Salvatore Adamo nació el 1 de noviembre de 1943 en Comiso, Sicilia (Italia). Fue el primogénito de los siete hijos de un matrimonio formado por un pocero llamado Antonio y su esposa, Concetta, una bondadosa ama de casa. Debido a la crisis económica que se vivía en la Italia de la posguerra, Antonio emigró a Bélgica para trabajar en las minas de carbón de Marcinelle, adonde muy pronto fueron también su mujer y su hijo, de 3 años. Allí nacieron sus hermanos: Delizia, Eva, Salvina, Giovanna, Titina y Giuseppe. Aunque los siete niños pasaron una infancia feliz, más difícil fue cambiar el sol siciliano para el padre, que trabajaba más de 14 horas diarias para darles estudios a sus vástagos. En 1948, la familia se trasladó a Jemappes (Mons) y, dos años más tarde, Salvatore enfermó de una meningitis que le dejó 13 meses postrado en cama. Su primer contacto con la música se produjo a los 11 años cuando entró en el coro de la iglesia parroquial, afición que compaginaba con el fútbol, una de sus grandes pasiones. A los 12 años actuó por primera vez en público y ganó un concurso que tenía como premio 2 kilos de chocolate belga.