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Angela Merkel: la mujer más poderosa del mundo dice adiós

Tras 16 años como canciller de Alemania, esta química discreta e inteligente deja la política

Angela Merkel en una foto reciente con Armin Laschet, su sucesor en la CDU (derecha).

Redacción

Si se hubiera presentado a la reelección el pasado 26 de septiembre, Angela Merkel hubiera arrasado. Pero, tras 16 años en el poder, el nombre de la canciller no figuró en estas elecciones alemanas como líder de su partido. Se va de la política.

La retirada de la mujer más poderosa del mundo deja un gran vacío político porque ninguno de sus correligionarios ni rivales tiene tanto carisma como ella. Con su discreción e inteligencia y un estilo de mando "libre de testosterona", esta mujer de 67 años que parece vestir de uniforme se ha revelado como una gran estadista.

No sólo en su país, donde un 80% de la población considera positiva la herencia de Merkel, sino en la mismísima Unión Europea, en la que impuso su pragmatismo y su incansable talante negociador. A día de hoy, cuando todavía sigue en su puesto a la espera de un recambio político en Alemania que se prevé complicado, nadie sabe qué hará la "canciller eterna" cuando deje de serlo. Ni ella misma.

Tras su retirada, Merkel no entrará en el consejo de administración de ninguna empresa

"Dormiré, pasearé, leeré y pensaré exactamente qué quiero hacer", ha dicho, añadiendo que le dedicará más tiempo al huerto y al jardín que tiene en su casa de Uckermark y, sobre todo, a su marido, el químico Joachim Sauer, al que le debe mucho y que siempre ha estado en un discretísimo segundo plano. Lo que sabe es que Merkel no ejercerá ningún cargo político, ni entrará en el consejo de administración de ninguna gran empresa. 

La retirada de la mujer más poderosa del mundo deja un gran vacío político.

Angela Merkel: conferenciante y mediadora

En un futuro, podría dar conferencias, ejercer la docencia o trabajar como mediadora o asesora en conflictos internacionales. Como excanciller, le corresponde un despacho con personal en el Parlamento, coche oficial con chófer y una pensión de 15.000 euros brutos mensuales. Una jubilación más que merecida para esta mandataria modesta, sosegada y analítica, a la que ningún compatriota cree capaz de meterse en el bolsillo un euro que no le corresponda.

El lucro personal (mucho menos, el robo o el expolio) jamás ha sido un incentivo para esta mujer que ha hecho mucho por la igualdad de género sin esgrimir la bandera del feminismo. Sólo hace unos meses declaró que era feminista, si por eso se entendía que creía en la igualdad de hombres y mujeres. En su país, muchos niños pequeños que han crecido con ella en el poder se preguntan si un hombre puede ser canciller. ¿De dónde sale esta política inusual y pragmática que está considerada como una rareza en su partido, en la política alemana y entre los líderes mundiales?

Crecida en la RDA, con una infancia muy feliz

Nacida en Hamburgo en 1947, Angela Kasner se crió en la República Democrática Alemana, donde su padre, un pastor luterano, se instaló para evangelizar. Pese a la dureza del régimen comunista, tuvo una infancia feliz y siempre ha guardado buenos recuerdos de Templin, el pueblo que considera como natal y donde se ha construido una casa a la que se escapa siempre que puede.

Tras estudiar Química, casarse y divorciarse, la caída del muro de Berlín la llevó a meterse en política. Su ascenso en la CDU, donde Helmut Kohl fue su mentor, fue imparable, pese a la constante infravaloración de los hombres de su partido. Ella aguantó con estoicismo hasta que, aprovechando un escándalo que afectó a Kohl, consiguió ser la presidenta del partido. Como candidata, ganó las elecciones del 2005 y repitió mandato en tres ocasiones más.

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