Tamara Falcó: su increíble cambio en poco tiempo
Tamara Falcó se muestra más segura que nunca y luce con orgullo su cuerpo. Atrás queda la joven acomplejada que soñó con ser monja
Estos días en Internet se ha vivido un encendido y peculiar debate: ¿Es pecado hacer toples? Y todo a raíz de la foto en la que Tamara Falcó, reconocida católica practicante que incluso pensó ser monja, posa sin la parte de arriba del biquini.
Como pueden comprobar, a la marquesa de Griñón no se le ve absolutamente nada, pero a sus seguidores más devotos les ha parecido impropio, sobre todo porque su inseparable medalla de la Virgen reposa sobre uno de sus pechos, y algunos han llegado a decir que debería ser excomulgada.
"No voy a vivir a base de lechuga"
Por suerte, a Tamara, de 43 años, toda esta polémica la pilla en un momento vital feliz y tranquilo en el que tiene las cosas mucho más claras.
Con su marido, Íñigo Onieva, de 36, la hija de Isabel Preysler proyecta una imagen nueva. Atrás quedaron aquellos estilismos recatados, incluso monjiles, que le echaban años encima, dando paso a unos "looks" más frescos, juveniles y escotados con los que Tamara se atreve a mostrar más anatomía. Para muestra un botón: en veranos anteriores, cuando la marquesa compartía en Instagram fotos en biquini, lo hacía colocándose detrás de una silla o tapando estudiadamente las partes de su anatomía que la hacían sentir más insegura.
Sin embargo, ahora no tiene reparos en lucir palmito y en una reciente entrevista en 'InStyle' ha dicho: "No soy modelo, no salgo siempre bien en las fotos, soy una persona normal con sus épocas mejores y peores, más tristes y más felices. Me gustaría tener el metabolismo de mi madre o de mi hermana, que se comen tartas enteras y no engordan, pero no lo tengo… ¿Qué quieres que le haga? No voy a dejar de comer ni a vivir a base de lechuga. Para mí no es viable".
Ser mamá
Una vez aceptado eso, Tamara vive mucho más relajada, como hemos visto en las imágenes que ha compartido de sus vacaciones en Maldivas –a donde viajó con Íñigo y con su madre– y también en las de los días de relax que ha pasado en Sotogrande (Cádiz) con su hermana Ana Boyer y la familia de ésta.
En esas fotos hemos podido comprobar además lo niñero que es su marido, quien, como ella, está deseando formar su propia familia. De hecho, la pareja se ha sometido este año a un tratamiento de fertilidad que han pausado durante el verano.
La hija de Isabel Preysler se lo ha pasado de fábula en Sotogrande, donde Íñigo y ella han ejercido de entregados tíos con los hijos de Ana Boyer.
Según declaró en la misma entrevista, "tras probar diferentes métodos para quedarme embarazada, he decidido darme un descanso, porque me encuentro saturada. Me estaba afectando (...) La maternidad es una bendición y soy muy niñera, pero puedo sentirme realizada en la vida sin ser madre".