La dramática vida del "calvo de la Lotería": sin trabajo, perdió a sus padres y a sus sobrinos a la vez
Clive Arrindell, el actor británico que dio vida al mítico “calvo de la Lotería”, atravesó una dura etapa personal antes de morir en 2024
Durante años, Clive Arrindell fue uno de los rostros más icónicos de la televisión española. Su misteriosa figura repartiendo ilusión en los anuncios de la Lotería de Navidad lo convirtió en todo un símbolo de las fiestas. Sin embargo, detrás de aquella sonrisa amable y del brillo navideño se escondía una vida marcada por la soledad, la tragedia y la falta de trabajo.
Nacido en Trinidad y Tobago y formado como actor en Londres, Clive fue una figura respetada en los teatros del West End británico. En su país lo apodaban “The Man in Black de la Lotería Española”, en referencia al personaje que lo hizo famoso. Pero su historia terminó de forma triste y casi anónima: falleció en agosto de 2024, a los 71 años, y su muerte pasó inadvertida durante meses.
Una cadena de pérdidas familiares
A pesar del éxito que alcanzó gracias a los anuncios de la Lotería, su vida personal estuvo llena de duros golpes. Clive sufrió la pérdida de sus padres, ambos nonagenarios, a los que estaba muy unido. Pero lo peor llegó poco después, cuando murieron sus dos sobrinos de 30 años, una tragedia que lo hundió emocionalmente.
“Mis padres murieron con más de 90 años, pero las tragedias de mis sobrinos han sido terribles”, confesó en una de sus últimas entrevistas. Aquel doble golpe familiar marcó un antes y un después en su vida.
Sin amor ni trabajo: su etapa más oscura
En lo sentimental, el actor británico se definía como “una persona tóxica”. “He tenido muchas novias y no me duran. De más joven las tenía porque me gustaba mucho el sexo, con la edad eso ha ido amainando y ahora casi me alegro de no haber tenido hijos ni una familia directa”, reconoció con total sinceridad en La Otra Crónica.
A las pérdidas personales se sumó la falta de oportunidades laborales. “Llevo muy mala racha. Con todo ello, tampoco me sale trabajo. No estoy en mi mejor momento, aunque tengo buena salud”, decía con resignación.
En 2005, Loterías del Estado decidió prescindir de él porque su imagen se consideraba “demasiado triste” para los nuevos anuncios. Aun así, el actor cobró los 120.000 euros por anuncio que tenía firmados, aunque su contrato expiraba cuatro años después.
Su final más inesperado
Desde entonces, Clive se alejó de los focos y de la vida pública. Apenas se sabía nada de él hasta que el lotero murciano Miguel Ángel Zapata, de la administración El Perolo de San Pedro del Pinatar, descubrió su fallecimiento.
Mientras preparaba un proyecto cultural llamado La Ruta de la Suerte, Zapata quiso contactar con él para que participara en un podcast sobre el azar y el destino. “Clive no podía faltar”, explicó.
Su búsqueda acabó revelando la triste verdad: el actor había muerto meses atrás, “de forma repentina”. Así se puso fin a la historia de un hombre que, aunque llevó la ilusión a millones de hogares españoles, vivió sus últimos años entre el anonimato y la melancolía.
Hoy, su figura sigue viva en la memoria colectiva. Cada Navidad, cuando comienza la campaña de la Lotería, muchos recuerdan aquel rostro que soplaba magia por las calles y simbolizaba un deseo eterno: que la suerte y la ilusión nunca mueran.