María Amores, pareja de Ion Aramendi, recuerda el parto que casi le cuesta la vida: “Se me reventó el útero”

La vida puede cambiar mucho en tres años. Y si no, que se lo digan a María Amores. En esta fecha tan señalada para su familia, la mujer de Ion Aramendi ha querido compartir con sus seguidores uno de los episodios más duros de su vida: el parto de su tercera hija, Marieta, una experiencia que estuvo a punto de costarle la vida y que, tal y como ha contado, “ha sido uno de los peores momentos” que ha vivido jamás.

A través de una serie de stories en su cuenta de Instagram, María ha explicado cómo acudió al hospital de La Paz de Madrid cumpliendo 40 semanas de embarazo y con 45 años. “Por protocolo me tenía que presentar en La Paz a parir, aunque Marieta no daba señales de querer salir”, ha empezado a relatar. El inicio parecía tranquilo, incluso familiar, teniendo en cuenta que ya había dado a luz a Ion y Lucas, de 12 y 7 años. “Pensaba que iba a ser un paseo, que el tercer parto era chupado… ingenua de mí”, ha admitido.

Sin embargo, pronto la situación se complicó. “He estado mucho tiempo empujando y Marieta venía mirando para arriba y parecía grande y se encajaba”, ha contado. El quirófano se llenó de médicos, la tensión aumentó y acabaron por intervenir con cesárea. “Oigo: ‘Aquí está Marieta, sí que es grande. Madre mía, menudo lechoncito’”. Pero la alegría duró apenas unos segundos: “Me la enseñan y, de repente, locura, ruidos, nerviosismo, echan al padre de quirófano y mucho frío, miedo y me voy a negro”.

Cuando despertó, se encontró sola, desorientada y sin su bebé ni Ion Aramendi. “Me explican que estoy en observación. Que se me reventó el útero. Me han metido un globo dentro. Que no me puedo mover. Que he perdido mucha sangre y que la niña está con su padre. No tengo móvil, no puedo beber agua. Lloro”. Llanto que persistió hasta que, gracias a una señora de la limpieza, las enfermeras dejaron que Ion le llevara a Marieta. “Yo no me creía que estuviera bien. Quería verla, estar con ella, olerla y que no nos separaran jamás”.

Los días siguientes tampoco fueron fáciles, pero María Amores ha querido destacar el papel fundamental de Ion Aramendi. “Su padre se encargó de ella solito desde el minuto uno sin saber muy bien cómo iba a ir la cosa conmigo. Fue brutal. Estuvimos varios días allí, porque yo no me podía mover y necesitaba transfusiones y él fue madre y madre. Un 10”. Tres años después, y con su familia reunida y sana, María ha querido cerrar su relato con una frase tan honesta como su historia: “Vamos a celebrar el cumpleaños de Marieta y a la madre que la parió, que soy yo”.