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Cristina e Iñaki: todos los problemas a los que se enfrentan en su divorcio

El desacuerdo económico está frenando la firma del convenio regulador de la separación de los ex-Duques de Palma

Este es el beso apasionado de la Iñaki y su nueva pareja que difundió en exclusiva Telecinco.

Victoria Díaz

El pasado 6 de junio era la fecha clave para la ruptura definitiva. Un día después de que Irene, la menor de sus cuatro hijos, cumpliera los 18 años, Cristina e Iñaki tenían vía libre para divorciarse. Antes también podían, pero decidieron esperar porque, sin hijos cuya custodia y tutela negociar, se evitaban el obligado paso por los juzgados en esos casos y los todavía cónyuges podían firmar ante un notario el convenio regulador que pondrá el punto final a 25 años de matrimonio.

Al tratarse de un divorcio de común acuerdo (él ya ha rehecho su vida sentimentalmente y ella podría estar también en ello), hacerlo ante un notario sería un trámite mucho más sencillo y, sobre todo, más protegido de miradas ajenas y filtraciones. Pero, contra todo pronóstico y según recientes informaciones, el divorcio de la Infanta y el exbalonmanista se ha complicado.

Según explicó hace unos días la periodista Paloma García-Pelayo en ‘El programa de Ana Rosa’, han surgido "discrepancias de última hora" que van a retrasar la legalización de su separación, que todo apunta a que se producirá antes o después en la localidad suiza de Ginebra por haber sido el último domicilio familiar, aunque en algunos medios se ha indicado que el lugar de la firma podría ser la también ciudad suiza de Lausanne.

Final entre escollos. La periodista Paloma García-Pelayo contó en televisión cuál es el principal problema que tienen Cristina e Iñaki para formalizar su separación matrimonial.

"No quiere fastidiarle, pero tampoco financiarle su nueva vida"

"El problema es económico, porque Iñaki tiene que recibir una compensación por parte de la infanta Cristina y ella no está dispuesta a financiar la vida de él estando con otra mujer", afirmó García-Pelayo, en referencia a la nueva pareja de Urdangarin, la abogada vasca Ainhoa Armentia, en cuya compañía se le ha visto viajar en los últimos meses a Baqueira Beret y Palma de Mallorca.

"Cristina no quiere fastidiar a su exmarido, pero tampoco quiere financiarle con una cantidad inoportuna", continuó diciendo la periodista. Según lo que ya indicó el comunicador Juan Luis Galiancho, el ex-Duque de Palma, que no ha encontrado trabajo desde que saliera de prisión, solicita una asignación de 25.000 euros mensuales, así como el pago de una indemnización que ascendería a más de 2 millones de euros.

Iñaki y Ainhoa a su regreso de un viaje a Palma de Mallorca.

Esta última cantidad, que Urdangarin quiere que le sea desembolsada en un único pago, ha sido interpretada por muchos como el precio que el exdeportista pide para no revelar nada que pudiera afectar de forma negativa a su ya exfamilia política. Al parecer, el que fuera cuñado del rey Felipe VI habría recibido una sustanciosa oferta para escribir un libro, que, obviamente, iba a ser un superventas. Viendo la negativa incidencia que ha tenido la publicación de las memorias del príncipe Enrique sobre la monarquía británica, no sería de extrañar que la española quisiera también protegerse de lo que Iñaki pudiera explicar.

Un documento con todas las cantidades

Otra de las exigencias de Urdangarin es que todas las cantidades que vaya a recibir "consten en un documento firmado y sellado", porque, según añade, "está cansado de comerse los marrones". Aunque este documento sería de carácter privado, serviría para que el ex-Duque se cubriera las espaldas ante posibles investigaciones de la Hacienda Pública. A diferencia de su todavía esposa, Iñaki tiene residencia fiscal en España.

Iñaki liquidó hace sólo unos días Aizoon, la empresa en la que Cristina figuraba como socia y que sentó en el banquillo a la Infanta en el caso Nóos.

Todas estas cantidades son las que están poniendo trabas al acuerdo. Empleada de la Fundación Aga Khan desde hace décadas (dejó de trabajar en la Fundació La Caixa hace dos años), Cristina tiene un sueldo de 30.000 euros mensuales y ella es la que tiene que hacerse cargo de los gastos de los hijos que todavía dependen económicamente de sus padres.

Pese a llevar dos años separado de su mujer, Urdangarin ha mantenido el contacto con sus hijos.

Unidos a sus padres. Cristina es la que, desde hace años, se ha hecho cargo económicamente de sus cuatro hijos. Ellos están al lado de su madre, pero adoran también a su padre.

Iñaki no puede aportar nada a su manutención y educación puesto que, a día de hoy, carece de ningún emolumento y vive en la casa de su madre en Vitoria. Ésa es la razón por la que, según la ley de divorcio, Urdangarin tiene que recibir manutención, ya que es la parte del matrimonio que sale peor parada con la separación. Los hijos de la pareja –Juan, Pablo, Miguel e Irene– están del lado de su madre, pero también tienen una excelente relación con su padre, al que sencillamente adoran. Iñaki está especialmente unido a Pablo, que ha seguido sus pasos como jugador de balonmano, por lo que ambos tienen una gran complicidad.