José Sacristán: la interesante vida de este gran actor del cine y del teatro español
José Sacristán vuelve hoy a "El Hormiguero" y en Pronto.es te contamos la apasionante vida deeste madrileño de voz profunda y aspecto de profesor de instituto que iba para mecánico de coches

José María Sacristán Turiégano nació el 27 de septiembre de 1937 en Chinchón (Madrid). Fue el único hijo varón de un matrimonio de campesino, Natividad y Venancio, al que José conoció cuando se encontraba preso en un campo de concentración de Toledo por sus ideas republicanas.
"Cuando llegamos con mi madre, un señor con unas barbas muy grandes empezó a darme muchos besos. Era mi padre", ha recordado en alguna entrevista.
Durante un tiempo y hasta que su padre salió de la cárcel, José y su hermana, Teresa, vivieron con sus tíos y sus dos primas. Ya libre, Venancio no podía regresar a su pueblo porque el Gobierno de Franco lo había desterrado, por lo que la familia se mudó a Madrid, donde alquilaron una habitación con derecho a cocina en un piso que compartían con tres familias.
"Mi padre, mi madre, mi abuela, mi hermana y yo dormíamos en la misma habitación. Y en verano, venía una prima", explicaba.

José Sacristán con sus padres, Venancio y Natividad.
La infancia de José Sacristán en plena posguerra fue mísera, pero tierna y llena de tebeos y de sesiones dobles en el cine de barrio, al que iba con la peseta que su madre le daba los domingos.
"Para los pobres, el teatro era inaccesible, impensable. En cambio, el cine de barrio era un lugar donde ocurrían cosas maravillosas. El cine te salvaba la vida y te alimentaba tanto como el cocido y las patatas que te ponían en la mesa", ha asegurado Sacristán.
Lectura en la escuela de trozos de 'El Quijote'

En 'Asignatura pendiente'.
José Sacristán estudió primaria en los Calasancios hasta que "mi padre me llevó a una miniescuela que tenían una parejita de ancianos, intuyo que maestros represaliados, en lo que hoy es la calle del Príncipe de Vergara. Allí, en lugar de comenzar y terminar la clase con un padrenuestro o un avemaría, leíamos un fragmento de ‘El Quijote’. Así salí yo de lector. Además, mi vecino del quinto me prestaba libros de la biblioteca de su padre y, con 8 años, ya escribía novelas del Oeste", ha contado.
Pero aquellos tiempos eran tan duros que José tuvo que dejar la escuela para trabajar de mecánico. Un oficio en el que estuvo 8 años aunque no le gustaba, porque Sacristán soñaba con ser actor y, desde el tranvía que cada día le llevaba al taller, devoraba las carteleras de los cines de la Gran Vía madrileña.
Curiosamente, la mili le ayudó a escapar de un destino que odiaba. Destinado a Melilla, le dijo a su padre: "Cuando regrese, no vuelvo al taller". Aunque sin entenderle, su padre aceptó su decisión. José Sacristán se pasó los 18 meses de mili leyendo como un poseso. "Me hice socio de la biblioteca pública de Melilla y empecé por el primer volumen de la letra A". Un proceso de culturización que ya nunca más abandonó.

En ‘Un hombre llamado Flor de otoño’
De vuelta a Madrid, en 1960, Sacristán compaginó sus primeros papelitos en el teatro con la venta de libros para Círculo de Lectores. El director José Luis Alonso le dio su primera oportunidad como meritorio en el teatro Infanta Isabel y, a principios de su carrera, en la obra 'Julio César', con la compañía Lope de Vega, hacía hasta siete papeles distintos por 30 duros. "
En una escena, José María Rodero hacía que se comía un muslo de pollo y lo dejaba en el plato. Cuando se apagaban las luces, yo echaba mano al pollo y aquello era mi cena".
José Sacristán tuvo 2 hijos de su primer matrimonio

Con su hijo, José Antonio.
Poco después, José Sacristán cruzó el Atlántico y estuvo año y medio de gira por Sudamérica, donde se casó con Isabel Lázaro –en el cine, Isana Medel–, con la que tuvo dos hijos: José Antonio y Ana Isabel.
En 1965, una papel muy corto en la comedia 'La pulga en la oreja' le granjeó unas críticas tan buenas que dejó de ser un desconocido. "Pedro Masó me llamó para ‘La familia y uno más’, firmé cuatro pelis y ya no paré", ha contado quien asegura que "un paleto como yo sólo podía sobrevivir a base de tenacidad. No creo en la casualidad ni en el azar, pero sí en la suerte y en que hay que buscarla sudando la camiseta".
Así, José Sacristán intervino en numerosas películas con actores y actrices tan famosos como Paco Martínez Soria, Alfredo Landa, Tony Leblanc o Lina Morgan.

Acompañado por su hija pequeña, Arnelle.
Convertido, junto con José Luís López Vázquez y el propio Landa, en un de los actores mejor pagados de los años 70, Sacristán ha sabido siempre que algunas de aquellas películas eran "francamente malas, pero estoy honradísimo de haber participado en ellas".
Sin embargo, el verdadero "despegue" de la carrera de Sacristán fue cuando empezó a hacer papeles protagonistas en lo que se dio en llamar películas de "la tercera vía", producidas por José Luis Dibildos, como 'Españolas en París' o 'Asignatura pendiente', donde bordaba el papel de españolito medio de la Transición.

Con su segunda mujer, Liliane Meric
En 1973, se separó de Isana y, seis años más tarde, se casó en segundas nupcias con Liliane Meric, actriz francesa con la que había rodado 'Lo verde empieza en los Pirineos'. Fruto de esa relación nació su hija menor, Arnelle.
En 1974, José Sacristán fue el primer actor del cine español en enseñar el culo en el cine en el filme 'Sex o no sex', protagonizado junto con su adorada Carmen Sevilla. En 1987, al año de separarse, empezó una relación con la intérprete argentina Leonor Benedetto, con la que vivió siete años.

En el filme ‘Sex o no sex’, con Carmen Sevilla.
Mónica Rándall, Laura del Sol y Mila Ximénez

Con la actriz catalana Mónica Rándall.
Conquistador sin físico ni rostro de galán, por su vida sentimental han pasado nombres tan conocidos como los de Mónica Rándall, Laura del Sol y la televisiva Mila Ximénez.
Desde 1995 está unido sentimentalmente a la actriz Amparo Pascual, con quien se casó en el 2008. "Soy un apasionado del sexo femenino en todos los sentidos. Es muy difícil deslindar lo físico de lo mental o espiritual, pero yo reconozco que para mí es muy importante que una mujer tenga los atributos físicos bien puestos. Si no es así, ya puede ser la más lista del mundo", explica, reconociendo que en su papel de padre no ha sido muy bueno. "No he pasado todo el tiempo necesario con ellos. Como padre he sido un desastre, pero he intentado ser un orientador y comunicador con ellos".

Con la actriz Laura del Sol, que fue su pareja, y su amigo y actor Alfredo Landa.
Está considerado como uno de los actores con más prestigio y fama del cine y el teatro español. En 1978, ganó la Concha de Plata al mejor actor por su magnífico trabajo en 'Un hombre llamado Flor de Otoño' y ese mismo año protagonizó 'El diputado', película que fue un gran escándalo, ya que trataba el tema de la homosexualidad en plena Transición.
En 1982, su intervención en 'La colmena' le valió uno de los varios Fotogramas de Plata que tiene en su haber. 'Un lugar en el mundo' y 'El viaje a ninguna parte' son dos películas muy queridas para él porque las dirigieron dos buenos amigos suyos: el argentino Adolfo Aristaráin y Fernando Fernán-Gómez.

con su actual mujer, Amparo Pascual.
Un abuelo muy cinéfilo

Con Paloma San Basilio en el musical ‘Yo soy don Quijote de la Mancha’
En los 90, alcanzó nuevamente mucha popularidad gracias a la obra teatral 'Yo me bajo en la próxima… ¿y usted?' (1992), con su amiga Concha Velasco y que también dirigió. No era la primera vez que lo hacía, ya que fue el director de 'Soldados de plomo' (1983) y 'Cara de acelga' (1986).
En la tele también ha tenido éxito con Estudio 1 (1972-75) y las series 'Quién da la vez' (1995) y 'Éste es mi barrio' (1996-97). En teatro, destacan las obras 'El hombre de la Mancha', 'My fair Lady', el musical 'Yo soy Don Quijote de la Mancha' y 'Una jornada particular'.

En 'Madrid 1987'.
En 1992, se convirtió en abuelo de su primer nieto, Sami. Cinéfilo hasta el extremo de tener sala de proyección en su casa,también rodó 'Madrid 1987', de David Trueba, y 'El muerto y ser feliz', Concha de Plata al mejor actor en San Sebastián (2012).
El primer Goya de José Sacristán

José Sacristán con su premio Goya
En 2012, aquel papel le valió dos de los mayores reconocimientos de su vida profesional: el Goya al Mejor Actor Protagonista y la Concha de Plata al Mejor Actor. Un logro que confirmaba lo que ya era evidente: Sacristán sigue siendo un referente indiscutible del cine español.

José Sacristán en Velvet
Desde entonces, el intérprete no ha parado de trabajar. En la pequeña pantalla se ganó el cariño del público con series tan recordadas como Velvet (2014-2016), donde dio vida a Emilio López, y Alta mar, otro éxito de Netflix que lo acercó a nuevas generaciones.

José Sacristán en Magical Girl
En el cine, destacó con Magical Girl (2014), una película que recibió aplausos internacionales y en la que demostró, una vez más, su capacidad para reinventarse.
José Sacristán y su amor por el teatro

José Sacristán en Señora de rojo sobre fondo gris
El teatro ha sido siempre su gran pasión, y en los últimos años ha vuelto a vivir momentos inolvidables sobre las tablas. En 2016 protagonizó Muñeca de porcelana, de David Mamet, y en 2018 estrenó Señora de rojo sobre fondo gris, una pieza con la que conmovió al público y que pensó que sería su despedida definitiva.

José Sacristán con su premio Goya de Honor
Pero lejos de retirarse, Sacristán ha regresado una vez más a los escenarios. En 2025 presenta La colección, de Juan Mayorga, demostrando que sigue en plena forma y con la energía intacta para emocionarse y emocionar.
Los reconocimientos tampoco han dejado de llegar. En 2021 recibió el Premio Nacional de Cinematografía y, poco después, el Goya de Honor 2022, un homenaje a su larga y exitosa trayectoria. En 2025 volvió a ser noticia al recoger el Premio Abogados de Atocha, un galardón que resalta su compromiso social y su defensa de los valores democráticos.

José Sacristán con su mujer Amparo
En el terreno personal, José Sacristán mantiene una vida tranquila junto a su esposa, Amparo Pascual, con la que convive desde 2008. A sus 87 años, ha confesado en varias entrevistas que convive con labilidad emocional, un rasgo que transforma en fuerza creativa para enriquecer aún más sus interpretaciones.

José Sacristán
Hoy, José Sacristán es mucho más que un actor: es un símbolo de la cultura española, un hombre que, tras más de seis décadas de carrera, sigue demostrando que el arte no tiene edad.