Como cada semana, la revista Pronto trae un nuevo episodio de la vida del padre Ángel. En esta ocasión, Mensajeros de la Paz estaba funcionando mejor que nunca, en España y en el extranjero, cuando el sacerdote pasó por uno de los episodios más duros de su vida: le detectaron un cáncer de colon que le obligó a tener que pasar por el quirófano.
Afortunadamente, Dios volvió a echarle un cable y, tras la intervención, la enfermedad desapareció y todo ha ido bien. No sólo eso sino que, después de aquel gran susto, la divina providencia le dio uno de los mejores regalos que ha tenido en su vida: el pequeño Josué.
Un regalo de Dios
Josué es un niño nacido en El Salvador que sufrió las consecuencias de un incendio en su casa y al que adoptó una voluntaria de Mensajero de la Paz, pero al que el sacerdote considera como si fuera su propio hijo y como a un regalo hecho por Dios.
Después del incendio, se lo trajeron a Madrid, donde el prestigioso cirujano Pedro Cavadas aceptó operarle. En los siguientes años, Josué pasó por varias intervenciones y se sometió a largas y dolorosas curas que preocupaban al religioso y le rezaba a Dios "para que dejara al niño conmigo, que no se lo llevara. Para protegerle con todo mi amor".