Cristina e Iñaki Urdangarin: todo lo que esconde su misterioso divorcio
Los que fueran Duques de Palma firmarán este año un acuerdo superconfidencial que, según informaciones que han trascendido, beneficiaría enormemente a Iñaki
El exbarcelonista querría dedicarse al asesoramiento deportivo.
Según las últimas informaciones, es muy probable que la infanta Cristina y su todavía marido, Iñaki Urdangarin, no firmen su divorcio antes del 5 de junio, día en el que su hija menor, Irene, cumplirá 18 años, porque, para entonces, ya no tendrán hijos menores cuya custodia negociar y no sería obligatorio que el acuerdo se tramitara en el juzgado, sino que podría firmarse ante notario, lo que, además, blindaría su privacidad.
Eso sí, para ello, deberían contar con la aprobación de sus hijos, pues, según dice la ley, "los hijos mayores o menores emancipados deberán otorgar el consentimiento ante el secretario judicial o notario respecto de las medidas que les afecten por carecer de ingresos propios y convivir en el domicilio familiar".
El ex-duque con su hijo Pablo y su madre, Claire, con la que vive.
Iñaki Urdangarin cobraría 25.000 euros al mes
Ya sea por eso o para evitar cualquier tipo de problema posterior, se cree que el acuerdo será muy beneficioso para Iñaki, como reveló Juan Luis Galiacho en el programa "Fiesta". "La cantidad que ahora mismo está encima de la mesa, la que ha pedido Iñaki Urdangarin y que parece que se le va a dar, es de 25.000 euros al mes –dijo el periodista–. Eso es lo que él ha solicitado para vivir (...) Aparte de esta pensión mensual, ha pedido o, por lo menos valora, una indemnización que todavía no está fijada, pero que sería superior a los 2 millones de euros".
Actualmente, Cristina, que dejó la Fundación La Caixa en el 2020, trabaja en la Aga Khan Development Network, un grupo de fundaciones creado en 1967 por el gran amigo de don Juan Carlos y cuyos 96.000 empleados desarrollan su labor social en más de 30 países. Desde Ginebra, donde reside desde el 2013, la Infanta dirige proyectos de cooperación en países en desarrollo, ganando unos 400.000 euros al año, es decir, algo más de 30.000 euros al mes, lo que genera dudas sobre quién sufragará esos 25.000 que reclamaría Iñaki.
La infanta con su padre en París.
Él también reclamaría la propiedad de varios inmuebles
Los argumentos del exjugador para exigir semejante cantidad serían que asumió toda la culpa en el caso Nóos y que carece de ingresos, pues dejó su trabajo en el despacho de abogados Imaz&Asociados de Vitoria en marzo del 2022. Luego realizó prácticas no remuneradas en el Barça de Balonmano como parte de un máster de "coaching" que comenzó en prisión, pero, desde entonces, no se le conocen otros empleos.
Por el contrario, su actual pareja, Ainhoa Armentia, que ya se ha divorciado, sí que sigue trabajando en el despacho de abogados en el que se enamoraron y vive en Vitoria con sus dos hijos, mientras que Iñaki, según afirmaba recientemente su abogado, Mario Pascula Vives, reside con su madre.
Tal vez la idea de instalarse juntos estaría detrás de otra de las supuestas reclamaciones de Urdangarin para firmar el divorcio: que se pongan a su nombre varios inmuebles que compartía con la Infanta, como la casa de Bidart, la localidad francesa donde veranea su familia.
Una imagen de archivo de Cristina de Borbón con Claire Liebaert, en la playa de Bidart.
Hace unos días, algunos medios publicaron que Iñaki también habría reclamado el chalet que la Familia Real disfruta en Baqueira, pero la residencia no les pertenece a ellos, sino a la estación de esquí. De ahí que se crea que su reciente visita a la casa, acompañado de Ainhoa, tuviera como objeto recoger su material de esquí.
Lo único que se sabe con seguridad es que, una semana después, el propio rey Felipe se alojaba en la misma residencia a pesar de que últimamente parece preferir las pistas de Sierra Nevada a las de la Vall d’Aran para sus escapadas de esquí. ¿Iba a controlar lo que habría hecho su excuñado allí, a reivindicar la casa o a demostrar que, pese a todo, sigue apoyando a su hermana? Sólo ellos lo saben.
