Antonio Orozco detalla en 'La Revuelta' sus aparatosas caídas en el escenario
El cantante ha explicado cómo sufrió dos lesiones en el mismo tobillo mientras actuaba y cómo esas experiencias definieron sus supersticiones

Antonio Orozco, durante su entrevista en La Revuelta, donde ha contado sus dos caídas en el escenario.
Antonio Orozco ha visitado 'La Revuelta' una vez más, aportando a la noche risas y buen rollo. El cantante, que confesaba que después de la grabación tenía un compromiso, rechazaba hacer una entrada en plató "loca" (como tirarse por el tobogán, por ejemplo). Ante la insistencia de Broncano, el cantante se sinceraba: "No me tiro por el tobogán porque me da mucho respeto caer, entonces prefiero entrar bien".
El presentador reconocía que no sería la primera vez que un invitado se caía, y mostraba curiosidad. ¿Ha sufrido Antonio Orozco tropiezos en el escenario?
Antonio Orozco recuerda sus caídas en el escenario y sus surrealistas supersticiones
"Me he roto el tobillo dos veces actuando. Ojalá no me vuelva a pasar nunca más. Desde entonces trato de llevar botas". La primera vez fue en San Juan de Puerto Rico después de muchas entrevistas, cuando "me rompí el tobillo en la segunda canción. Me infiltraron, porque era un dolor bastante agudo, y pude terminar el concierto". Eso sí, confiesa que fue una de las experiencias más intensas de su vida.
Broncano ha querido ahondar más en cómo fue esta caída, ya que Antonio Orozco no realiza coreográfías "como la Beyoncé". "Había una tarima, salté al final de la canción y había un mazo de cables".
Tras poner imágenes posteriores no de esta, sino de su segunda caída, Antonio Orozco ha relatado cómo fue: "Me rompí el mismo tobillo en Cambrils. Ahí pude terminar el concierto, fue una pasada", ha explicado, y es que se lo vendaron y pudo continuar con el show.
A raíz de su primera caída, Antonio Orozco confiesa que empezó a ser supersticioso, y es que alguien le advirtió antes del concierto que no saliera con el look que llevaba: una camiseta amarilla. "Nunca más me he vuelto a poner una camiseta amarilla, y nunca más he vuelto a hacer algo importante sin ponerme calcetines de rayas". Y es que antes de esta experiencia, tenía como ritual llevar sus calcetines de rayas. "La fijación llega a tal punto que, si no tengo calcetines de rayas en el momento, cojo un rotulador...", ha dicho, sin poder evitar estallar en carcajadas.