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Alergias de invierno: cómo hacerles frente

Algunas alergias se presentan durante todo el año, agudizándose en
la estación del frío y, para combatirlas, es necesario tomar una serie de
medidas, ¡te las contamos!

Aunque creas que las alergias son propias de la primavera, lo cierto es que en invierno también se dan algunas variantes.

Nereida Domínguez

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética..

Rinitis, estornudos, mucosidad... son los síntomas clásicos del resfriado, pero también pueden corresponder a una alergia, incluso en invierno. Y es que no hay que olvidar que las bajas temperaturas, los ambientes cerrados y el calor seco de la calefacción potencian el efecto de una gran variedad de sustancias alergénicas.

Causas de alergia invernal: moho ambiental, en casa y en el exterior

La lluvia y la humedad propias de esta época del año favorecen la proliferación de esporas de moho en el ambiente. Además, el contraste de temperatura entre el exterior y el interior aumenta su presencia también en los hogares.

Estas partículas microscópicas, inofensivas para la mayoría de la población, resultan especialmente molestas para las personas sensibles a ellas. Debido a su pequeño tamaño, entran en el sistema respiratorio con gran facilidad, desencadenando la reacción alérgica. Los síntomas más habituales son mucosidad, irritación ocular y tos persistente.

¿Cómo hacerle frente?

Además de mantener la calefacción a una temperatura razonable, es necesario que haya un nivel de humedad inferior al 40% para, de esta manera, evitar la proliferación de moho. Si es necesario, se puede utilizar un deshumificador.

También se aconseja ventilar la casa a diario, especialmente los dormitorios, y si es posible, procurar que entre la luz del sol para evitar la proliferación de esporas. Las plantas de interior pueden convertirse en un foco para la producción de moho, sobre todo las que necesitan riego abundante, por lo que, si en casa hay un alérgico, es conveniente deshacerse de ellas.

Causas de alergia invernal: ácaros, más frecuentes que nunca

El invierno es una estación complicada para los alérgicos al polvo. La casa se ventila con menos frecuencia y, además, se llena de objetos como alfombras, mantas y edredones, ideales para la proliferación de los ácaros. Es normal, por lo tanto, que se experimenten los síntomas típicos (rinitis, estornudos, tos, lagrimeo...) con mayor virulencia.

¿Cómo hacerle frente?

La limpieza debe realizarse con más frecuencia de lo habitual, utilizando una aspiradora, a ser posible con filtro de alta eficiencia (filtro HEPA), y un paño húmedo para eliminar el polvo de las superficies.

También es importante reducir, en la medida de lo posible, la cantidad de alfombras, cortinajes, peluches, etc. que hay en casa y lavar la ropa de cama con el agua a una temperatura de 60 grados como mínimo. No hay que olvidarse, además, de ventilar la casa a diario.

Causas de alergia invernal: polen invernal

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Algunos árboles y plantas, como el ciprés o los setos de los jardines (cipreses de Arizona), polinizan en los meses de enero, febrero y marzo. Los alérgicos a este tipo de polen, por lo tanto, ven cómo se agudizan sus síntomas en invierno, con cuadros alérgicos que pueden durar varias semanas. Los síntomas más habituales son picor de ojos y nariz, lagrimeo, mucosidad acuosa y estornudos.

¿Cómo hacerle frente?

El polen está en el ambiente, por lo que, en la medida de lo posible, conviene evitar los lugares con abundante vegetación (parques, jardines, etc.), sobre todo los días secos y soleados.

A la hora de ventilar la habitación, hay que hacerlo después de levantarse, por la mañana, ya que por la tardenoche, el índice de polinización suele ser mayor. También se aconseja ducharse y lavarse el pelo antes de ir a dormir para que, de esta manera, el polen acumulado en nuestro cuerpo no nos afecte por la noche.

Causas de alergias invernales: máximo cuidado con las mascotas

Cada vez hay más personas alérgicas a animales domésticos como el gato, el perro, el hámster, el conejo, etc. En realidad, el alérgeno no es la mascota en sí, sino la caspa, la saliva o el pelo que desprende, según el caso. Aunque la mejor medida es evitar tener animales cuando hay un alérgico en casa, hay una serie de precauciones que, en los casos más leves, pueden reducir las molestias sin necesidad de recurrir a soluciones más drásticas.

¿Cómo hacerle frente?

Es muy importante evitar que la mascota entre en el dormitorio de la persona alérgica y procurar, además, que esta estancia esté siempre cerrada para, de esta manera, evitar que entre el alérgeno.

También es conveniente lavar a los animales a fondo una o dos veces por semana y aplicarles unos productos específicos que eviten la descamación.

¿Existe la alergia al frío?

No es demasiado frecuente, pero puede ocurrir. Se le llama urticaria a frigore y se trata de la reacción de la piel ante estímulos fríos como las bajas temperaturas, el viento y el contacto directo con agua, objetos, bebidas o alimentos fríos.

Se manifiesta con la aparición en la piel de una especie de ronchas rojizas que producen picor. También puede aparecer fiebre, dolor de cabeza, dificultad para respirar...

Para diagnosticarlo se coloca un cubito de hielo en el antebrazo durante 5 minutos para comprobar si se da la reacción cutánea.