo en televisión desde el primer día sabía que tenía que cocinar para el 95%.

P.: Has triunfado como el cocinero del perejil, del "rico, rico", de la comida sana y mediterránea, pero sobre todo de la alegría, de la guasa, del buen rollo. Atrapas a mayores, pero también a pequeños.

K.A.: Yo es que me he dado cuenta de que llego a todo el mundo. Llevo ya siete mil programas a mis espaldas, y tú debes de tener 40 años, ¿no? ¡Has nacido ya conmigo en la tele! Cuando eras pequeña estaban los dibujos animados y Arguiñano, ja, ja. Fíjate, yo llegué a competir con "El Príncipe de Bel-Air", lo recuerdo. Y los niños son pequeños, pero eso no quiere decir que no sean listos. Ellos se dan cuenta de muchas cosas. Muchos me ven como un mago, primero porque el gorro de cocinero les llama la atención y encima ven que meto un pollo en el horno y en diez segundos lo saco doradito y humeante. Ven que soy un fenómeno. Y además yo siempre estoy alegre, y eso se contagia. 

Karlos Arguiñano en una imagen del 2004.

Karlos Arguiñano en una imagen del 2004.

P.: Karlos, pocos conocen tu lado más solidario: hace 25 años montaste una guardería en Caracas y tienes un comedor social en Perú.

K.A.: Sí, hace 25 años monté una guardería en Caracas, que sigue funcionando y se llama "Los Grillitos", y le hemos puesto mucho entusiasmo, mucho trabajo y mucho dinero, pero nos ha dado mucha felicidad el haber montado eso. Y hace tres años montamos en Perú un comedor social con Gastón Acurio, que es el cocinero más conocido que hay en Perú, un grande de la cocina mundial. Con él y con la ayuda de la Diputación de Guipuzkoa montamos un centro muy importante en el que damos todos los días de 300 a 400 desayunos, porque los niños que llegan a estudiar a ese centro, tardan en muchos casos tres horas caminando a pie y sin desayunar, y se duermen, se marean… yo estoy muy contento de invertir el dinero que gano en publicidad en este tipo de acciones. Ahora mismo, hace un mes me dieron en Premio Nacional de Televisión, y por primera vez era un premio con dotación económica, de 30.000 euros, y los he donado al Banco de Alimentos de Guipuzkoa y a Zaporeak, una ONG guipuzkoana que está colaborando , desde hace años con la isla de Chios, en Grecia, y da dos mil comidas diarias. Y lo que gano con publicidad, que es bastante dinero, también lo dono. Y no sabes la felicidad que me produce donar ese dinero a gente que verdaderamente lo necesita. Yo no lo necesito y mis hijos tampoco, porque están todos trabajando.

Una preciosa imagen de Karlos y su mujer, Luisi, en la guardería de Caracas.

Una preciosa imagen de Karlos y su mujer, Luisi, en la guardería de Caracas.

“Pienso seguir trabajando”

P.: Pero tú, Karlos, sí tuviste una época en la que no te iba tan bien y casi caíste en la ruina.

K.A.: Sí, pero eran otros tiempos. Me metí en la compra de un edificio importante en la playa de Zarautz sin tener un duro, vino una crisis grande y no hubiese podido pagar si no llego a meterme en la tele. Por eso estoy muy agradecido a la televisión, porque me ha dado mucho: me ha dado trabajo, me ha pagado los pufos, me ha hecho muy famoso, me ha hecho feliz y a la vez me ha permitido hacer feliz a mucha gente.


P.: Hace años decías que no pensabas jubilarte nunca. ¿Sigues en ese empeño?

K.A.: Si estoy bien, desde luego que pienso seguir. Ahora estoy a punto de rematar un nuevo contrato con Antena 3, y les estoy muy agradecido. Yo he estado en muchísimas teles y en todas me han dado muy buen trato. La tele es entretenimiento, pero yo hago un entretenimiento útil. Yo todos los días intento enseñar a cocinar, a comprar, hablo de los productos de temporada, de qué está a mejor precio; cómo congelar o descongelar, cortar, rellenar, tratar las verduras, limpiar las ensaladas… todo ha sido muy útil. Y siempre os he hablado a quienes me escucháis de la limpieza en la cocina, el orden, el almacén, y eso ha hecho poso. 

Os dejamos con uno de los míticos chistes de Karlos, ¡muchas gracias por todo, estrella!

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