EXCLUSIVA Beatriz Trapote recuerda sus inicios con Víctor Janeiro: "Me tiraba los trastos de una manera brutal"
En esta ENTREVISTA EXCLUSIVA con PRONTO.ES, Beatriz Trapote recuerda con emoción su primer encuentro con Víctor Janeiro y reflexiona sobre cómo ha cambiado su vida desde que entró en el clan Janeiro
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por: @elsofarojo.es (Instagram).
Hay amores que parecen escritos por el destino, y el suyo es, sin duda, uno de ellos. En esta ENTREVISTA EXCLUSIVA para PRONTO.ES, Beatriz Trapote revela emocionada cómo una sencilla entrevista periodística cambió su vida para siempre, convirtiéndose en el inicio de una inolvidable historia de amor junto a Víctor Janeiro.
Desde aquella mágica noche bajo las estrellas de Córdoba, hasta su decisión de dejarlo todo atrás para adaptarse al mediático universo del clan Janeiro, Beatriz Trapote abre su corazón para compartir los secretos mejor guardados de su relación: una aventura llena de pasión, sacrificios y sueños cumplidos que dura ya casi dos décadas.
El primer encuentro con Víctor Janeiro: un flechazo inesperado
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por: @elsofarojo.es (Instagram).
PRONTO.: En 2007, conociste a Víctor Janeiro durante una entrevista. ¿Cómo recuerdas ese primer encuentro?
BEATRIZ TRAPOTE: Pues ese momento… Imagínate. Yo estaba en la redacción y me mandaron a hacer una entrevista a un famoso. Y yo pensaba: “¿A qué famoso?”, porque no había presupuesto… ¡Qué te voy a contar! No había dinero para pagar una entrevista. Yo no tenía mucha idea del mundo del corazón, la verdad. Pero mi amiga Mariví Serrano me ayudó.
Busqué en Google “hermano de Jesulín” y me salió él: Víctor Janeiro. Vi una foto, con ese piquito y tan moreno, muy joven… Y me dio la sensación de que tenía cara de buena persona. Así que dije: “Venga, voy a llamarlo”.
B.T.: Le llamé y… todo mi gozo en un pozo. Me dijo: “Si no hay dinero, no hago nada”. Y yo le dije: “¡Hombre, por Dios, no me digas eso!”. Pero bueno, una cosa llevó a la otra, le fui dando vueltas… y al final conseguí convencerle. No sé cómo ni por qué conseguí convencerle. Él no me conocía y yo tampoco le conocía más que por algunas imágenes que había visto en Internet.
Estamos hablando del año 2007, o sea, no había redes sociales ni este despliegue informativo que hay hoy en día. Y claro, cuando nos conocimos fue como... Él siempre cuenta que fue un flechazo, como diciendo: “¡Guau!”. Fue como poner cara a esa voz con la que tanto había hablado por teléfono.
P.: ¿Qué fue lo que más te cautivó de Víctor Janeiro?
¿Qué me cautivó de él? Pues esas miradas, esa risa… Yo era la típica madrileña que había tenido sus relaciones dentro de Madrid. Nunca había estado con un gaditano. Y es verdad que esa chispa gaditana me llamó muchísimo la atención: su forma de hablar, su forma de llevar la conversación siempre a un terreno positivo, alegre... Creo que ese ambiente gaditano tiene algo especial, y ahí surgió nuestra chispa.
Una noche mágica bajo las estrellas de Córdoba
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por Beatriz Trapote.
B.T.: Recuerdo que ese día que hicimos el reportaje… ¡Me hizo perder el AVE! Quedamos en Córdoba. Yo le dije: “No voy a dormir, no quiero dormir, no voy a ir al hotel”. Nos quedamos toda la noche en el coche viendo las estrellas de Córdoba. Nunca lo olvidaré. Fue un momento muy juvenil, muy de veinteañeros. Dos pipiolos recorriendo las calles de Córdoba. Yo estaba agotada, pero tenía muy claro que no quería irme al hotel.
Y eso fue lo que le cautivó, ¿no? Una chica diferente, que quería empezar algo bonito desde el principio. Nada de “aquí te pillo, aquí te mato”. Todo fue muy romántico: mirando las estrellas, contando nuestros sueños, nuestros deseos de futuro…
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por: @elsofarojo.es (Instagram).
B.T.: Él acababa de salir de una relación larga, de seis años, y estaba algo tocado. Y yo también había tenido parejas, pero no encontraba a ese hombre que me llenara. Siempre era: “Lo primero es mi trabajo, lo primero es mi vida…” Y de repente conozco a Víctor y parece que lo dejo todo por amor. Dejé mi trabajo, mi vida, mi piso —¡que acababa de comprarme un piso en Leganés!—. Lo dejé todo para irme a Andalucía con él.
Pensé: “Si sale bien, genial. Y si sale mal, cuanto antes mejor.” Me fui a vivir al bosque, un pueblo con 1.800 habitantes. ¡Yo, que venía de una vida con centros comerciales, semáforos, ajetreo! Con 26 años… imagínate. Pero ahora echo la vista atrás, después de 18 años, y digo: mereció la pena. Las cosas por amor…
B.T.: Muy rápido. Conocí a Víctor en junio, y en octubre ya me fui a vivir con él. Cuatro meses. En ese tiempo nos íbamos viendo donde podíamos, porque él toreaba… Pero era una relación algo escondida. Tenía que ir a los sitios y que no me vieran por el tema de la prensa y los medios. Así que le dije: “Esto hay que hacerlo oficial”.
Nunca olvidaré el 15 de octubre de 2007 —el cumpleaños de mi hermano, además—. Ese día salió la noticia: “La nueva novia de Víctor Janeiro”. Fue un impacto muy fuerte para mí porque no se daba una imagen muy buena. Salieron fragmentos del reportaje que grabamos, en el que él me tiraba los trastos, y yo pensaba: “¡Tierra, trágame!”.
La culpa fue mía, porque yo le dije al cámara —que se llamaba Oliver, como mi segundo hijo—: “Tú grábalo todo. Yo voy a intentar sonsacarle y cuando él crea que no le estamos grabando, tú síguelo grabando”. Y claro, él grababa todo, incluso cuando pensábamos que no.
Beatriz Trapote: "¿Qué van a pensar mis padres?"
B.T.: Víctor me tiraba los trastos de una manera brutal. Y claro, yo sin darle importancia, con la ingenuidad de una veinteañera, le decía: “Grábalo todo, tú tranquilo”. Pero todo eso luego fue en mi contra. Lo pasé muy mal. A los 20 años magnificas todo: “¿Qué van a pensar mis padres?”.
Pero una persona muy sabia me dijo: “No te preocupes, tira para adelante. Estás enamorada, disfruta del momento. Dentro de unos años te reirás de esto”. Y qué razón tenía… Hoy, visto en retrospectiva, me río. ¿Quién tiene grabado el coqueteo y flirteo entre sus padres? ¡Pues mis hijos sí! Imagínate.
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por: @elsofarojo.es (Instagram).
P.: ¿Qué sintió tu entorno cuando les contaste que estabas saliendo con Víctor Janeiro?
B.T.: Pues imagínate. No fue un “Mamá, te presento a un chico”… Fue: “Te presento al hermano de Jesulín de Ubrique. Pertenece a la familia Janeiro”. Para mis padres fue un shock. Son personas humildes, de profesiones normales, que no están en el mundo del famoseo. Entonces fue como: “¿Dónde te vas a meter?”. Lo que al principio fue un shock… costó mucho, no sabíamos cómo iba a encajar.
A día de hoy, mi madre y mi suegra —las dos se llaman Carmen— se llevan divinamente. Se llaman prácticamente todos los días. Mi padre igual: con Carmen, cualquier cosa que se le estropea en el campo, él está dispuesto a ayudar. “Venga, Carmen, yo te ayudo con esto”. Nos hemos ido de vacaciones todos juntos y muy bien.
Humberto, mi suegro, falleció hará cinco años, creo que fue en agosto. Pero siempre hubo una muy buena conexión con él. También con los hermanos de Víctor. Cualquier evento familiar, María José y Jesús siempre me decían: “Oye, Bea, vamos… y por supuesto que tus padres están invitados”. Siempre han sido muy generosos en ese sentido, y eso se agradece muchísimo.
Beatriz Trapote: "He sentido presión por el apellido Janeiro"
Víctor Janeiro y Beatriz Trapote. /Imagen cedida por Beatriz Trapote.
B.T.: Mis padres nunca se han metido en nada. Mira que les han ofrecido ir a la televisión, sentarse en un plató, les han puesto cheques en blanco para contar su versión… Pero jamás han aceptado. Tienen su trabajo, su vida, y siempre han preferido estar presentes en la familia, pero en un segundo plano. Eso se ha valorado muchísimo. Ya te digo que, para nosotros, mis padres son como parte de la familia Janeiro. Y para ellos, nosotros también formamos parte de su familia, incluso mi hermano que vive en Londres. Ha encajado todo perfectamente.
P.: ¿Alguna vez has sentido la presión del apellido Janeiro?
B.T.: Claro que he sentido presión. Evidentemente todo lo que conlleva tiene su peso. Nunca olvidaré cuando en uno de los programas, yo insistía en que soy periodista, que estudié para eso, y Ana Rosa Quintana —que es muy sabia— me dijo: “Mira, Beatriz, a partir de ahora vas a dejar de ser periodista para pasar a un segundo plano y ser la mujer de… y la cuñada de…”. Y añadió: “Ya formas parte del clan del clan Janeiro”.
Esas palabras fueron duras, pero también se las agradezco. Porque es verdad. Hoy en día me llaman no por ser periodista, sino por ser quien soy dentro de esa familia. Y claro, fueron años de carrera, de universidad… y de repente parece que todo eso se queda en un segundo plano por pertenecer al clan.
B.T.: Pero he ido luchando para que se reconozca mi profesión. No reniego de ser la cuñada de Jesulín, al contrario: lo llevo muy bien. Pero también tengo mi nombre, mi apellido y mi carrera. Y poco a poco, gracias a mis redes sociales, a mi Instagram, la gente me conoce por Beatriz Trapote. Me paran por la calle por eso, y eso me enorgullece: con paciencia y sin tomármelo mal.
Hay comentarios desafortunados, claro. Algunos dicen: “¿Qué dirá la cuñada de Jesulín de Ubrique?” Y yo, con educación, contesto: “Sí, soy su cuñada, pero también soy periodista”. En mi perfil intento ayudar a mucha gente. Soy abanderada del mundo de la reproducción, trato temas de necesidades especiales en niños, hablo del Día Mundial del Síndrome de Down, del Espectro Autista, de enfermedades raras…
Mi perfil es una plataforma de trabajo, sí, pero también muy humanitaria y solidaria. Intento que la gente vea eso y quitarme la etiqueta: que no soy solo “la cuñada de…”, sino que la gente también me conozca por este tipo de cosas, que ayudo y colaboro para que la sociedad sea un poquito mejor cada día.
B.T.: El otro día, por ejemplo, era el Día de la Mujer Trabajadora, el 8 de marzo, y en un colegio pidieron hacer una carta de mujeres que inspiran. Pues una niña de 10 años puso Beatriz Trapote y la publicó en Instagram. Qué llorera… ¡Lloré de la emoción! Fue precioso. Pensé: “¿Cómo una niña de 10 años puede verme como una mujer inspiradora para ella?”.
Eso me llena muchísimo. Es un orgullo. Por eso te digo que esos pequeños gestos, esos detalles, hacen que valga la pena. Que te sientas útil, que sigas dando tu tiempo a quien lo necesita. Porque no todo en la vida es dinero.