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La Palma no quiere ser olvidada, un año y medio después del volcán

Damnificados por la catástrofe en la isla canaria reclaman que las administraciones no dejen de ayudarlos

La Palma un año después.

La Palma un año después.

Natalia G. Vargas / Ariadna Munuera

En La Palma el tiempo se paró el 19 de septiembre de 2021. Ha pasado ya un año y medio desde el fin de la erupción de Cumbre Vieja, que sepultó casi 3.000 edificaciones y dejó a cientos de familias sin casa, fincas y recuerdos, pero las conversaciones en bares, calles y colegios las sigue monopolizando el volcán y todo el daño que causó. "Arrasó con todo, no paraba de escupir lava", comentan vecinas en la urbanización de casas-contenedor que se ha creado en Los Llanos de Aridane, uno de los municipios más afectados.

Mujeres de La Palma.

Marta, Teodora y Tere, vecinas de La Palma.

En el interior de una de estas viviendas está Tere. "Nosotras estamos vivas, pero toda la vida que vivimos la enterramos", nos dice. Era vecina de Todoque, el barrio que se llevaron las coladas. Ahora vive en una de las 41 "casas" que las administraciones han entregado a los damnificados. "No sólo se destruyeron casas. Esto se llevó también a la gente. Todos los vecinos nos hemos separado. Todavía lloramos cuando nos encontramos", asegura.

A la palmera le tranquiliza tener, por fin, un techo, después de 14 meses dando tumbos por casas de amigos y vecinos. Sin embargo, reconoce que las condiciones no son las mejores. "Hubiera entendido que ésta hubiera sido una solución urgente justo después de la erupción, pero no que sea la respuesta después de más de un año", cuenta.

Volcán de Cumbre Vieja en La Palma.

Cráter principal del volcán de Cumbre Vieja, manchado por el azufre y que sigue emanando gases.

Casas modulares que podrían usarse hasta siete años

Se las entregaron vacías y, con los 10.000 euros que les dieron, tuvieron que comprar muebles, enseres y vajilla. Estas casas, con los techos oxidados por la lluvia, han sido entregadas por un plazo de tres años, pero con la opción de prorrogar la cesión hasta siete. Por suerte, a la madre de Tere le concedieron la casa que está al lado de la suya. Teodora tiene 93 años y pasa los días escuchando la radio, conversando con sus hijas, pintando y leyendo. La mujer se echa las manos a la cabeza cuando recuerda el día de la erupción. "Si hubiera pasado por la noche o un día laboral habría habido muchas desgracias humanas", sostiene.

Su nieta, Marta, estudia Trabajo Social en la Universidad de La Laguna, en Tenerife, y retomó este curso sus estudios tras haberse visto obligada a paralizarlos por la erupción. Una calle más arriba siguen aparcadas decenas de caravanas donde viven personas sin alternativa habitacional.

Caravanas en La Palma

Caravanas situadas en la localidad de Los Llanos de Aridane, donde todavía viven algunos damnificados.

Caravanas, casas de madera y ayudas

Entre ellas se encuentra María, que está allí desde el 19 de septiembre de 2021. Junto a las caravanas hay decenas de casas de madera concedidas a los damnificados por el Gobierno de Canarias, a las que se suman otras 140 viviendas construidas en Tazacorte, Fuencaliente, Los Llanos y El Paso.

Algunos de los afectados por el volcán han recibido ya parte de las ayudas económicas públicas prometidas, como los 60.000 euros del Ejecutivo central, pero otros siguen esperando, mientras que la incertidumbre sobre el futuro y el dolor de la pérdida han disparado el número de personas con problemas de salud mental. Ansiedad y depresión son los diagnósticos que más se repiten.

Casas provisionales en La Palma

¿Casas provisionales? Viviendas modulares en las que residen afectados por la catástrofe, en la localidad de Los Llanos de Aridane.

Además, se ha detectado en los últimos meses un aumento de fallecimientos entre los damnificados, no sólo dentro de La Palma, sino también entre los palmeros que se marcharon a otros puntos de Canarias. Las causas más frecuentes de las muertes son los infartos y los suicidios. "La única manera que hay de ayudar es seguir hablando de este asunto. Si no se habla, es como si no existiese. Muchos afectados sienten desazón porque ven que su problema ya no interesa", explica Mari Paz Magdalena, responsable de la Asociación Salud Mental en la isla.

Magdalena, que ha detectado, además, un aumento de la compra de psicofármacos, insiste en que no debe convertirse una catástrofe en un problema clínico. Para esta profesional, una de las soluciones pasa por aumentar la inversión en psiquiatría y psicología. "Hay un vacío existencial. Acceder a una consulta psiquiátrica en esta isla es muy complicado. Esto hace que las personas se sientan solas, porque realmente lo están", asevera.

Los vecinos del Valle de Aridane sienten que sus problemas han caído en el olvido y, además, cuentan que deben afrontar la falta de empatía de personas de su propia isla que no han sufrido la catástrofe. "Nos han llegado a decir que están hartos de los damnificados y de que sigamos llorando por lo que perdimos", cuenta Tere.

"Los problemas no se solucionan con psicofármacos, sino con políticas efectivas para personas evacuadas, y dependen de las ayudas", concluye. Entre las personas que continúan evacuadas están los 106 palmeros que viven en un hotel desde el 2021. Son vecinos de Puerto Naos y La Bombilla, donde sigue habiendo peligro para las personas por la cantidad de gases tóxicos que emanan del suelo.

La repercusión de la erupción en los alumnos

Hace pocos días que terminó el primer curso escolar completo después de la erupción. Mónica Viña, directora del CEIP La Laguna, destrozado por las coladas, cuenta cómo después de la Navidad volvió a salir el tema del volcán. "El año pasado estábamos todos en alerta, a la defensiva por el temor. Ahora que ya se ha calmado, hemos tenido más tiempo para reflexionar", apunta.

Este colegio fue pionero en trabajar la educación emocional en España. "Cuando algún alumno dice que echa de menos algo, no podemos seguir dando la clase. Si el corazón de alguien está dañado, hay que parar y escucharlo", insiste la directora. El alumnado mayor "ya se va dando cuenta de que esto va para largo".

Mónica Viña.

Mónica Viña.

"Al principio puede ser una novedad ir a vivir a otro sitio, pero con el tiempo te das cuenta de que es una solución porque a tu casa no vas a volver más. Todo les molesta más. Hay que tener paciencia", insiste.

La apertura de algunas conexiones permite llegar en coche hasta lo que queda del centro. Donde antes había un colegio, ahora sólo hay escombros y pocas paredes resistieron la fuerza de la lava. Las docentes tuvieron que recrear en tiempo récord la escuela en un centro sociocultural cedido por el Ayuntamiento de Los Llanos. "A veces extraño mucho mis juguetes, pero no pasa nada porque eso se vuelve a comprar. Estamos bien y podemos seguir", le dijo un alumno de 5 años a Mónica el último día del curso.

Potenciar el turismo y recuperar la agricultura en la isla

El próximo curso completo tendrán que volver a vivirlo en este centro sociocultural. Uno de los puntos positivos que Mónica subraya es que el alumnado no tendrá que comprar material gracias a las donaciones recibidas. Para los menores, el verano será difícil. "Estaban tristes porque se acababa el cole. Volver a la realidad es duro, sobre todo ahora", concluye.

Entre enero y mayo del 2023, La Palma ha recibido 60.166 visitantes, un 15% más que el mismo período del año anterior. José es uno de los canarios que este junio ha visto el volcán de Cumbre Vieja. Se desplazó desde Tenerife con su hijo. "Es impresionante", relata. Junto a una de las coladas del volcán, en el municipio de El Paso, hay un vigilante del Cabildo insular que cuenta que cada día se acercan a ese punto entre 80 y 200 turistas. También pasean por los alrededores algunos damnificados que intentan acercarse a sus antiguos barrios, enterrados bajo mantos negros.

Potenciar el turismo ha sido una de las estrategias del Gobierno palmero. En marzo del 2023, el Cabildo declaró bien de interés insular un "ecoresort" en el municipio de Breña Alta, con 1.400 plazas, campo de golf y planetario. El objetivo es diversificar la oferta turística de La Palma para compensar la que desapareció con la catástrofe.

El sector agrícola sigue intentando renacer entre dificultades. El cultivo de la tierra es un proceso lento y serán necesarios años para obtener beneficios. Hace un mes, la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias aprobó una subvención de 26 millones de euros, cofinanciada por la Unión Europea, Canarias y el Ministerio de Agricultura. Hasta ahora, la ayuda se ha concedido a más de 700 agricultores del valle de Aridane.

La Palma es ahora una isla en construcción. Junto con la ceniza y las coladas, las obras son parte del paisaje. Varias carreteras atraviesan la lava, pero los vecinos han echado en falta que se tramitasen con la misma urgencia la construcción de viviendas y las cesiones de terrenos. "Es verdad que se han recibido ayudas, pero no tienes cómo emplearlas porque no hay terrenos ni casas en venta a precios asequibles. El dinero tampoco puede comprar un trabajo", sostiene Viña.

Carreteras que se están construyendo a partir de las coladas de lava en la zona de La Laguna.

Carreteras que se están construyendo a partir de las coladas de lava en la zona de La Laguna.

Ceniza volcánica para la regeneración de playas

Respecto a la ceniza que expulsó el volcán en su erupción, un estudio del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Santa Cruz de Tenerife confirmó que se puede usar en la regeneración de playas de arena negra. El 100% de la lava se reciclará en la construcción de nuevas infraestructuras y viviendas.

Los damnificados de La Palma se movilizan para impulsar una iniciativa legislativa popular (ILP) con el fin de crear una ley de volcanes. Creen que es la única forma de evitar que otra erupción vuelva a golpearlos. "Somos islas volcánicas. Ojalá no pase algo así hasta dentro de mucho tiempo, pero ninguna isla se libra", afirma una vecina. Han recabado más de 2.000 firmas de las 15.000 necesarias para que se tramite en el Parlamento autonómico. Objetivos de esta norma serían garantizar la participación de los afectados en las decisiones de la reconstrucción y garantizar a los damnificados la condición de afectados hasta que recuperen, en dinero o especies, todas las propiedades destruidas.

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