Olivia Molina: "El teatro me permite compaginar mi vida familiar"
La intérprete se encuentra de gira teatral con la obra 'Malditos tacones'
Pertenece a una de las sagas de artistas más reconocidas en nuestro país. De su madre, Ángela Molina, y de su abuelo, el recordado cantante Antonio Molina, ha heredado su pasión por el arte, que la ha llevado a convertirse en actriz.
Olivia Molina ha compartido varios proyectos profesionales con su madre (el último, la serie Regreso a las sabinas) y, desde hace un año, está de gira con la obra teatral Malditos tacones, una tragicomedia contemporánea que recaló hace unos días en el teatro Goya de Barcelona.
En ella, da vida a una brillante abogada que se enfrenta en el escenario a la también actriz Luisa Martín. A punto de cumplir 45 años, la actriz está totalmente volcada en el teatro y en sus hijos, Vera y Eric (de 13 y 10 años, respectivamente), fruto de su relación con el también actor Sergio Mur.
Olivia Molina: "Esta obra es como un espejo en el que me reflejo"
La hija de Ángela Molina junto a sus dos pequeños, Vera y Eric.
PRONTO: Llevas más de 90 representaciones de Malditos tacones.
OLIVIA MOLINA: Sí, y es la primera vez que actúo en el teatro Goya. Esta obra está siendo un viaje único y especial, con dos mujeres de generaciones distintas y momentos vitales diferentes que nos hemos reconocido la una a la otra. También ha sido un viaje interior. Al final, cuando ves a una persona y reconoces sus batallas, en cierto modo, es un espejo de las tuyas propias. Llevo un año con esta obra, sigue siendo un lujo y me hace sentir muy feliz.
P.: ¿En qué te pareces a tu personaje?
O.M.: María, la abogada a la que doy vida, busca una respuesta, una verdad y se da el derecho de querer saber y poder preguntar esto a otra mujer que tiene enfrente. Esta obra es como un espejo en el que me reflejo y me hace sentir la necesidad de decir ciertas cosas y asumir las consecuencias.
Olivia Molina: "Vivo el odio y la necesidad de los tacones"
P.: ¿Qué has descubierto de ti que desconocías antes de esta obra?
O.M.: ¡Qué bonita pregunta! Algo que me ha marcado mucho como mujer y como persona es la posibilidad de decir alto y claro, con agresividad y contundencia, ciertas cosas que no siempre son agradables o fáciles de nombrar. Por otro lado, me llama mucho la atención y me interesa el objeto del tacón y cómo representa esa construcción de género, cómo hemos de vestirnos, comportarnos y ser... Las mujeres siempre andamos en esta especie de funambulismo, y es algo que se ve en esta obra. Yo también vivo el odio y la necesidad de los tacones, ja, ja, ja.
P.: Al respecto, cuántas veces habremos dicho: ¡Malditos tacones!
O.M.: ¡Imagínate! Lo cierto es que los tacones tienen esa dualidad. Por un lado, te hacen sentir bien, atractiva y, por el otro, los odias muchas veces. Esto refleja muchos aspectos y lugares de la vida.
P.: Se te ve muy cómoda en el teatro. ¿Tienes más proyectos a la vista?
O.M.: Sí. El teatro es estimulante y un reto. Me apasiona y me permite compaginar mi vida familiar. Por suerte, voy a seguir haciendo más teatro.