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Antonio el Bailarín, gran figura de la danza española

Repasamos la vida de Antonio el Bailarín, gran figura de la danza española

ANTONIO EL BAILARIN
Saray Cruz

Antonio Ruiz Soler nació el 4 de noviembre de 1921 en Sevilla. Era el sexto hijo de una familia humilde, con un padre alcohólico llamado Paco Ruiz.

Desde temprana edad, Antonio mostró habilidades para el baile flamenco y, a los 4 años, bailaba en las calles al son del acordeón de un artista callejero llamado Juan, quien veía que el arte del niño generaba donaciones.

Su madre, Lola Soler, jugó un papel crucial en el futuro de su hijo. Al enfrentarse a su marido por su burla hacia Antonio, quien recibía el apodo de "Antonio el Bailarín", ella no dudó en trabajar como limpiadora para pagarle estudios de baile flamenco en la prestigiosa academia del maestro Realito y de danza clásica con Ángel Pericet.

Bailaor profesional con sólo 7 años

ANTONIO EL BAILARIN peque

Antonio Ruiz Soler nació el 4 de noviembre de 1921 en Sevilla. Destacó como un niño prodigio y con 16 años, él y su pareja de baile, Florencia Pérez Padilla, conocida como Rosario, se exiliaron al sur de Francia debido a la Guerra Civil española. La pareja actuaba para recaudar fondos para los hospitales de campaña cuando fueron contratados por un empresario para una gira por América que duraría 12 años.

Empezaron en Argentina con Carmen Amaya y durante los últimos 7 años actuaron en el prestigioso Waldorf Astoria y Carnegie Hall de Nueva York como Rosario y Antonio. Su talento llamó la atención de Hollywood y fueron contratados por Warner para películas con Bette Davis, Judy Garland y Tyrone Powell.

Antonio incorporó a sus montajes la espectacularidad norteamericana y algunos movimientos y pasos, incluido el claqué, que combinaban bien con el flamenco. Aunque nunca se casó, tuvo una lista interminable de amores, tanto masculinos como femeninos, durante su gira en América.

Durante doce años, Antonio y Rosario, antes conocidos como Los Chavalillos Sevillanos, actuaron en América después de ser contratados por un empresario. Empezaron en Argentina con Carmen Amaya y terminaron su gira en prestigiosos lugares como el Waldorf Astoria y Carnegie Hall de Nueva York. Su talento llamó la atención de Hollywood y la Warner los contrató para actuar en películas junto a estrellas como Bette Davis, Judy Garland y Tyrone Powell.

Antonio aprendió de las actuaciones de estrellas en Broadway y añadió la espectacularidad norteamericana a sus montajes, incluyendo movimientos y pasos de claqué.

Aunque nunca se casó, Antonio tuvo una interminable lista de amores, tanto masculinos como femeninos, durante su gira en América. Se le relacionó con millonarios colombianos, bailarinas venezolanas y caballeros acomodados brasileños.

ANTONIO EL BAILARIN duquesa alba

Un príncipe indio, un compositor y una actriz

Ya en Nueva York en 1940, Abbinash Darhu, un príncipe indio, se rindió a sus pies y le colmó de regalos. Saltaron rumores sobre su relación con el compositor Leonard Bernstein y pasó varias noches locas con la actriz y cantante Ella Logan.

En 1949, con 28 años, regresó a España. Al principio, Antonio y Rosario eran desconocidos, pero pronto triunfaron en toda Europa como referentes de la danza española en el mundo, coreografiando las músicas de Soler, Falla, Sarasate y Albéniz.

Cuando se separaron de Rosario en 1952, formó su propia compañía, el Antonio Ballet Español, y su leyenda de galán continuó creciendo con conquistas en Europa.

Desde duques a marquesas, incluida Carmen Díez de Rivera, a quien propuso matrimonio, aunque años antes había salido con su madre, la marquesa de Llano. Al menos eso es lo que Antonio explicaba a sus allegados, ya que la prensa callaba su bisexualidad imposible de aceptar en aquellos tiempos. Él jugaba con esta ambigüedad, reconociendo que le gustaban tanto los hombres como las señoras.

Escribió sobre cómo se sintió halagado por el duque de Windsor, pero también se jactaba de su amistad con Ava Gardner y sus aventuras amorosas con Vivian Leigh. Se jactaba de sus relaciones con damas de la alta sociedad, insinuando que a veces iban más allá, como en el caso de Natalia Figueroa, hija del conde de Romanones, o con Marisol, con quien participó en algunas películas. Marisol se enfadó con él cuando la prensa publicó los rumores de un romance.

Dos meses de cárcel por blasfemar en público

ANTONIO EL BAILARIN lola flores

Algunas relaciones le costaron más de un disgusto. También aseguró haber tenido una relación íntima con Cayetana, la duquesa de Alba, insinuando que era el padre de uno de sus hijos, Fernando. La duquesa dejó de hablarle desde entonces y pleiteó contra quien diera eco a aquellas declaraciones. Eso sí, la duquesa dejó escrito en sus memorias que, "si no hubiera sido porque era de la otra acera como decíamos entonces, Antonio podría haber sido un amor en mi vida".

Entre sus últimas conquistas estuvo la actriz Linda Christian, la madre de Romina Power, hasta que se hartó de ella por el sangrado a su cuenta corriente que le provocaba las fiestas y caprichos de la actriz.

El mundo le reconocía como un excepcional bailarín y admiraba sus espectaculares coreografías, que revolucionaron la danza española. Carismático, perfeccionista y creativo, era un genio con mucho temperamento y muy exigente con los bailarines y él mismo.

Ni el exceso de gintonics le hacía perder ritmo en ensayos y funciones. Pero no sabía callarse. En 1972, TVE le contrató para interpretar "El sombrero de tres picos" y uno de los días de rodaje le fallaron dos bailarinas. "Me cago en los muertos de Cristo", exclamó. Feo, sin duda, pero en aquella época franquista, mentar el nombre de Dios en vano no sólo era pecado, sino delito.

Lo escuchó un policía municipal, que lo denunció ante el juez y lo condenaron por blasfemia, con el agravante de escándalo público. Le cayó una sanción de 10.000 pesetas y dos meses de cárcel, que tuvo que cumplir, ya que tenía antecedentes por haber agredido a un empleado de la perrera donde habían recogido a su mascota cuando ésta se perdió.

ANTONIO EL BAILARIN baile

Estaba convencido de que no entraría en la cárcel, pero en 1974 ingresó en la prisión de Arcos de la Frontera. Tenía 53 años y, aunque sus amistades aristocráticas se encargaron de que no le faltara de nada, incluso caviar y fresas con nata, describió su paso por "la mazmorra" como un tormento. "Lloré como un niño", confesó. Finalmente, sus amigas de la alta sociedad consiguieron que Franco le indultara.

Un ictus le dejó en silla de ruedas

Tras 50 años bailando, en 1978 decidió abandonar los escenarios, aunque en 1981 fue nombrado director del Ballet Nacional de España debido a sus méritos. Estuvo en ese cargo hasta 1983, cuando fue despedido por Jesús Aguirre, el segundo esposo de la duquesa de Alba, que se hizo cargo de la Dirección General de Música y Danza. Oficialmente, fue despedido "por indisciplina", pero siempre se ha dicho que fue por celos.

En una ironía de la vida, Antonio pasó sus últimos años confinado a una silla de ruedas debido a un ictus, sin poder caminar ni mover los brazos. Falleció en su finca San Miguel en La Florida (Madrid) a causa de una trombosis el 5 de febrero de 1996, a los 74 años de edad.

Antonio creía, con razón, que lo habían dejado caer en el olvido sin el reconocimiento que merecía.

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