María Galiana, la abuela de España, cumple 90 años

María Magdalena Galiana Medina nació el 31 de mayo de 1935 en el barrio sevillano de Triana. Fue la única hija de Manuel, trabajador de Campsa, y María, taquimecanógrafa.

Coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil, la familia se trasladó a casa de una abuela, donde vivió hasta los 11 años. De su infancia ha recordado que jugaba en la calle a pelota, la cuerda o el escondite, hasta que alguien (muchas veces la tía soltera que vivía con ellos) la reclamaba desde el balcón para que subiera a merendar o cenar.

De pequeña, su padre la llevaba al cine, al teatro y, si se daba la ocasión, a la ópera, el ballet o la zarzuela.

Fue alumna del colegio de las Teresianas del padre Poveda, centro donde "las monjas iban vestidas sin hábito, como seglares, y eran personas con una vocación auténtica", dijo en una entrevista a 'La Vanguardia'. Tras la secundaria, estudió Filosofía y Letras, especialidad de Historia.

Acabada la carrera en 1959 y con vocación por la docencia, María Galiana empezó a dar clases de Historia e Historia del Arte en el colegio de las monjas de Cristo Rey y, al poco, se casó con su novio, Rafael González Sandino, también profesor.

"Tenía 25 años y, si no me hubiera casado, nunca me hubiera ido de casa de mis padres", ha contado esta mujer que, antes de cumplir los 33, ya tenía seis hijos, aunque uno de ellos falleció, en 1962, a los tres meses, de muerte súbita del lactante.

"Mi abuela me dijo: “Angelitos al cielo y ropita al arca”", cuenta, reconociendo que de ella heredó su carácter seco y poco sociable, aunque extremadamente fiel.

El destino la llevó a vivir un tiempo en Madrid, donde ella y su marido trabajaron en el Centro Superior de Investigaciones Científicas, pero no duró mucho y regresaron a Andalucía.

Primero fueron profesores de un instituto de Ronda y, después, se instalaron en Sevilla, donde pasaron por cuatro centros públicos. En Montequinto, barrio de la localidad de Dos Hermanas, hay actualmente un instituto con su nombre.

María Galiana recuerda los años en que sus hijos eran pequeños y en su casa vivían sus padres y una muchacha que ayudaba en las tareas domésticas como una época de grandes necesidades económicas y muchísimo trabajo y asegura que educó a sus hijos (dos chicas y tres chicos), según ha dicho, "bastante libremente, porque no he sido una madre absorbente. No soy cariñosa y soy muy seca, como era la madre de mi padre".

Su carrera como actriz empezó de la manera más insospechada cuando una de sus alumnas le ofreció un papel en 'Madre in Japan' (1985), una película de aficionados sin apenas presupuesto. Tenía 50 años y, con el atrevimiento que siempre la ha caracterizado porque jamás estudió interpretación, aceptó.

María Galiana asegura que, en su fuero interno, sabía que tenía un don para actuar. Juan Diego la llamó para proponerle un papelito en la película 'Pasodoble' (1988), dirigida por José Luis García Sánchez. María se pidió un permiso sin sueldo en el instituto para rodar en Madrid.

Después, le ofrecieron pequeños papeles en las series de TVE 'Juncal', 'Juntas pero no revueltas', 'La mujer de tu vida' y 'Turno de oficio'; en 'Andalucía, un siglo de fascinación', y en 'Petra Delicado', de Telecinco.

En el cine ha sido secundaria en películas como 'Malaventura', 'Belle Èpoque', 'Tirano Banderas', 'La pasión turca', 'El palomo cojo', 'Más allá del jardín', 'Libertarias' y 'Yerma', entre otros títulos, hasta que, en 2000 –año en que se jubiló como profesora– ganó el Goya a la Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en 'Solas', drama de Benito Zambrano.

Subió a recibir el "cabezón" con una tranquilidad tan pasmosa que sorprendió a todos, pero ella lo tenía muy claro: los premios son una cuestión de vanidad.

Tras algunas películas más y varias obras de teatro, en 2001 su carrera dio un giro radical cuando le ofrecieron ser Herminia López en la serie de TVE 'Cuéntame cómo pasó'. Para preparar el papel que la ha convertido en "abuela de España" se inspiró en su propia abuela. "Tenía un carácter agradable, pero no dulce. Era recia, amplia de mente, tolerante y con una moral intachable", ha explicado del retrato del papel que la ha hecho famosa.

Desde entonces, ha compatibilizado el rodaje de la serie (23 temporadas) con películas, televisión y obras de teatro.

En 2008, falleció su marido y nunca volvió a emparejarse. Sus hijos la han hecho abuela de seis nietos a los que, según dice, hace buenos regalos.

Hincha del Betis, culta, amante de la soledad, la lectura y la ópera, con opiniones propias y la curiosidad como motor de vida. Con problemas de movilidad que la obligan a moverse en motoreta por Sevilla e ir en coche a todas partes (sigue conduciendo), María no tiene planes de retirarse porque para ella actuar, más que una profesión, es una pasión que la mantiene, con 90 años, viva y conectada con el mundo.