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Carlos Maldonado, ganador de MasterChef: "Yo pensaba que no iba a llegar a nada"

Tras descubrir en "MasterChef" su don para la cocina, ya tiene una estrella Michelín y un documental recién estrenado, que cuenta su historia

Carlos Maldonado abrió su restaurante al mismo tiempo que se estrenaba como padre.

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La discreta puerta de su restaurante Raíces, situado frente al río Tajo a su paso por Talavera de la Reina (Toledo), atrae más miradas desde que a su lado se ha instalado la codiciada placa roja de la estrella Michelín. Sin embargo, para Carlos Maldonado este reconocimiento no es sinónimo de éxito.

"El éxito es muy relativo. Para mí es estar el máximo tiempo posible en ese estado de ánimo llamado felicidad, y para eso no hace falta haber conseguido una estrella", cuenta a tu Revista Pronto este joven de 32 años. "Para mí la estrella es que mis comensales salgan con una sonrisa y yo pueda seguir pagando sueldos y creciendo", añade.

Protagonista de un documental y gran amigo del jurado de MasterChef

Lo cierto es que Carlos Maldonado ha conseguido cosas que nadie antes había logrado: es el primer ganador a nivel mundial del formato televisivo que obtiene la estrella Michelin, aunque su mayor éxito, sin duda, es haber encontrado su don después de vivir una infancia y una juventud marcadas por la incomprensión y la rebeldía.

Ahora el recorrido desde sus raíces hasta el triunfo en las cocinas se ha plasmado en un documental dirigido por Hernán Zin, que puede verse en RTVE Play.

Carlos, junto al jurado del programa que le cambió la vida, con quienes mantiene una excelente relación. De hecho, Samantha Vallejo-Nágera no puede estar más orgullosa de él:

"Que no creyeran en mí me causó complejos"

PRONTO: Quién iba a decir, cuando todos creían en tu casa que eras un trasto, que ibas a encauzar tu vida así.

CARLOS MALDONADO: ¡Y lo sigo siendo! Mira, yo he tenido a los mejores padres el mundo, a una hermana que es fantástica, a un amor, mi mujer, que me aguanta lo inaguantable, y tengo un hijo maravilloso. Eso es suerte. En la vida no sólo tienes que ser un luchador sino que también tienes que tener suerte, y yo la he tenido. Pero ese chico trasto o ese adolescente malote surgió como un desahogo de la rabia, del miedo, de la incomprensión.

P.: ¿Y de dónde venía todo eso, con un entorno tan estable?

C. M.: En el cole yo no era nada bueno, pero nunca me enseñaron otros caminos. Y que no creyeran en mí me causó complejos, y eso me hizo tener miedo y hacer cosas malas, como fumar, beber y consumir otras sustancias. Yo pensaba que no iba a llegar a nada. No me esforzaba. Hasta que a los 14 años, siendo un chiquillo, tonto e inconsciente, la lié. Tuve un accidente de moto con mi novia y ahí hubo un punto de inflexión. Tenía que cambiar, no sólo por mí, sino por el daño que causé a los demás.

P.: Y empezó tu cambio, aunque sin encontrar tu sitio. ¡Trabajaste en todo tipo de cosas!

C. M.: Sí, entrenaba muchísimo y empecé a hacer cursos para invertir en Bolsa y pedí un crédito. Pero me fue mal y caí en picado. Luego estuve limpiando excrementos de caballos, trabajé de vigilante de seguridad y también fui socorrista y entrenador de "crossfit". Deambulaba de un lado para otro, era un cabeza loca. Y en una de esas andadas fui al campo de golf, de friegaplatos y, en verano, me puse a hacer ensaladas. Me sentía muy cómodo y muy válido en la cocina. Así que me apunté a estudiar. Pero no fui a clase y me suspendieron. Y entonces fue cuando mi madre tuvo la idea de apuntarme a "MasterChef".

Carlos, con su esposa, Ruth, y su hijo, Charly, que sostiene, divertido, el cartel de la estrella Michelin de Raíces al revés.

"Todo el mundo te conoce y te juzga"

Su experiencia en el programa no fue fácil, incluso quiso abandonar por la presión. Pero tenía magia, algo especial, y se crecía con cada prueba. Ganó. Casi sin tiempo de asumir lo que había vivido, llegó otro programa, "Cocineros al volante", con su padre.

Su fama se disparó. "La tele te lanza, te pone en boca de todos, todo el mundo te conoce y te juzga. Yo me decía: 'No sé hacer la o con un canuto, pero lo voy a aprender'".

El primer revés le llegó cuando estaba en el Basque Culinary Center, donde le invitaron a irse. Sin embargo, fue allí donde aprendió a no rendirse, a cuestionar, a pensar. Y fue paso a paso.

Primero se dedicó a trabajar en su "food truck", vendiendo hamburguesas, hasta que, en el 2017, compró su local y abrió Raíces. "Busqué un equipo, lo inauguramos y nos pegamos una hostia. No tenía idea de gestión, sólo tenía grillos en la cabeza. Encima casi coincidió con el nacimiento de Charly. Me metí en dos líos a la vez, un hijo y un restaurante. Y no me dejaban dormir ninguno de los dos", cuenta.

Con su padre en otro espacio, "Cocineros al volante", donde quedaron finalistas.

"Cuando no esté a gusto cambiaré de rumbo"

Sin embargo, reabrieron con pocas mesas para hacerlo poco a poco. Todo iba genial hasta que llegó la pandemia, y sobrevivieron gracias a las hamburguesas. Luego, el restaurante pudo abrir de nuevo y, en diciembre del 2021, llegó la prestigiosa estrella.

P.: ¿Has dejado de ser Carlos de "MasterChef" para ser Carlos el de la estrella Michelin?

C. M.: Me siento muy orgulloso de ser Carlos de "MasterChef", que me lo ha dado todo. También estoy orgulloso de ser Carlos Maldonado de Raíces, y Maldo, ese chaval que se toma una cerveza frente al río con sus colegas. Y cuando no esté a gusto, cambiaré de rumbo.

P.: A pesar de la estrella.

C. M.: Hoy por hoy continuamos trabajando para seguir avanzando con una sonrisa. En el momento en el que eso cambie, bajaré la persiana. Y me pondré a limpiar excrementos de caballo. O trabajaré de peluquero o pastor. ¡Sólo vivimos una vez!