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Así es el Papa León XIV en la intimidad

Dicen quienes le conocen que Robert, el nuevo Papa León XIV, sabe escuchar, es inteligente y tiene un gran sentido del humor

Papa León XIV

Thais Morales

En el balcón de la plaza de San Pedro, Robert Prevost se convirtió para el mundo en León XIV. Pero para aquellos que lo han conocido en su ámbito más íntimo y personal, seguía siendo Rob, el niño que con 6 años, como ha revelado su hermano mayor, John, "ya sabía que su destino era la religión; no ser Papa necesariamente, pero sí sacerdote". En esa época, al pequeño Robert le gustaba ir en bicicleta, hacer teatro y, sobre todo, jugar a ser sacerdote.

"Cogía la tabla de la plancha, la cubría con un mantel, nos llamaba para la misa y utilizaba galletas para imitar la comunión", recuerda John, con quien el pontífice, al menos hasta ahora, solía hablar por teléfono a menudo, no sólo para ver cómo estaba, sino también para jugar con él al Wordle.

Cuentan sus vecinos del barrio de Dolton, al sur de Chicago, donde vivía con su familia en una modesta casa de una planta, que en cuanto pudo Robert se hizo monaguillo, movido por un gran deseo de ayudar a los demás.

El Papa León XIV es una persona que "siempre cae bien"

De izquierda a derecha, Robert y sus hermanos, John y Louis.

Hoy, sus amigos, que los tiene porque, como dicen, es una persona que "siempre cae muy bien", le describen como alguien inteligente, con capacidad de liderazgo, que sabe escuchar, no se precipita al tomar una decisión y con gran sentido del humor.

Con su hermano mayor y sus padres, Louis y Mildred.

León XIV era el menor de los tres hermanos Prevost –John Louis y él– y asistió a la escuela parroquial, antes de ingresar en los agustinos y comenzar su carrera eclesiástica. Sus padres eran Louis Prevost, director de colegio de origen francés, y Mildred Martínez, originaria de Nueva Orleans, que era presidenta de la Sociedad del Altar y el Rosario, bibliotecaria en la Mendel Catholic High School y voluntaria en la escuela parroquial.

Robert y sus hermanos fueron educados en la fe católica y asistían cada domingo a misa en la iglesia de Santa María de la Asunción, hoy cerrada, alrededor de la cual se desarrollaba la vida en el barrio.

La casa del barrio de Dolton donde se crió, que ahora está en venta.

León XIV, fan del béisbol, el fútbol y el tenis

Cuando era un joven sacerdote agustino.

En los 38 años que estuvo de misionero en Perú, nunca dejó de ir a Chicago en verano para ver a su familia (ahora tendrá menos tiempo para hacerlo), reunirse con amigos, comer uno de sus platos preferidos, la pizza, e ir al estadio de su equipo de béisbol favorito, los White Sox. No es éste el único deporte que le gusta. Según un párroco peruano que le conoció, desde sus primeros años en aquel país fue hincha del equipo de fútbol Alianza Lima.

En 1982, con el Papa Juan Pablo II, en Chicago.

Además, cuando llegó al Vaticano como Prefecto del Dicasterio para los Obispos se volvió fan de la AS Roma. Por otro lado, sin dejar el mundo del deporte, hay que destacar que a Prevost le encanta jugar a tenis.

Jannik Sinner, número no del tenis, visitó al Papa poco después de su elección y le regaló una raqueta.

"Me considero amateur", dijo hace un par de años hablando de esta pasión, que practicaba los domingos en la Casa de los Agustinos, a pocos metros de la Santa Sede, donde hay una pista que, probablemente, no podrá pisar en mucho tiempo.

Durante sus años en Perú, muchas veces iba de aldea en aldea en mula.

Otra pasión papal es la gastronomía de Perú, siendo sus platos preferidos el ceviche, el cabrito, el seco (guiso de carne) y el arroz con pato. En cuanto a dulces, una joven de Chiclayo, coordinadora de las pastorales, habla de él como una persona cercana, recuerda que siempre le llevaba "los bolicocos, que es manjar blanco con coco", y que le gustaban mucho.