El terrible caso de la mujer que se suicidó por la difusión de un vídeo sexual suyo

Unos 150 empleados de Iveco se concentraron para pedir responsabilidades por este suceso
La noticia del suicidio de Verónica R., una joven madrileña de 32 años, casada y madre de dos niños de corta edad, ha provocado una fortísima conmoción. La mujer se quitó la vida el sábado 25 de mayo en su casa de Alcalá de Henares, después de que se viralizase entre sus compañeros de trabajo un vídeo sexual que había grabado hacía seis años.
Operaria de la cadena de producción de la planta de vehículos de Iveco, Verónica llevaba un mes soportando comentarios, risas, cuchicheos, bromas y miradas. La situación se agravó cuando la joven supo que estas imágenes suyas habían llegado también a su cuñada y su esposo. Al día siguiente, se suicidó.
Según las primeras investigaciones, se trataría de un caso de «porno-venganza». Un antiguo novio suyo, también empleado en Iveco, la amenazó con difundir vídeos si no volvía con él. Ella se negó y él cumplió sus amenazas, enviando las imágenes al grupo de Whatsapp del trabajo. En poco menos de un día, las imágenes llegaron a 200 personas.
Fue sólo el principio de una bola de nieve que iba creciendo. Verónica acabó por acudir al departamento de Recursos Humanos, que le ofreció denunciar el caso a la policía, pero ella se negó. La ausencia de denuncia hará inviable que el autor de la difusión y los que vieron y compartieron el archivo puedan ser acusados de «sexting» (difusión de imágenes y vídeos privados sin autorización de la persona afectada), pero todos ellos podrían haber incurrido en un delito de revelación de secretos, que tiene penas de entre tres meses y un año de cárcel.
Pocos días después del suicidio de Verónica, su expareja se entregó voluntariamente en un cuartel de la Guardia Civil, desde donde fue trasladado ante la Brigada Central de Investigación Tecnológica de la Jefatura Superior de Policía Nacional. Tras prestar declaración ante los agentes, quedó en libertad sin cargos.