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Raquel Sastre, la humorista que afronta el autismo de su hija con una sonrisa

Acaba de publicar un libro en el que reivindica la importancia de las terapias de atención temprana universales y de calidad

En "Risas al punto de sal" Raquel reivindica la importancia de las terapias de atención temprana universales y de calidad.

J.C

Hacer chistes sobre la enfermedad de su hija no sólo hace su vida más divertida, sino soportable. Humorista, monologuista y guionista, la murciana Raquel Sastre se enteró de que su hija pequeña, Emma, padecía un síndrome raro y terrible, el Phelan McDermid, cuando ésta tenía diecinueve meses, y la noticia les llegó justo antes de entrar a la función de Navidad del colegio de su hija mediana.

Tras descomponerse, sentir cómo su mundo se rompía en dos y llorar, Raquel agarró la mano de su marido, un reputado pediatra llamado José Ramón Fernández, y soltó: “Joserra, míralo por el lado bueno. Si no va a hablar, no va a ser muy lista y encima es guapa, la casaremos pronto”. Y entraron a la función a reírse, una terapia que les ha ayudado a sobrellevar los problemas. Y es que convivir con Emma no es fácil. El autismo que ha desarrollado la convierte, a sus 5 años, en una niña con alta propensión a las rabietas y baja tolerancia a la frustración.

La pequeña Emma, a pesar de su patología, va a un colegio normal y tiene conversaciones fluidas, todo gracias a la terapia.

Uno de cada diez niños nacidos en España necesita atención temprana

Ahora Raquel cuenta su experiencia en el libro “Risas al punto de sal” (Planeta), donde narra las dificultades de convivir con una niña que tiene un alto grado de autismo. Asimismo, reivindica lo importante que son las terapias de atención temprana, tanto para niños que tengan un Trastorno del Espectro Autista (TEA), como un Síndrome de Down u otras patologías, “porque uno de cada diez niños nacidos en España necesita atención temprana”, destaca Raquel.

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