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Salud cardiovascular: señales de alarma a las que hay que estar atento

Hay síntomas muy evidentes de que nuestro sistema circulatorio está fallando, pero otras molestias son menos claras. No les restes importancia, ya que cuanto antes consultes y se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico

Doctora sosteniendo entre sus manos un corazón de juguete

Determinados hábitos, como el deporte y una alimentación sana, son la clave para evitar dolencias cardiovasculares.

Nereida Domínguez

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España y también en el resto del mundo. La buena noticia es que entre el 70 y el 80% de éstas se podrían prevenir controlando factores de riesgo –la obesidad, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, dormir poco o el colesterol alto– y prestando atención a determinados síntomas, que pueden avisar de que algo no va bien.

En el caso de las mujeres, la enfermedad coronaria aparece más tarde, pero es más grave porque consultan menos: tras un infarto, el 52% de ellas –frente al 42% de hombres– fallece antes de llegar al hospital y el pronóstico es también peor tras la hospitalización.

Cuándo acudir al médico

Cansancio excesivo. Si aparece fatiga al mínimo esfuerzo, debilidad... hay que consultar, ya que es habitual que eso suceda los días previos a un infarto.

Falta de aire. El corazón pierde fuerza y no puede bombear la sangre hacia el resto del cuerpo. Ésta se queda estancada en los pulmones, por lo que es difícil respirar.

Dolor o molestias en el pecho. Es uno de los típicos síntomas de infarto. El dolor puede irradiarse al brazo izquierdo, o incluso al derecho, hombro o espalda, e ir acompañado de palpitaciones, falta de aire, sudoración fría, náuseas... Desde la Fundación Española del Corazón también alertan del dolor isquémico, muy similar e igualmente grave, pero que no se asocia con un problema cardiovascular porque suele aparecer después de un esfuerzo físico.

Dolor en la mandíbula. El malestar en la zona del pecho puede irradiarse a la mandíbula y confundirse con dolor de muelas.

Apnea del sueño. Puede provocar la aparición de problemas cardíacos como la fibrilación auricular, que favorece la formación de coágulos.

Periodontitis. Esta enfermedad de las encías favorece la inflamación y aumenta la probabilidad de evento cardiovascular.

Gripe. Varios estudios clínicos han mostrado la relación de algunos brotes de gripe con un marcado aumento de la mortalidad por causas cardiovasculares entre cuatro días y dos semanas después de contraer la enfermedad. La vacunación disminuye las complicaciones.

Dolor de cabeza intenso. Tres o cuatro días antes de un ictus los pacientes pueden presentar cefaleas muy intensas y repentinas, en las que el dolor de cabeza es distinto a cualquier otro sufrido antes.

La cefalea tensional produce dolor a ambos lados de la cabeza.

La cefalea tensional produce dolor a ambos lados de la cabeza.

Pérdida de visión total o parcial de forma súbita. Puede deberse a un infarto ocular, lo que requiere atención médica urgente. La hipertensión y la arteriosclerosis son los principales factores de riesgo.

Adormecimiento o parálisis de una parte del cuerpo, que pueden ir acompañados de debilidad, descoordinación, dificultades para hablar... Pueden ser una llamada de atención previa a un ictus.

Náuseas, vómitos e indigestión. El Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología alerta que en el colectivo femenino aparecen con más frecuencia estos síntomas atípicos, que pueden avisar de un infarto.

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