Robert Redford, la interesante vida del famoso actor, fallecido a los 89 años
Robert Redford ha fallecido a los 89 años dejando un legado inmenso en el cine y en la defensa del medio ambiente. Así fue su vida, llena de arte y compromiso
Charles Robert Redford Jr. nació el 18 de agosto de 1937 en Santa Mónica (California, EEUU). Fue el único hijo de Charles Redford, que trabajó como lechero antes de ser contable en la compañía petrolífera Standard Oil, y Martha Hart, un ama de casa que aportó otro hijo al matrimonio, William Coomber, fruto de una relación anterior.
Debido a sus escasos recursos económicos, la familia vivía en el barrio hispano de Los Ángeles. Cuando las cosas mejoraron, se trasladaron a Van Nuys, un distrito de clase media donde Robert acudió a la escuela, sin ser jamás un alumno brillante.
Un adolescente rebelde y un tanto gamberro
Fue un niño travieso, independiente y aventurero: "A mis padres les di muchos quebraderos de cabeza porque nunca saqué buenas notas y siempre tenía ceros en conducta. Nunca me gustó estudiar y veía a los profesores como burócratas que seguían unas reglas estúpidas... Y yo nunca he soportado que me digan lo que tengo que hacer".
Aun así, se graduó en el instituto y cultivó, en su tiempo libre, el dibujo y varios deportes, como la natación, el alpinismo, el esquí, el fútbol americano o el béisbol, deporte con el que consiguió una beca en la Universidad de Colorado. Su cuerpo atlético, su pelo rubio, sus ojos azules y su estilo natural le convirtieron en un conquistador. "Siendo deportista era normal conseguir a una chica, así que, mientras los demás iban al cine o a la biblioteca, yo prefería llevarla a la playa y explorarla", confesaría el galán muchos años más tarde.
Durante su adolescencia fue bastante gamberro y, con su hermanastro y sus amigos, se colaba en los cines, robaba todo lo que podía de los supermercados, escalaba sin permiso los edificios más emblemáticos de la ciudad, realizaba carreras de coches prohibidas en medio de grandes borracheras y hacía auto-stop para conocer el país y ligar todo lo posible.
Cuando sólo tenía 18 años, y tras tanta intensidad adolescente, su madre murió de cáncer, un hecho que le sumió en una profunda depresión, que intentó mitigar bebiendo grandes dosis de alcohol. Borracho casi a diario, acabó perdiendo la beca y regresando a California. Trabajó en varios sitios con el objetivo de ahorrar para viajar a Europa.
En París, malvivió pintando retratos a los turistas, pero acabó mendigando por tiendas y restaurantes; en Roma, en la noche de fin de año de 1956, entró en un bar y se encontró con Ava Gardner. Estaba tan borracho que quiso besarla, "pero cuando llegué a su mesa las piernas me flojearon, tartamudeaba y no me tenía en pie. Ella me dijo que me acercara y me dio un beso en la boca, deseándome un feliz año. Jamás olvidaré a esta mujer, una de las criaturas más hermosas que he visto en la vida".
En Florencia logró exponer sus dibujos, pero tuvo que invertir el dinero ganado en un pasaje de vuelta a su país.
Lola cambió su vida
Con Lola Van Wagenen
Frustrado y desilusionado, siguió a la deriva, recurriendo demasiado a la botella hasta que, en el verano de 1958, conoció a una joven que dio un vuelco a su vida: Lola van Wagenem, que tenía sólo 18 años y era mormona, rubia y escultural. El flechazo fue tan fulminante que se casaron antes de que finalizara el verano, trasladándose a Nueva York para iniciar su vida en común en un diminuto y desvencijado apartamento. Allí, Lola empezó a trabajar en un banco para facilitar que Bob pudiera dedicarse a estudiar arte.
Con Paul Newman en 'Dos hombres y un destino' (1969), la película que lo catapultó a la fama.
Llegar a fin de mes era tan complicado que vendieron sus regalos de boda y Robert se puso a trabajar por horas como carpintero, aunque no renunció a matricularse en la Escuela Americana de Arte Dramático.
Acudió a innumerables audiciones, en las que conoció a Sydney Pollack, director que influyó mucho en su carrera y, aunque le dijeron que se parecía a Spencer Tracy, su actor favorito, siempre le rechazaban con la misma excusa: "Eres demasiado atractivo". Él no lo entendía: "Yo era un chico con pecas, remolinos y pelo rebelde. Antes de dedicarme al cine nadie me dijo que era guapo".
En agosto de 1959, nació su primer hijo, Scott, pero falleció dos meses después a causa de un extraño virus. Poco después de aquel duro golpe, el actor consiguió su primer papel teatral.
Pese a tantos obstáculos, Bob y Lola eran felices juntos y soñaban con tener una gran familia. En 1960, nació su hija Shauna y, dos años más tarde, su hijo David James. Hasta 1964, el actor participó en muchas obras de teatro y fue actor invitado en las series más famosas de la época, como 'Alfred Hitchcock presenta...', 'Perry Mason' o 'El virginiano'.
Lograron ahorrar por primera vez y compraron un terreno en Utah, tierra natal de Lola, donde construyeron una bonita casa de piedra. "Allí experimenté el amor por la naturaleza, aprendí a observar lo divino del entorno y a disfrutar sin hacer nada", explicó el actor. Su nuevo hogar volvió a poner a la pareja en números rojos, por lo que Robert volvió a Nueva York a trabajar y enviaba dinero cada semana a su familia.
Con Barbra Streisand, con quien protagonizó 'Tal como éramos' en 1973.
El esperado golpe de suerte llegó con la obra de teatro 'Descalzos por el parque'. Fue un gran éxito y le ayudó a conseguir su primer papel en el cine, en 'War Hunt', a la que siguieron 'La jauría humana' (1962), 'Propiedad condenada' (1966) y 'La rebelde' (1966), por la que ganó el Globo de Oro a la Nueva Estrella del año.
Junto a Jane Fonda en 'Descalzos por el parque'.
Varios meses después, Redford protagonizó la versión cinematográfica de 'Descalzos por el parque', junto a la ya consagrada Jane Fonda, y volvió a triunfar. Sin embargo, aún podía disfrutar de su anonimato y dar los grandes paseos con su familia que tanto le gustaban, comer en restaurantes y viajar donde le apeteciera ahora que tenían dinero.
Esa libertad desapareció de un plumazo al protagonizar la famosa 'Dos hombres y un destino' (1969), junto a Paul Newman, y convertirse en una gran estrella. Aquello no le gustó nada, odiaba que se le considerara un "sex symbol", jamás se sintió tentado por la frivolidad de las fiestas de Hollywood, vivía a caballo entre Utah y Nueva York, siempre quiso que sus hijos tuvieran una vida normal y nunca malgastó su fortuna en lujos absurdos.
De galán de éxito a productor y director
'El golpe' (1973).
Su pasión era su rancho, 'Sundance Valley', que en 1970, año en el que nació su última hija, Amy Hart, ya tenía una superficie de diez mil hectáreas. Allí creó el Sundance Institute, que nació como unos talleres en los que realizadores noveles intercambiaban ideas con directores renombrados para dar salida a nuevos proyectos cinematográficos. De ahí, surgiría el Festival de Cine Independiente de Sundance, el certamen de cine de autor más importante del mundo, en el que, hasta hoy, Redford volcó gran parte de sus energías.
'El gran Gatsby' (1974).
A la par que impulsaba vías alternativas a las de los grandes estudios, continuó protagonizando éxitos como 'Un diamante al rojo vivo', 'Tal como éramos', con Barbra Streisand, 'El Golpe' –película que ganó cinco Oscar y por la que él recibió su primera nominación–, 'El gran Gatsby', 'Todos los hombres del presidente' y 'Memorias de África'.
Pese a ser una celebridad, con un salario de más de cinco millones de euros, seguía siendo un hombre humilde, de gustos sencillos, que agasajaba a sus amigos con guisos a base de cordero o conejo con mostaza. La interpretación dejó de apasionarle y empezó a producir películas con su empresa Wildwood Enterprises y, finalmente, se lanzó también a dirigir. En 1980, ganó un Oscar a la Mejor Dirección por 'Gente corriente' y, posteriormente, rodó 'Un lugar llamado milagro', 'El río de la vida' y 'El hombre que susurraba a los caballos', entre otras.
En 'Todos los hombres del presidente'.
Con su Oscar como director de 'Gente corriente'.
En 'Memorias de África'
En 'El hombre que susurraba a los caballos'.en «Una proposición indecente».
En 'Una proposición indecente'.
Enamorado de una joven pintora alemana
Redford con Sonia Braga
Su vida privada siempre fue intachable y nunca protagonizó ningún escándalo. Era envidiado y admirado por la estabilidad de su matrimonio, pero, en 1985, Lola decidió divorciarse de él, pues sentía que había invertido todo su tiempo en la carrera de Bob y que necesitaba volar por sí misma. No hubo dramas ni reproches, ambos siguen siendo amigos y se desviven por sus hijos.
En 1993 atravesaron juntos uno de los peores momentos de su vida cuando su hijo Jamie se debatió entre la vida y la muerte al necesitar urgentemente un trasplante de hígado. Todo salió bien y los lazos familiares salieron reforzados. "Mis hijos son mis mejores amigos –explicaba Robert en una entrevista–. En ellos he depositado toda mi confianza y siempre se meten conmigo porque soy algo despistado".
Poco dado a hablar de su vida privada, se le conocen muy pocos romances después de su divorcio: la modelo Nathalie Naud, las actrices Debra Winger, Sonia Braga y Lena Olin y la diseñadora de vestuario Kathy O’Rear, con la que estableció una relación más formal. Sin embargo, cuando aún estaba con ésta, conoció a la pintora alemana Sibylle Szaggars, de la que se enamoró perdidamente y con la que vive en su rancho de Utah desde inicios de los 90.
Con la pintora alemana Sibylle Szaggars, con la que vive en su rancho de Utah.
En 1991, se convirtió en abuelo y tiene tres nietos, con los que le encantaba jugar y pasar las horas. Robert Redford era un hombre bondadoso, leal y un tanto tímido. Además, estaba muy implicado en causas medioambientales, habiendo fundado el Instituto para la Invención de Nuevas Fuentes de Energía, cuyo elocuente nombre da idea de las investigaciones que en él se realizan, y colaborando en campañas diversas de denuncia y concienciación.
La Academia le concedió en el 2002 el Oscar honorífico por su destacada trayectoria como actor, director y productor.
Sus últimos papeles en la gran pantalla
Aunque desde los años 2000 redujo su presencia en el cine, Redford volvió a conquistar al público en 2013 con Cuando todo está perdido, donde interpretaba a un hombre luchando por sobrevivir en alta mar, y en 2014 con la cinta de superhéroes Capitán América: El soldado de invierno. En 2017 sorprendió con la romántica Our Souls at Night, que lo reunió con Jane Fonda más de 40 años después de Descalzos por el parque. Un año más tarde anunció su retirada definitiva de la interpretación con The Old Man & the Gun, papel que le valió ovaciones de la crítica y del público.
Reconocimientos y legado cultural
En estos años recibió múltiples homenajes. En 2016, el presidente Barack Obama le entregó la Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima distinción civil de Estados Unidos. En 2019, Francia le concedió el César honorífico a toda su carrera. Pero más allá de los premios, Redford siguió entregado a su proyecto más querido: el Festival de Sundance, que bajo su impulso se consolidó como la gran plataforma mundial del cine independiente.
Una vida personal tranquila y marcada por el arte
En lo personal, Redford encontró estabilidad junto a la pintora alemana Sibylle Szaggars, con quien se casó en 2009 tras más de dos décadas de relación. Juntos compartieron vida entre su rancho de Utah y su residencia en Santa Fe.
Aunque sufrió la pérdida de dos de sus hijos, Robert siempre se mostró muy unido a su familia y orgulloso de sus nietos, a quienes dedicaba gran parte de su tiempo.
Compromiso con el planeta
En sus últimos años, mantuvo una intensa actividad como activista medioambiental. Defendió el desarrollo de energías renovables, la lucha contra el cambio climático y la conservación de espacios naturales, convirtiéndose en una de las voces más respetadas en esta causa dentro y fuera de Estados Unidos.
Su último adiós
En 2025, y ya retirado de la vida pública, Redford sorprendió con un breve cameo en la serie Dark Winds, que sus seguidores interpretaron como un guiño de despedida.
El 16 de septiembre de 2025, a los 89 años, falleció rodeado de su familia. Con él se marcha uno de los grandes nombres de la historia del cine, que será recordado tanto por su magnetismo en pantalla como por su firme compromiso con el arte y el medio ambiente.