Síndrome de Asperger: señales de alerta para detectarlo

Este trastorno afecta principalmente a la comunicación y las relaciones sociales, por lo que la persona que lo sufre únicamente comprende el significado literal de las palabras, tiene dificultades para expresar sus emociones, no es capaz de improvisar...

Todo esto podría llevar a pensar que se trata de un rasgo de su personalidad, pero no. Es un trastorno del neurodesarrollo, según la Confederación Autismo España, con el que la persona nace: su cerebro funciona de manera distinta en algunos ámbitos.

El diagnóstico suele llegar a los 3 o 4 años, ya que al inicio de la etapa escolar es cuando el niño empieza a socializar más, pero, cuando el síndrome es leve, puede pasar desapercibido y no detectarse hasta la adolescencia o incluso la edad adulta (la persona que lo sufre puede simplemente considerarse introvertida o "rara").

La importancia del diagnóstico

En las últimas décadas, se ha ido conociendo mejor este trastorno: se incluye dentro del espectro autista (TEA), ya que se considera el grado más leve, pero a diferencia de éste, el niño con síndrome de Asperger suele poseer un lenguaje fluido y el nivel cognitivo es normal.

También se ha comprobado que los perfiles son mucho más variados de lo que se creía. A falta de datos oficiales, la Confederación Asperger España estima que hay entre uno y cinco casos de Asperger por cada 1.000 nacimientos. El diagnóstico precoz es muy importante porque si se detecta en la infancia se facilita la socialización y los procesos de aprendizaje, con lo que su calidad de vida puede mejorar mucho.

Presta atención a estas características

No es fácil de identificar, ya que cada niño es distinto y, por tanto, puede mostrar síntomas diferentes. Además, no hay ninguna exploración o prueba de laboratorio que sea concluyente para el diagnóstico. Estos pueden ser algunos signos.

1. Lenguaje

Suelen poseer un lenguaje muy correcto y lo utilizan de forma muy formal, lo que puede parecer pedante, y en ocasiones pueden usar <. No son capaces de entender las metáforas, las bromas o los sarcasmos, ya que tienden a hacer interpretaciones exactas de las palabras, sin segundas lecturas.

2. Interacción social

Les interesa relacionarse, pero a menudo tienen dificultades tanto con los amigos como con la pareja, ya que les cuesta comprender determinadas reglas sociales no escritas y eso les llevaría a comportarse de forma considerada inadecuada: puede que se acerquen demasiado a la persona con la que hablan, no la miren a los ojos, parezcan tímidos en exceso... Las situaciones en las que deben interactuar con varias personas suponen aún más dificultades.

3. Emociones

Les cuesta expresar cómo se sienten y, aunque no carecen de empatía, les resulta complejo darse cuenta de cuáles son los sentimientos y emociones de otras personas.

4. Rigidez

Prefieren las actividades que repitan patrones y por eso les cuestan los juegos de imaginación.

5. Rutinas

Seguir pautas concretas les proporciona seguridad, pero también les limita. Llevan mal los cambios y los imprevistos.

6. Intereses muy concretos

Dedican mucho tiempo a sus temas predilectos; incluso se convierten en especialistas.

7. Sensibilidad

Pueden ser más sensibles a algunos estímulos sensoriales: las luces fuertes, los lugares ruidosos, determinados olores o sienten la necesidad de tocarlo todo.

8. Lectura

Algunos niños leen con fluidez, pero sin entender el significado. Esta capacidad se conoce como hiperlexia.

Cómo abordar el síndrome de asperger

Una vez se ha confirmado el diagnóstico, hay que tratar de comprender al niño y que sus comportamientos no son intencionados o fruto de un capricho. Las asociaciones denuncian que muchos Asperger llegan a ser acosados en el ámbito escolar y laboral.

En positivo

Hay que evitar las frases negativas, fijarse en las cosas buenas y alabarlas y no prestar demasiada atención a lo que pueden haber hecho mal, sobre todo en temas sin importancia.

Anticipar

Es necesario avisar al niño/a por adelantado de lo que va a pasar. Si hay cambios, hay que prepararles y, por ejemplo, darles pautas de cómo deben actuar.

Dar instrucciones claras

Demasiadas órdenes y explicaciones favorecen su frustración y confusión, así que es mejor ser claro, dar sólo una indicación cada vez e ir paso a paso.

Acudir al psicólogo

Ayudará a identificar emociones propias y ajenas, a gestionarlas o mejorar las habilidades sociales. Además, servirá para aliviar problemas como la ansiedad, a lidiar con la sensación de sentirse diferente o raro, y mejorar la autoestima. Si hay pareja, ya en la adolescencia o la edad adulta, puede ser de utilidad trabajar aspectos como la comunicación con ella y con los hijos.

Signos que dan pistas en la edad adulta

No es que el síndrome aparezca de pronto: esa persona ha tenido durante toda su vida Asperger, pero no había sido diagnosticada.

En la edad adulta los problemas y síntomas pueden reducirse en gran medida en algunos aspectos mientras que otros se modifican o incluso se añaden.

Lenguaje

La literalidad en el lenguaje y la comprensión es un rasgo común en niños y adultos. No entienden los juegos de palabras, el doble sentido, la ironía...

Conductas rígidas

Poca flexibilidad en sus rutinas y actividades, que con la edad puede alcanzar niveles obsesivos y absorber gran parte del tiempo de la persona.

Dificultades laborales

Les cuesta tomar decisiones y trabajar en equipo.

Falta de empatía

No por egoísmo en sí, sino por el hecho de no poder comprender las necesidades del otro (hay que recordar que uno de los síntomas más claros es la dificultad para reconocer sentimientos ajenos y también para expresar los propios), lo que puede dificultar las relaciones de pareja.

Baja autoestima

Se consideran a sí mismos peculiares y raros, por lo que pueden tender a aislarse y también infravalorarse, sufrir ansiedad y, en algunos casos, incluso depresión.

Incapacidad de planificar

Les cuesta programar y organizar su día a día y su futuro en parte por su escasa capacidad de adaptación y sus problemas para tomar decisiones.