El tenso momento entre el príncipe Guillermo y el príncipe Andrés que dejaría clara su mala relación
La salida del funeral de la duquesa de Kent dejó una escena incómoda entre tío y sobrino que refleja la distancia entre ambos
El príncipe Guillermo y el príncipe Andrés en el funeral de la duquesa de Kent. Redes sociales
El príncipe Guillermo siempre se ha mostrado muy crítico con la conducta de su tío, el príncipe Andrés, marcada por años de polémicas y escándalos. Aunque el duque de York ya no ejerce funciones oficiales dentro de la Casa Real británica desde que fuera involucrado en el "caso Epstein", sigue formando parte de la familia y asiste a algunos actos, lo que genera situaciones incómodas para el heredero al trono.
Según han reportado diversos medios británicos, Guillermo habría presionado a Carlos III para que Andrés fuera apartado de manera definitiva, pero el rey, al igual que en su día Isabel II, mantiene cierta permisividad con su hermano, permitiéndole acudir a eventos de carácter familiar.
El príncipe Andrés. Foto: EFE/NEIL HALL
Guillermo y Andrés: su supuesta mala relación al descubierto
El último episodio que refleja la tensión se produjo en el funeral de la duquesa de Kent, celebrado en la Catedral de Westminster. Fue un acto histórico para la familia Windsor, ya que se trató del primer funeral católico en cuatro siglos. Entre los asistentes estuvieron el rey Carlos III, el príncipe y la princesa de Gales, además del propio Andrés, acompañado de Sarah Ferguson.
La ceremonia se desarrolló con normalidad, aunque la reina Camilla se ausentó en el último momento por problemas de salud. Todo transcurría en un clima solemne hasta que, a la salida del templo, se produjo un gesto que no pasó desapercibido.
El momento incómodo a la salida del templo
Mientras los miembros de la familia real abandonaban la catedral, el príncipe Andrés trató de iniciar una conversación con su sobrino. Sin embargo, Guillermo optó por no responder, manteniendo el silencio y continuando su camino sin entablar diálogo alguno.
El gesto fue interpretado por la prensa británica como una muestra clara de distanciamiento y de desaprobación hacia su tío. Varios testigos señalaron que el heredero se sintió “incómodo” y “emboscado” por el intento de acercamiento.
La incomodidad fue mayor al contrastar la seriedad del resto de asistentes con la actitud del duque de York, que se mostró sonriente tras el oficio religioso, una imagen que aumentó la sensación de frialdad entre ambos.
Un vínculo roto
Esta escena ha reforzado la percepción de que la relación entre Guillermo y Andrés está prácticamente rota. El príncipe de Gales no parece dispuesto a olvidar el pasado de su tío ni a permitir que sus polémicas interfieran en su imagen como futuro rey. Un gesto silencioso, pero revelador, que ha sido muy aplaudido y que ha dejado claro que Andrés no es perdonado.
