El trágico final de Vanessa, la niña de los huesos de cristal, y su madre
Vanessa, la niña de los huesos de cristal, ha fallecido tras una vida de lucha. Su madre, incapaz de afrontar su pérdida, se quitó la vida días después
Vanessa Jiménez junto a su madre, Margarita.
Por desgracia, ésta es una entrevista póstuma, el adiós de una madre que no ha sabido vivir sin su hija.
Margarita García, la progenitora de Vanessa, la niña de los huesos de cristal, se suicidaba el pasado 21 de mayo, pocos días después del fallecimiento de Vane.
Fui el último en hablar con Marga tras el suceso, me dio a entender que la vida no tenía sentido para ella e intenté convencerla de que debía seguir en este mundo y adaptarse, por mucho que le costara, a una vida sin su hija. Pero el deseo de partir fue más fuerte que vivir. Hoy lamentamos profundamente la muerte de las dos.
Una historia de amor maternal que se eterniza en el más allá
Vanessa y su madre, Margarita García.
Vanessa tenía una sonrisa perenne que no se borraba nunca de su rostro y, a pesar de su dura enfermedad, la conocida como la niña de los huesos de cristal parecía feliz con la vida que le había tocado llevar. Aunque sus dolores eran constantes y fuertes, nunca la vi llorar y era ella la que animaba a los demás. Sufría el síndrome de McCune-Albright, una enfermedad rara que provoca que los huesos sean tan frágiles que se rompen.
Vanessa murió el pasado viernes 16 de mayo a los 43 años en su casa de Madrid y su madre, Margarita, me llamó para darme la dramática noticia. Su voz sonó titubeante, las palabras se entremezclan con silencios y las ganas de llorar, como si no asimilara que ya no verá nunca más a su niña.
Quien esto escribe, que tenía mucha cercanía con ellas, se estremece ante la cruda realidad. Vane era, desde 1998, una más en la familia de PRONTO, como una hija a la que todos queríamos y admirábamos y su muerte nos ha impactado.
Vanessa con su madre.
"Mi hija tenía problemas respiratorios, porque los huesos del esternón se le doblaban y le aprisionaban el pulmón y el corazón. Dormía con una mascarilla, enchufada a una máquina, y, en las últimas pruebas que le hicieron, ya vieron que estaba muy grave. La doctora me dijo que Vane estaba mucho peor de su enfermedad", nos contaba Marga.
Entregándole el libro 'Cicatrices del recuerdo', en el que repasaba su dura vida, a la entonces presidenta del Congreso, Ana Pastor.
"Estoy tan hundida que no tengo planes de futuro"
PRONTO.: ¿Cómo fueron sus últimos días de vida?
MARGA.: Comía muy poco y hace dos días solo quería dormir. Ahí, empecé a notar que algo iba mal. Tenía la mascarilla llena de espuma, la limpié y le pregunté si se encontraba bien, pero ya no hablaba. Ayer se despertó de nuevo con espuma, la incorporé, pero se cayó hacia atrás. Luego, cerró los ojos y bajó el ritmo de la respiración. Llamé rápidamente al 112 y les dije que mi hija se me iba, que se estaba muriendo. Pero nadie apareció por casa… hasta que llegaron unos policías que intentaron reanimarla, sin éxito. Estábamos todos desesperados y la ambulancia sin aparecer. Ha sido una vergüenza.
P.: ¿Y Vane no se daba cuenta de nada?
M.: Yo creo que no, porque su estado ya era muy grave. ¡Ver que tu hija perdía la vida sin que hubiera un médico ni una ambulancia medicalizada! Salió uno de los policías de la habitación y me dijo que Vane había fallecido.
P.: ¿No aparecieron los sanitarios?
M.: Llegaron tres, pero mi hija estaba muerta. Me puse a gritarles presa de la desesperación.
Madre de Vanessa en la actualidad.
P.: ¿Tú hija era consciente de que podía morir?
M.: Creo que sí, que sabía que le quedaba poco tiempo de vida. Los últimos días ni hablaba ni tan siquiera me miraba cuando me dirigía a ella.
P.: La han incinerado…
M.: Sí, ella me dijo que, cuando muriera, quería que la incineraran. Como sufría una enfermedad rara tenía miedo de que los médicos quisieran experimentar con su cuerpo. Recogí sus cenizas el domingo 18 y las guardo en casa.
P.: ¿Cómo te planteas esta nueva etapa vital?
M.: Estoy tan hundida que no tengo ganas de nada, ni tengo vida ni planes de futuro, he terminado mi misión, que era cuidar de mi hija. ¿Y ahora, qué?
Desde 1998, nos hicimos eco de la luchade Vanessa.
P.: Vivir y cuidarte.
M.: Es imposible imaginarme la vida sin Vanessa. Se ha ido mi razón de vivir. Estoy jubilada, cobro una pensión de 500 euros y saldré adelante como pueda, pero no le encuentro significado a nada. Me quería hacer un tatuaje con el nombre de mi hija y, como estoy delgadísima, no me lo puedo hacer. Llevo dos días sin comer ni dormir, con la mente hecha un caos.
Finalmente, Marga no pudo resistir la muerte de su hija y decidió irse con ella. Descansen las dos en paz.