La increíble historia del doctor que ha superado 6 cánceres
Gonzalo Calderón sufrió el primero de sus 6 cánceres con tan sólo 10 años

Ahora Gonzalo Calderón realiza la residencia como médico de familia.
Tremendamente optimista y bondadoso. Así es Gonzalo Calderón. Podría no serlo, ya que ha padecido seis cánceres, con sus consiguientes tratamientos, riesgos y sufrimiento. A pesar de ello, este médico burgalés de 33 años sonríe a la vida y se toma todo con filosofía y buen humor.
Él mismo se define en su perfil de Instagram (@gonzalocalderonmartinez) como médico novato y paciente experto. Un lema muy acertado, ya que, a los 10 años, tuvo que enfrentarse a un linfoma no Hodgkin, ha sufrido varias metástasis y se ha sometido a operaciones a vida o muerte. Él mismo nos lo cuenta, con la voz algo afectada, ya que tiene anginas cuando nos atiende por teléfono. "No importa, si me comprometo, lo hago", responde cuando le planteamos posponer la entrevista. Otro gesto más, que dice mucho de él.
Gonzalo Calderón: "Nunca viví con miedo"

Gonzalo, convaleciente de uno de sus cánceres.
PRONTO: Repasemos tu historial clínico. ¿Cómo viviste, con 10 años, tu primer cáncer?
GONZALO CALDERÓN: No me enteré mucho, la verdad. Yo no sabía muy bien qué estaba pasando, era como un catarro muy fuerte. Me ingresaron en Vall d'Hebron y aproveché para jugar a la consola y disfrutar de las visitas. Nunca viví con miedo ni con conciencia lo que me estaba pasando. No me enteré.
P.: Tu hermano Alejandro te donó médula. ¿Cómo es tu relación con él?
G.C.: Somos tres hermanos y Alejandro, el mediano, también es mi mejor amigo. Al final, yo estuve cinco años sin ir al colegio de forma normal, desde quinto de Primaria hasta primero de Bachillerato. Cuando volví, me di un golpe de realidad terrible, y me sentí bastante marginado. Estaba fuera de onda y en un mundo diferente al de mis compañeros. Alejandro, dos años menor que yo, me salvó la vida al integrarme a su grupo de amigos, que ahora también es el mío.
P.: ¿Cuándo decidiste que querías ser médico?
G.C.: A los 17 o 18 años. En ese momento, no sabía qué quería hacer con mi vida, y mi madre me animó a estudiar Medicina, agradecida por cómo se habían portado conmigo. Además, me gusta mucho ayudar a la gente.

Ejercitándose con su hermano.
P.: Tu segundo gran susto vino en 2017.
G.C.: Sí, un leiomiosarcoma peritoneal. Me diagnosticaron el primer mesotelioma peritoneal, un tumor maligno, grave y muy raro. Lo peor de ese segundo cáncer fue lo que tardé en recibir el diagnóstico, que me llevó a estar ingresado un mes en el hospital, con dos biopsias y otras pruebas clínicas. Me operaron y todo salió bien. Acabé la carrera, empecé con el MIR y llegó la pandemia. Durante el confinamiento aproveché para escribir un libro.
P.: ¿Contando tu historia?
G.C.: Bueno, tiene bastante que ver. Trata de una religión que me inventé estando ingresado, para escépticos como yo. Se llama "Sencoísmo", y está disponible gratis en Internet. Siguiendo con mi historial clínico, años después reapareció el mesotelioma, en un lugar más complicado, y con un pronóstico aún más grave. Superado este, he tenido tres tumores malignos de la piel.
"Mi entorno me salvó la vida"

P.: Lo cuentas con calma y quitándole hierro, aunque también habrás pasado momentos muy duros. ¿A qué te aferras en esa situación?
G.C.: Sobre todo, a mi gente. Ahora doy charlas en institutos sobre gestión de la adversidad. Las dos herramientas de las que hablo son el pensamiento positivo y la red social. Sobre la primera, no me refiero a que si piensas cosas buenas, atraes cosas buenas, porque no lo creo, sino que las cosas que nos pasan, aunque a veces sean duras, siempre tienen algo que va a beneficiarnos. Y lo segundo, las personas que nos rodean. Cuando tienes un problema, es esencial contar con gente que pueda salvarte la vida, como me ocurrió a mí. En el segundo cáncer, vinieron a verme a Madrid más de 60 amigos de toda España, con una pancarta, sólo para darme un abrazo antes de someterme a una operación muy arriesgada.
P.: Has publicado la guía de superviviente oncológico. ¿Qué destacarías de ella?
G.C.: La escribí entre el quinto y el sexto cáncer. Creo que no había nada parecido hasta entonces. En ella (www.laguiadelsupervivienteoncologico.es) doy consejos prácticos e intento facilitar la vida a quienes han sufrido un cáncer. Para mí, es necesario pedir ayuda.

P.: Imagino que sigues teniendo cosas pendientes por hacer.
G.C.: No me arrepiento de haber dejado de hacer algo. Nadie puede hacer todo lo que desea. Honestamente, me gustaría cambiar el mundo a mejor. Al final, no tengo metas, y eso es parte de lo que me hace feliz.
P.: Se nota que lo eres. ¿De dónde sacas ese optimismo y vitalidad?
G.C.: Es algo que he ido trabajando con los años. Creo que lo mejor que podemos hacer es ser altruistas, porque es lo que da más felicidad. Al final, si yo soy bueno y trato bien a los demás, cuando esté mal, toda esa gente estará ahí y, a su vez, será buena con quienes les rodean. Siendo así, me va mejor la vida y las cosas me salen bien.
Le apasionan la lectura, la escalada y el origami

Antes de una operación complicada, más de 60 amigos lo animaron con una pancarta.
P.: Además de disfrutar de tus amigos, ¿qué otras aficiones tienes?
G.C.: Tengo una red social muy amplia. Cuando celebro mi cumpleaños, suelen venir más de 100 personas. También soy un lector empedernido, leo dos o tres libros a la semana, hago origami, que es algo curioso, y me gusta la música y la escalada, actividad a la que estoy bastante viciado. Siempre hago planes a corto plazo. Nunca he podido planificar más allá. Al final, aprendes a convivir con una incertidumbre vital.
P.: Actualmente, ¿cuál es tu situación médica?
G.C.: En principio, el último cáncer ha remitido, estoy totalmente limpio y hago vida normal. Aún estoy haciendo la residencia de la especialidad de Familia. Al final, los cuatro últimos años de mi vida he estado de baja.