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Leonor y su abuela Sofía, más que nieta y abuela: su preciosa relación

La Reina Sofía será quien reciba a la Princesa Leonor en Nueva York, mostrando la gran complicidad que existe entre abuela y nieta

Pese a la diferencia de edad, abuela y nieta se entienden a las mil maravillas.

Aunque parezca mentira en una institución como la monarquía, que lleva tantos siglos existiendo y ejerciendo, no existe una escuela para sacarse el grado de rey o reina. Llevar bien puesta la corona no se estudia, se aprende de los que han estado antes en el puesto.

Tomando nota de los estilos de los antecesores se puede llegar a ser alguien competente en el trono, "oficio" al que está destinada la princesa Leonor. Y, en ese sentido y en los tiempos de diversidad que vivimos ¿por qué quedarse con solo un referente cuando se pueden tener dos o más?

La princesa Leonor realizando sus prácticas en la armada a bordo del Juan Sebastian Elcano.

Modelo en su formación para el futuro

En el bautizo de Leonor, evidentemente feliz.

En sus 11 años como reina, doña Letizia lo ha hecho (lo sigue haciendo) muy bien. Nadie puede dudar de que es un excelente modelo para la princesa, pero ésta tiene otro ejemplo que también la está ayudando mucho en su formación para el futuro: el de su abuela Sofía, con la que tiene una cercanía mayor que nunca, aunque ahora lleva meses fuera de la Zarzuela.

Si alguien podía arrancarle una sonrisa era Leonor.

Tanto es así que la Reina emérita será la encargada de recibir a la princesa Leonor cuando, el 9 de junio, llegue a Nueva York y complete allí (con adelanto respecto a sus compañero guardiamarinas, que seguirán periplo a bordo del Elcano) un periodo clave de su formación en la Marina. Desde allí, las dos volverán juntas a Madrid, quizás después de que Sofía se lleve a su nieta a algún concierto de música clásica, afición que comparten.

O puede que hagan un visita relámpago a Washington invitadas por Donald Trump, que, dicen, siente fascinación por la realeza. Si así fuera, la Princesa repetiría el encuentro que tuvo su padre con Ronald Reagan en la Casa Blanca cuando era un joven marino de 19 años, como ella.

Sofía en un amoroso gesto a su nieta cuando era niña.

En cualquier caso, la princesa Leonor aprovechará el tiempo que estén juntas para poner al día de su vida a alguien que siempre ha sabido escucharla, comprenderla y aconsejarla. Con caracteres parecidos (las dos nacieron bajo el signo astrológico de Escorpio), la joven princesa aprecia que su abuela paterna sea una mujer que lleva sangre real en las venas.

Contra el tópico de que es una mujer fría, la imagen que demuestra que es muy besucona.

Una nieta por la que siente predilección

Confidencias durante la pandemia.

Perteneciente al más elitista Gotha europeo, los modales, las maneras, la elegancia y un sentido del deber casi innato de Sofía de Grecia le aportarán a su nieta esa "quintaesencia" que la joven necesitará para ser reina. Porque, además de mostrar empatía y proximidad con la gente, los reyes precisan de un empaque que los haga diferentes al resto de los mortales.

Doña Sofía lleva décadas practicando ese restringido código que solo puede ser adquirido cuando el protocolo se entrena desde la cuna porque se nace para reinar. Ella, además, está deseosa de poder inculcarle todo ese saber a una nieta por la que siente predilección. No porque sea mejor que sus otros siete nietos, a los que quiere con locura y con los que se lleva de maravilla, sino porque Leonor es la heredera.

Leonor ha aprendido de su madre y de su abuela lo importante que es acercarse a la gente.

Y la institución, lo sabe muy bien la Princesa porque lo ha visto siempre en casa, está por delante de todo para doña Sofía. Por mantener la monarquía a flote ha soportado con discreción las infidelidades y desplantes de su marido y ha aceptado pasar a un segundo plano: ser emérita. Mujer del siglo XXI, Leonor no tiene que copiar literalmente ese estilo, pero seguro que se ha quedado con el mensaje: será jefe de Estado y eso conlleva privilegios, pero también resiliencia y sacrificios.

Pasado, presente y futuro de la Casa Real española.

Confidencias entre abuela y nieta

La adoración y admiración que don Felipe siente por su madre se la ha enseñado a su hija, que será reina como ella.

Otra de las virtudes que ha descubierto Leonor en su abuela (seguramente habrá influido en ello su padre, que siente veneración por su madre y últimamente está decidido a que se reconozca el papel institucional, desde la discreción, que ha jugado) es la capacidad de trabajo que, a los 86 años, sigue desplegando.

Una agenda incansable en la que, gracias a su buen talante y mejor salud, se suceden recepciones en el Palacio de la Zarzuela con visitas a entidades, reuniones de las fundaciones que preside o asistencia a galas y eventos de asociaciones y grupos que trabajan en temas sociales, culturales o relacionados con la salud. La semana pasada doña Sofía visitó las sedes del Banco de Alimentos en Guadalajara y Melilla.

Doña Sofía, muy cariñosa con los ancianos de un centro para enfermos de Alzheimer.

Con una relación entre abuela y nieta de confianza y sinceridad, es muy posible que la Reina hable con ella de la preocupación que siente por el estado de su hermana, Irene, con la que mantiene un vínculo fortísimo que se estrechó aún más tras la muerte de su hermano Constantino.

Una conexión entre hermanas que Leonor ha replicado con la infanta Sofía. Y puede ser que las confidencias vayan también en el otro sentido y Leonor le hable de los nuevos amigos que ha hecho en estos meses, de los países que ha visitado, de su experiencia en el mar y de cómo ha vivido la expectación mediática que hubo con sus fotos en bikini. ¡Tanto por compartir!