El Papa inicia sus vacaciones en Castel Gandolfo: así es su residencia de verano
El Papa León XIV retoma la tradición de veranear en Castel Gandolfo, la histórica residencia papal, marcando un hito tras la interrupción de Francisco

Han pasado trece años desde que un Papa no se alojaba en la histórica residencia de Castel Gandolfo durante el verano. Fue Benedicto XVI el último en hacerlo antes de que su sucesor, el Papa Francisco, decidiera romper con esta tradición alegando que "los papas no se toman vacaciones".
Ahora, León XIV ha querido recuperar esta costumbre estival, devolviendo vida a un enclave que durante décadas fue sinónimo de descanso papal.
Una residencia cargada de historia

Situado a unos 25 kilómetros al sureste de Roma, el palacio de Castel Gandolfo ha sido desde el siglo XVII el refugio veraniego de numerosos pontífices.

Encajado en las colinas de los Castelli Romani y con vistas al lago Albano, este lugar fue construido sobre las ruinas de la antigua villa del emperador Domiciano y ofrece un ambiente sereno, rodeado de naturaleza y silencio.

A diferencia de sus predecesores, León XIV ha optado por alojarse en Villa Barberini, uno de los edificios ubicados en los jardines del recinto, que actualmente forman parte del complejo museístico del Vaticano.
Este gesto simboliza no solo su deseo de descansar, sino también de mantenerse cerca del pueblo, ya que el acceso a las villas papales fue abierto al público en 2016, durante el pontificado de Francisco.


Días de desconexión... con trabajo incluido

Aunque León XIV ha suspendido los actos públicos y audiencias generales durante dos semanas entre julio y agosto, no se trata de unas vacaciones en sentido estricto.
Según ha revelado el entorno del Vaticano, el Pontífice está aprovechando este periodo para avanzar en tres pilares fundamentales de su papado: el diseño de su programa teológico, la formación de su equipo de colaboradores más cercanos y la planificación de sus primeros viajes internacionales.


En la villa, el Papa puede disfrutar de actividades al aire libre como nadar, jugar al tenis o dar largos paseos por los cuidados jardines. Sin embargo, su agenda incluye también lecturas, reuniones privadas y momentos de oración.




Visita sorpresa a una residencia de ancianos

Uno de los gestos que más ha sorprendido durante esta primera semana de estancia ha sido la visita inesperada de León XIV a una residencia de mayores situada dentro del mismo complejo de Castel Gandolfo.

En un acto que no figuraba en la agenda oficial, el Papa compartió palabras de aliento con los residentes, bendijo a los enfermos y les recordó que "la vejez no es una enfermedad, sino una etapa que merece ser vivida con dignidad y serenidad".

El gesto ha sido aplaudido por medios vaticanos y por la comunidad católica, ya que refuerza el estilo pastoral cercano y compasivo que está marcando el inicio del nuevo papado. “La atención a los mayores, a los más frágiles, es el corazón del Evangelio”, subrayó en ese encuentro.
Una señal de continuidad y renovación

Con este gesto simbólico de volver a Castel Gandolfo, León XIV no solo recupera una tradición papal, sino que también envía un mensaje claro: el equilibrio entre descanso y misión es posible.

Su estancia en la residencia estival es una forma de cuidar su salud física y mental, pero también una oportunidad para seguir avanzando en los retos que ha asumido como cabeza de la Iglesia.


El regreso del Papa a esta villa romana supone, además, una revalorización del patrimonio pontificio y una apuesta por la conexión entre la historia de la Iglesia y sus nuevos tiempos.


Todo parece indicar que, bajo el pontificado de León XIV, Castel Gandolfo volverá a ser un escenario habitual de la vida papal.