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Bebidas energéticas: ¿son peligrosas para la salud?

Se toman para mantenerse despierto, rendir más o hidratarse, pero en realidad no son adecuadas para tales fines

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El consumo de bebodas energéticas debería reducirse al mínimo, ya que sus riesgos son mucho mayores que sus supuestos beneficios.

Nereida Domínguez
Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.

Sección coordinada por la doctora María José Peiró, especialista en Medicina Familiar, con más de 10 años de experiencia tanto en el ámbito público como privado. Máster en nutrición y dietética.PAL- Luis Palomino

El consumo de bebidas energéticas ha experimentado un importante aumento durante las últimas décadas. El 31% de la población las toma regularmente en España, pero esa cifra se duplica si nos referimos a los adolescentes (10-18 años) y alcanza el 62%, según los últimos datos registrados.

Lo que es aún más preocupante es que entre los niños españoles (3-10 años) ya alcanza el 26%. Esta ingesta tan elevada se explica por el escaso conocimiento que muchos consumidores tienen sobre estas bebidas: muy pocos saben que contienen casi tanta cafeína como el café, mientras que otros minimizan sus riesgos al pensar que son similares a las bebidas carbonatadas o a las isotónicas.

La realidad es bien distinta. Los expertos aconsejan no tomarlas por su elevado contenido en cafeína o azúcares, lo que tendrá efectos perjudiciales para la salud (obesidad, hipertensión, etc.), como concluye el Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).

¿Cuáles son las consecuencias de las bebidas energéticas?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que las bebidas energéticas "pueden representar un peligro para la salud pública". Éstos son algunos de sus posibles efectos secundarios:

Problemas cardiovasculares, de insomnio, ansiedad y de comportamiento

Una lata de bebida energética contiene más del doble de cafeína que una de bebida de cola y la misma cantidad que un café.

El problema es que en ese caso la mayoría de personas no son conscientes de estar tomando cafeína, así que su consumo podría sumarse al del té, café o chocolate del desayuno, de media mañana, etc., que también contienen cafeína, lo que provocaría un exceso de ésta.

Los riesgos a corto plazo son insomnio, ansiedad y cambios en el comportamiento; y a largo plazo puede causar, por ejemplo, problemas cardiovasculares.

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El agua de coco, sin azúcares añadidos, hidrata y es una alternativa saludable a las bebidas energéticas.

Exceso de azúcar

Las bebidas energéticas pueden incluir hasta 11 gramos de azúcar por 100 ml de producto. Así, una lata de tamaño estándar de 330 ml puede aportar el equivalente a nueve cucharaditas de azúcar o lo que es lo mismo 36 gramos (100 gramos de galletas con pepitas de chocolate contienen aproximadamente la misma cantidad). Esta cifra supera la cantidad diaria recomendada por la OMS, que es de 25 gramos para una persona adulta.

Alteración del sistema nervioso

Estas bebidas se han incluido en la Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España, del Ministerio de Sanidad, que las considera una sustancia psicoactiva.

A partir de los 14 años la mitad de los jóvenes las toman y pueden llegar a beber varias al día, superando la recomendación máxima de cafeína (el consumo de más de 60 mg en adolescentes de 11 a 17 años podría provocar alteraciones del sueño y esta cantidad se alcanza con una sola lata de refresco energético).

En este sentido, la Academia Americana de Médicos de Familia (AAFP) ya se ha opuesto a la venta de bebidas estimulantes a los menores de 18 años en EE UU.

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El peligro de mezclarlas con alcohol

Precisamente un 16,1% de los jóvenes suele mezclarlas con alcohol y, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS), esto supone un riesgo añadido al inducir a una mayor ingesta de alcohol. Resulta que las altas cantidades de cafeína presentes en estas bebidas tienden a enmascarar los efectos de éste y, por lo tanto, hacen que se consuma más cantidad, ya que la persona no es consciente del nivel de embriaguez.

Enfermedades que se derivan

Palpitaciones, insomnio, sobrepeso y obesidad son algunos de sus efectos secundarios más frecuentes, pero además la ingesta regular de bebidas energéticas se ha asociado a hipertensión (un estudio publicado en el "Journal of American Heart Association" mostró que alteraban la actividad del corazón y aumentaban la presión arterial), pérdida de masa ósea y osteoporosis, y enfermedades cardiovasculares.

Por otro lado, se debe consultar al especialista si se toma alguna medicación de manera habitual, ya que podría significar un riesgo añadido.

¿Cómo se etiquetan las bebidas energéticas?

Además de cafeína, suelen contener otros ingredientes estimulantes, razón por la que la Asociación de Bebidas Refrescantes (ANFABRA) ha incluido la recomendación de "consumir de forma moderada" en las etiquetas de estos productos.

Taurina

La formulación de estas bebidas se enriquece con este ácido orgánico al que se le suponen infinidad de propiedades saludables.

Sin embargo, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, cuando la taurina se añade a alimentos, no está demostrado que tenga un efecto positivo sobre la función cognitiva o muscular, ni que ayude a evitar la fatiga tras el ejercicio.

D-glucuronolactona

Son azúcares, presentes también de forma natural en los alimentos, pero en las bebidas energéticas en una concentración mucho mayor, según la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria. Son "responsables" de ese supuesto aporte extra de energía.

L-carnitina

Se añade a las bebidas energéticas para ayudar a la función muscular y el rendimiento físico, debido a que la L-carnitina moviliza las reservas de grasa para poder emplearlas como fuente de energía.

Cafeína

Suelen incluir más de 150 mg/l, por lo que debe aparecer junto al nombre de la bebida el lema: "Contenido elevado de cafeína: No recomendado para niños ni mujeres embarazadas o en período de lactancia", según establece la legislación.

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Gingsen

Ginseng, guaraná, etc. Se usan para aumentar la concentración, la energía y, en algunos casos, el deseo sexual. En dosis altas o con cafeína, como en estas bebidas, pueden ser perjudiciales. No se deben tomar durante el embarazo, la lactancia y en menores de 18 años.

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