Ana Obregón: "Me repugna haber sido amiga del pederasta Epstein"
Ana Obregón estalla tras el reportaje de The New York Times sobre Jeffrey Epstein y zanja cualquier vínculo económico con su familia
El tranquilo día a día de Ana Obregón saltó por los aires tras publicarse en The New York Times un reportaje que volvía a poner el foco en su pasado en Nueva York y en su relación de amistad con Jeffrey Epstein.
Aunque la actriz ya había contado en sus memorias que lo conoció cuando tenía 21 años y estudiaba Arte Dramático, el artículo insistía en un supuesto asunto económico relacionado con el padre de la bióloga y varias familias españolas.
En el plató de Y ahora Sonsoles, Ana fue tajante: “No había ninguna relación económica de nada, no tiene nada que ver con mi familia”, aseguró, explicando que ese fue el único lugar donde quiso explayarse sobre el tema.
“Empezamos a vernos cada día para desayunar”
Una de las fotos que se hicieron en los 80 Ana y Jeffrey Epstein.
Ana recordó que, recién llegada a la ciudad, alguien le presentó a Epstein como “el soltero de oro” de Wall Street y que, desde entonces, se hicieron inseparables: “Empezamos una amistad… nos veíamos todos los días para desayunar a las 6.30”, relató, mencionando incluso detalles como el chófer y el Rolls Royce.
Según su versión, nunca hubo una relación sentimental entre ellos porque entonces mantenía una relación con Miguel Bosé, y solo habló de un momento concreto: “Jeffrey intentó un avance… me cogió la mano, pero lo frené”, afirmó, insistiendo en que después siguieron siendo amigos.
Lo que más le duele hoy es el impacto de verse relacionada con un hombre acusado de delitos gravísimos: “Estoy flipando… que te unan a un depravado de esa magnitud es asqueroso… me repugna haber sido su amiga, me hierve la sangre”, confesó visiblemente afectada.
La alegría que llegó tras días de nervios
Tras días de llamadas y nervios, Ana Obregón vivió un momento importante en el acto de la Fundación Aless Lequio, donde se entregó un cheque de 50.000 euros para un proyecto del doctor Josep Roma en el Hospital Vall d’Hebron centrado en frenar la metástasis de un cáncer especialmente agresivo.
Allí, emocionada, compartió la noticia que le devolvió la calma: “Mi mejor regalo de Navidad es saber que el sarcoma que se llevó a mi hijo no es hereditario”, explicó, y hasta Alessandro Lequio intervino por teléfono para dar las gracias en un día en el que Ana quiso que el foco estuviera en lo verdaderamente importante.
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