Desvelamos la verdadera vida de Junko, cuñada de Isabel Pantoja
Vecinos y conocidos revelan cómo vive Junko, la viuda de Bernardo, entre costura, pintura y recuerdos de su marido

Junko e Isabel Pantoja.
Junko, viuda de Bernardo Pantoja –padre de Anabel–, ha sido protagonista de rumores que la señalan como alquiladora de habitaciones en su piso de El Tardón. Según una confidente del programa 'Fiesta', las tarifas serían de 300 euros por pareja, o 500 incluyendo comida.
Sin embargo, Junko niega rotundamente estas versiones: "Todo es mentira. Se ha inventado esta historia Ana. Es muy mala".
Luis Vicente Rico, conocido como “Pinocho” y presunto hijo ilegítimo de Bernardo, defiende a Junko: "Junko no alquila habitaciones. Es falso. Lo está pasando muy mal. Es mayor y no se merece esto".
Una vida discreta y llena de aficiones

"Es encantadora, muy respetuosa y sencilla. Aquí nadie tiene constancia de que alquile habitaciones. Vive de dos pensiones, una de Japón y otra española. Además, cose trajes de flamenca y pinta flamencas que imprime en camisetas… Lo de echarla de su casa es una canallada".
Pablo, fotógrafo y amigo de Bernardo, añade: "La fuente a la que se refiere 'Fiesta' es una chica marroquí que se acercaba a Bernardo para sonsacarle cosas. Junko le decía que no le hiciera caso, pero él sentía pena por ella. Hasta le dejaba quedarse a dormir…".
Apoyos y cariño de quienes la rodean

PRONTO: ¿Pinocho es uno de sus mayores apoyos?
PABLO: Sí, la visita mucho, le lleva comida y la acompaña cuando está nerviosa. Es como un hijo para ella.
Junko también ha sido señalada en rumores de presunta infidelidad a su marido. Francisco, vecino cercano, aclara: "Ella quería muchísimo a Bernardo y lo echa de menos cada minuto de su vida. No ha tenido un amante jamás. Lleva una vida monacal. Va a orillas del Guadalquivir y hace ofrendas en homenaje a su marido, debe de ser una costumbre japonesa".
Una mujer fuerte y respetada

Junko, la segunda esposa del hermano de Isabel, asegura que su cuñada la culpó de la enfermedad de Bernardo.
Entre rumores y enfrentamientos familiares, Junko mantiene su vida con discreción y dignidad. Sus vecinos la describen como una persona sencilla, trabajadora y respetuosa, que sigue recordando con cariño a su esposo y se dedica a sus pasiones sin dejar que los comentarios externos afecten su día a día.
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