Así era la decoración navideña en los 70: todo brillaba, sonaba y parpadeaba
Así brillaban las casas españolas en los años 70: espumillón por todas partes, luces parpadeantes y adornos imposibles que llenaban cada rincón de color y fantasía
En la posguerra, las casas se decoraban por Navidad con lo que había: normalmente con elementos naturales o adornos sencillos, aunque algunos privilegiados ponían algodón simulando nieve y figuritas de "mírame y no me toques".
Pero entonces, el espumillón entró en nuestras vidas y con él una explosión de color, brillo y fantasía que nos arrastró a una vorágine decorativa.
La locura de la decoración de Navidad
De repente, en los 70, todo tenía que relucir, sonar y parpadear; cualquier rincón de la casa era susceptible de ser adornado con el consabido espumillón, con bolas, campanitas o muérdago de plástico.
Los salones se llenaron de adornos de purpurina, cegadoras luces, ríos de papel de plata y figuritas de plástico que, a menudo, no tenían los ojos bien pintados y parecían bizcas.
Actualmente, está de moda la decoración navideña sencilla, natural y elegante, pero, no nos engañemos, nos siguen volviendo locos las luces LED, las bolas resplandecientes y los papanoeles que bailan, escalan por una cuerda o tocan la batería al ritmo de un ensordecedor "Jingle Bells".