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El padre Ángel y sor Lucía Caram impulsan un hospital de campaña en Ucrania

Los religiosos han unido esfuerzos para poder ayudar a los heridos en el conflicto

El padre Ángel y sor Lucía Caram, en la presentación del proyecto de ayuda a Ucrania

El padre Ángel y sor Lucía Caram, en la presentación del proyecto

Nereida Domínguez

Incansables en su labor solidaria, el padre Ángel y sor Lucía Caram han estado en Ucrania, donde han presenciado los desastres de la guerra y se han dado cuenta de la necesidad de poner en marcha un hospital de campaña para ayudar de manera provisional e inmediata a los heridos.

PRONTO: ¿Cómo surge la idea de montar un hospital de campaña?

LUCÍA CARAM: En el último viaje que hicimos a Kiev visitamos un hospital y conocimos a muchos heridos, tanto civiles como militares. Todos nos pedían que montáramos un hospital de campaña. Ucrania se desangra, ha perdido una generación y sigue sumando niños huérfanos y viudas. La intención es conseguir que en dos meses esté listo el hospital de campaña, que cuesta 2 millones de euros y permitirá llevar a cabo unas 20 operaciones quirúrgicas al día.

PADRE ÁNGEL: Es vital este proyecto para evitar amputaciones en las personas heridas. Así como en Turquía lo importante eran los bomberos, para rescatar a la gente, en Ucrania, lo urgente es el material sanitario. El hospital de campaña podrá atender a unas 200 personas.

La religiosa Lucía Caram, en uno de sus viajes a Ucrania

La religiosa Lucía Caram, en uno de sus viajes a Ucrania.

Padre Ángel: “He estado en muchas guerras y conflictos”

P.: No es la primera vez que vais a Ucrania, y el conflicto se ha recrudecido. ¿Tenéis miedo?

L.C.: No. En cambio, tengo mucha fuerza, la que me dan todos los ucranianos. Cada vez que salgo del país, digo: “Puedo hacerlo. En cambio, muchos no pueden salir de allí”. Soy una privilegiada.

P.Á.: Yo tampoco tengo miedo, porque he estado en muchas guerras y conflictos. Sí, he vivido situaciones difíciles, como el terremoto que me pilló hace unos días en Turquía. Mis pies temblaron y el edificio parecía que se caía. Temí más por los que estaban allí que por mí. Sigo sin entender que nos queramos matar. Podemos no entendernos, pero no llegar a ese extremo.

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