Daniel Ducruet rompe su silencio casi 30 años después del escándalo con Estefanía de Mónaco
El exmarido de la princesa asegura que fue “víctima de una trampa” y que lo drogaron la noche en la que se hicieron las fotos que acabaron con su matrimonio
Daniel Ducruet y Estefanía de Mónaco
Daniel Ducruet ha vuelto a hablar tres décadas después de uno de los mayores escándalos de la realeza europea. El exguardaespaldas y exmarido de Estefanía de Mónaco ha recordado el episodio que en 1996 puso fin a su matrimonio y sacudió a la familia Grimaldi: las fotos en las que aparecía en actitud cariñosa con una bailarina belga, Fili Houteman.
Daniel Ducruet habla en TV
“Fui víctima de una trampa”, ha asegurado en una entrevista reciente, en la que insiste en que lo drogaron aquella noche para que perdiera el control. Su versión, que ahora ha querido explicar con calma, da un nuevo giro a una historia que aún hoy sigue despertando interés y polémica.
Daniel Ducruet: “Me drogaron, había una cámara esperándome”
Ducruet ha explicado que acudió a una fiesta organizada por un amigo, donde le presentaron a la joven con la que más tarde fue fotografiado. Según su relato, en aquel encuentro bebió vino en el que habrían puesto “sustancias”, y un paparazzi esperaba escondido para captar las imágenes que después dieron la vuelta al mundo.
Estefanía en los 80.
El exmarido de Estefanía asegura que, al volver a casa, fue sincero con la princesa y le contó lo sucedido. “Se echó a llorar, pero no hablamos de separarnos”, recuerda. Sin embargo, poco después recibieron una llamada anónima que les advirtió de que las fotos estaban a punto de publicarse. Tres días más tarde, el escándalo estalló en las portadas de toda Europa.
“Intenté comprar las imágenes para proteger a mi familia, pero fue imposible. Ya estaban vendidas”, lamenta ahora Ducruet, que confiesa que vivió aquellos días “como una pesadilla”.
Estefanía de Mónaco y Daniel Ducruet: el fin del cuento de hadas
La relación entre la princesa y su escolta había sido un auténtico cuento moderno: se conocieron durante un acto oficial, se enamoraron y se casaron en 1995, convirtiéndose en padres de dos hijos, Louis y Pauline Ducruet.
Pero aquella filtración lo cambió todo. Estefanía pidió el divorcio y Daniel pasó de ser el yerno de Rainiero de Mónaco a un personaje perseguido por la prensa.
Con Daniel Ducruet y el primer hijo de ambos, Louis. La pareja se separó al hacerse pública una infidelidad de Ducruet.
“Fue muy duro ver cómo se destruía todo en un instante. No sólo perdí a mi mujer, también a mi familia y a mi lugar en el Principado”, confiesa con emoción. Aun así, asegura que nunca quiso lucrarse con aquella historia: “No busqué dinero, busqué justicia. Quería que se supiera que fue una trampa”.
Con el tiempo, la vida de ambos siguió caminos distintos. Estefanía rehizo su vida alejada del foco mediático y centrada en sus hijos, mientras que Ducruet se dedicó a los negocios y ha intentado mantener una buena relación con ellos.
“Mis hijos deben conocer mi verdad”
Daniel Ducruet llora en TV
A sus 60 años, Daniel asegura que su única intención al hablar ahora es que sus hijos sepan toda la verdad. “No quiero que piensen que traicioné a su madre. Quiero que comprendan lo que pasó y por qué”, afirma.
El exmarido de la princesa también reconoce que, aunque el tiempo ha curado las heridas, aquella historia le marcó para siempre. “Quizá el matrimonio habría terminado igualmente, pero no así, no de esa manera tan cruel”, admite.
Hoy vive alejado de los focos, pero todavía siente que tiene cuentas pendientes con el pasado. “He cargado con la etiqueta del infiel durante 30 años, pero esa no es la verdad completa”, insiste.
Una historia que aún conmueve
Con su ex, celebrando el cumpleaños de su hija en común, Pauline Ducruet.
El escándalo de Daniel Ducruet y Estefanía de Mónaco fue uno de los más mediáticos de los 90 y puso en jaque a la imagen de la familia Grimaldi. Tres décadas después, el protagonista intenta limpiar su nombre y ofrecer su versión de lo ocurrido.
Entre la vergüenza, el arrepentimiento y la necesidad de ser escuchado, Ducruet vuelve a recordar que detrás del glamour y los titulares, había una familia real de carne y hueso que también sufrió las consecuencias de la fama y de la traición.