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Juan Urdangarin vuelve de Londres para pasar sus vacaciones con sus padres

El hijo mayor de la Infanta Cristina opta por unas vacaciones discretas con sus padres, que evitan coincidir para preservar la armonía familiar

Juan Urdangarin con su madre, la infanta Cristina.

Juan Urdangarin, de 25 años, lleva una vida alejada del foco mediático desde Londres, donde trabaja bajo la batuta de Alejandro Agag. En pleno verano, decidió desconectar y apostar por el refugio familiar: Bidart, ese rincón del País Vasco francés que fue escenario de veranos felices para los Urdangarin como familia unida.

Este regreso ha permitido al joven reconectar con sus raíces, caminando por la playa y compartiendo tiempo "de calidad" con sus padres.

Caminos paralelos, sin cruce de miradas

El momento familiar también tiene su quiebro: aunque todas las piezas estuvieron presentes en Bidart, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no llegaron a coincidir. La Semana describe una escena bien organizada: primero disfrutó la residencia uno de los padres, luego la otra.

Juan Urdangarin

Un "rompecabezas" que buscaba que solo el vínculo con su hijo permaneciera único, ajeno a tensiones anteriores. Así, el verano ha transcurrido entre paseos, baños, risas y complicidad… pero sin ese esperado reencuentro conjunto.

Un joven centrado y admirado por su discreción

Lejos de las luces y titulares, Juan sigue construyendo su vida con humildad. Es egresado y joven profesional respetado, admirado por su "corazón enorme" y su lealtad a la familia. Tras su regreso, no faltaron rumores de nuevas ilusiones personales, aunque fuentes cercanas los han desmentido: su prioridad en este verano fue reconectar con su lugar y sus raíces sin estridencias ni novedades sentimentales en el ritmo habitual del silencio que tanto respeta y cultiva.

Juan Urdangarin ha vivido unos días serenos y emotivos en Bidart, mezclando cariño con discreción. Aunque el ambiente familiar ha sido cálido, no hubo ese esperado reencuentro entre sus padres, apuntando a una dinámica cuidadosa y respetuosa del espacio emocional de cada uno.