Irene Villa, tras ser operada: "Mi marido me borrará la cicatriz a besos"
Irene Villa ha sido operada de la espalda por segunda vez y ya está en casa recuperándose con el cariño de su marido y sus hijos. Se muestra feliz y muy agradecida

A principios de la semana pasada, Irene Villa ingresaba en el Hospital Universitario Quirino Salud de Madrid para someterse a una cirugía de columna. La intervención resultó satisfactoria y un día después de salir del quirófano recibía el alta.“ Gracias a Dios todo fue bien y ya estoy en mi casa recuperándome”, nos asegura, feliz, la periodista.

PRONTO.: ¿En qué consistió la intervención?
IRENE.: Tuvieron que ponerme una prótesis de titanio en la vértebra C5. Y me ha operado el doctor Ignacio Álvarez, el mismo que ya me operó hace diecisiete años para implantarme otra prótesis. La recuperación está siendo muy satisfactoria y por eso me enviaron para casa veinticuatro horas después de la intervención.
"Mi mejor medicina es su apoyo y la de mis tres hijos"

P.: Tu familia no se separó prácticamente de tu lado en el hospital.
I.: Si, mi marido David, mi padre… me daban ánimos continuamente, porque entenderás que yo me sentía un poco nerviosa. Ahora, mi mejor medicina es su apoyo y la de mis tres hijos. Los niños me recibieron en casa con una fiesta.
P.: Todavía te cuesta hablar…
I.: Es que he estado intubada y, quieras que no, queda alguna secuela. Pero, vamos, con descanso y siguiendo los consejos médicos todo va estupendamente.

P.: ¿Era completamente necesario operarte?
I.: Sí, porque llevaba mucho tiempo con fuertes dolores en el lado izquierdo, que me radiaba, y tenía miedo de que fuera otra hernia, me hicieron una resonancia y, efectivamente, era una hernia, igual a la que sufrí hace 17 años mientras estaba esquiando, se me salió el disco y me pusieron titanio. Lo mismo que han hecho ahora. El titanio es maravilloso, ayer me lo pusieron y hoy ya estoy en casa. Así que todo ha salido de lujo.
P.: Menuda alegría.
I.: Claro, me encuentro feliz, súper contenta, ya no tengo dolores y el pinzamiento de la C5 ha desaparecido. Me ha quedado una cicatriz y mi marido me dice que me la piensa borrar a besos, ja, ja, ja.