Juan Carlos explica con más detalles los desencuentros con su hijo Felipe de los que culpa a Letizia
En sus memorias, el rey emérito describe emocionado momentos con sus nietas, pero también señala a Letizia como origen de una ruptura familiar
Las memorias de Juan Carlos I continúan revelando episodios cargados de emoción, reproches y dolor. El rey emérito recuerda con ternura las pocas llamadas de su hijo, don Felipe VI, y cómo una de ellas, antes del verano de 2021, le permitió hablar con su nieta Leonor, orgullosa de contarle sus buenas notas y su marcha a Gales. Aquel gesto, asegura, le reconfortó profundamente.
Ese momento de cercanía familiar contrasta con el distanciamiento que el rey emérito atribuye a la entrada de Letizia en la familia. “Su nueva vida familiar lo apartó de sus amigos, de sus padres e incluso de sus hermanas”, escribe, asegurando que él nunca quiso interferir y que incluso insistió en que su despacho estaba “siempre abierto”, aunque la entonces princesa nunca acudió.
La frialdad en Zarzuela durante su primer regreso a España
Juan Carlos y Letizia.
El monarca relata con detalle la primera visita a Zarzuela tras instalarse en Abu Dabi. Regresaba después de las regatas de Sanxenxo y esperaba un reencuentro cálido. Sin embargo, asegura que el personal de la Casa Real no pudo ni saludarlo: “Me decepcionó no volver a ver sus sonrisas cálidas”.
El encuentro con Felipe tampoco fue fácil. El rey emérito recuerda que su hijo, “con un tono frío”, le transmitió que el Gobierno no quería que regresara a España en junio para los campeonatos de vela. Una frase que despertó en él una pregunta dolorosa: “¿Dónde habían quedado su ternura, su compasión?”.
Incluso la comida familiar previa le dejó un sabor amargo. Explica que apenas vio a la reina Sofía, que no respondió a su propuesta de celebrar juntos su 70º aniversario. Y, rodeado de algunos familiares —Elena, sus hijos Victoria y Froilán, Irene de Grecia, Letizia y la infanta Sofía—, se sintió un simple invitado: “Solo una comida sencilla para el invitado en que me había convertido”.
Comparaciones dolorosas y reproches sin nombrar
Rey Juan Carlos I y la reina Sofía.
Otro episodio clave para el emérito fue el funeral del rey Constantino de Grecia. Allí, aunque estaban presentes todos sus hijos y nietos, faltaron Leonor y Sofía, a quienes justifica por sus estudios. Pero introduce una comparación cargada de intención: la joven Irene, hija menor de Cristina, viajó sola desde Ginebra, haciendo escala para poder asistir. “Me conmovió profundamente”, escribe.
A pesar de asegurar que el ambiente familiar fue cálido, admite que no tuvo ocasión de hablar a solas ni con su hijo ni con su esposa. Un vacío que, según él, refleja la distancia instalada entre ellos.
En otro de los fragmentos más duros, describe el momento en que aceptó firmar la carta que lo alejaba definitivamente de Zarzuela. “¿Mi hijo desea que firme esta carta tal cual? Entonces firmo”, recuerda con frialdad. Fue, asegura, el instante en que comprendió que renunciaba a dormir en su propia casa.
A lo largo de las páginas de "Reconciliación", Juan Carlos I se muestra como un padre que se siente desplazado por su heredero. Entre la nostalgia y el reproche, va perfilando la imagen de una familia dividida y marcada por heridas que, según él, empezaron con Letizia y se consolidaron con el paso del tiempo.