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¡Entrevista exclusiva! Karlos Arguiñano: “Llevo quince meses sin abrazar a mis nietos”

Hablamos en profundidad con el divertido cocinero que, a sus 72 años y tras más de tres décadas triunfando en televisión, sigue siendo un hombre familiar, sencillo, de campo y tremendamente solidario

Karlos es un profesional muy cercano, humilde y familiar. 

A.M.

Suya es la culpa de que en nuestros hogares no falte el perejil, de que todos tengamos algún plato –que le hemos copiado- que nos sale "rico, rico", y de que grandes y mayores nos quedemos atrapados con ese buen rollo magnético que desprende mientras cocina y que traspasa a nuestros hogares. Sin embargo, lejos de endiosarse, a sus 72 años Karlos Arguiñano sigue siendo un tío cercano, un hombre familiar, de campo, un tío humilde que te gana con su sinceridad y sus chascarillos. Un cocinero solidario que piensa más en cómo aportar una nueva receta de albóndigas que en la jubilación, y que disfruta con sus gallinas, sus árboles y, especialmente, sus nietos. Así lo hemos percibido en una charla íntima que nos ha regalado para PRONTO.ES.

Karlos adora vivir en el campo.

PRONTO.ES: ¿Cuál es tu secreto para estar tan vital a los 72 años? ¿Cómo te cuidas?

KARLOS ARGUIÑANO: Yo todos los días camino dos o tres horas, es lo único que hago. En televisión digo mucho eso de: "Si me veis un día corriendo, ¡paradme, porque será que no puedo parar!". Yo es que veo a gente de edad corriendo y digo: "¡Pero a dónde va éste!". Sólo corren los ladrones y los toreros, la gente normal va andando. Así estoy todo el día. 

P:: Además, tu inmensa alegría también ayudará, ¿verdad? Siempre te vemos con una sonrisa en la boca…

K.A.: Mira, ahora me pillas que hace media hora me han puesto la segunda dosis de la vacuna contra el COVID, así que hoy especialmente tengo que estar muy contento.  Yo soy un tipo con genio, pero a la vez siempre he sido el gracioso de la cuadrilla, siempre he sido el que he hecho más tonterías. Y mis amigos, que tienen ya más de setenta años todos, me dicen: "Karlos, dices las mismas chorradas que hace cincuenta años", y se siguen riendo conmigo. A mí es que me encanta en cualquier comida o cena que hagamos, hacer reír. Ayer estábamos grabando y les hice un comentario a mis compañeros sobre Eurovisión, y se me quedaron todos mirando porque son más jóvenes, porque yo les dije: "¿Pero estos salen a cantar o a qué salen? ¡Están todos locos!", porque eran increíbles los efectos especiales, las vestimentas, ovejas… Vamos, que todos me parecían Chikilicuatre. Yo soy un poco exagerado explicándolo todo, y con esas cosas los chicos se ríen.

P.: ¿Cómo es tu vida detrás de las cámaras, qué te hace feliz cuando no estás trabajando o entre fogones?

K.A.: Yo vivo en el campo desde hace 23 años ya, muy cerca de Zarautz, pero en pleno campo. Compré un terreno, me hice una casa con dinero que me traje de los programas de Argentina, y vivo con muchos animales: gallinas, conejos, patos, ocas, cabras, terneros, cerdos… ¡La mía parece la casa de Heidi! Me dan mucho trabajo, pero estoy muy, muy entretenido y veo nacimientos, fallecimientos, enfermedades… pero mi vida es muy plena. Y luego, por supuesto, lo que más me hace feliz es mi familia. Yo me casé con Luisi hace casi 50 años –los hago este año-, y tengo siete hijos con la misma. Mira, una de las cosas que digo con las que la gente se ríe mucho es que antes nos casábamos y teníamos tres o cuatro hijos, o cinco, y ahora los hijos tienen tres, cuatro o cinco padres. ¡Me cago en la leche, qué cosas pasan!

Karlos junto a su hijo Joseba Arguiñano, que trabaja con él en televisión.

P.: Con Luisi has vivido momentos duros, perdisteis dos hijos.

K.A.: Sí, perdimos a los dos primeros, y mi mujer lloraba… porque los dos queríamos tener niños. Nos nacieron muertos con siete meses, y pasamos unos disgustos tremendos. Pero yo le dije a Luisi: "Tranquila, que tienes un pedazo de marido", y ahora tenemos esos hijos y doce nietos.

P.: ¿Te has llegado ya a aprender la fecha de cumpleaños de todos?

K.A.: No, yo qué va. Mi mujer, sí. Yo soy un desastre. Ahora además se me han amontonado de tal manera, que es un cirio. Cualquier semana me dicen que tengo un cumpleaños y digo: "¿Pero ahora de quién es?". Mis nietos me hacen muy feliz, pero ahora hemos estado mucho tiempo alejados, ¡llevo quince meses sin abrazar a mis nietos! Menos mal que con las vacunas pronto nos podremos juntar. Ahora mismo es que los nietos son lo que más me cautiva del mundo. Los hijos dan trabajo, pero a los nietos los crían los padres y los abuelos estamos para hacerles las gracias y darles las chuches que no les dan sus padres.

Karlos subió esta bonita imagen de su madre con su bisnieta, y sus tres hermanas.

P.: La mayoría de tus hijos, al menos cinco, han seguido el negocio familiar. ¿Tus nietos apuntan maneras?

K.A.: Alguno ya dice que sí, pero todavía son pequeños. La mayor tiene 16 años y el año pasado ya pasó media jornada tras una barra donde vendemos helados y pan en el Arguiñano, y este año también quiere participar. Los demás ya se verá, pero ojalá sigan porque muchos cocineros que conozco han montado su restaurante, su hotel, y al ver que sus hijos no quieren seguir el negocio, llegan a los 60 o 70 años y se desilusionan, da mucha pena. Pero bueno, cada uno elegimos un camino en esta vida y hay que respetarlo. 

P.: Respecto a tu amor hacia la Luisi, ¿lo sigues cocinando a fuego lento? ¿Cuál es vuestro secreto de estos casi 50 años de casados?

K.A.: En un matrimonio se pasa por muchos procesos, para qué mentir, también hemos tenido momentos duros, pero tener una familia tan grande siempre nos ha hecho recapacitar y volver a la senda de la normalidad. Procurando ser buena persona y dialogante, se arregla prácticamente. Y un matrimonio debe de estar para ayudarse el uno al otro, intentar ser agradables el mayor tiempo posible. Como dije en el programa de Buenafuente, ¡no se puede estar follando todo el día, ja, ja! Hay que hacer muchas otras cosas. Si no, todo puede aburrir.
Lo que no hay que ser es mala persona en esta vida. Yo lo que no tolero en absoluto es la violencia doméstica, me parece un horror lo que están viviendo muchas mujeres. Es terrible cómo algunas personas tienen que aguantar a un lobo feroz en casa. ¡Que nadie lo aguante, tolerancia cero! 

P.: ¿Cómo vais a celebrar vuestro 50 aniversario de boda?

K.A.: Tenemos una casa muy grande con campo en el que he plantado ya cerca de 400 árboles, porque nosotros los regalos que nos hacemos en Navidad son árboles, incluso los nietos a los abuelos y los abuelos a los nietos. Es una maravilla porque los nietos que han plantado los árboles con 3 o 4 años se emocionan al verlos crecer. Pues allí, en ese campo, haremos un buen asado importante con unas buenas ensaladas y todos en casa. A ver si podemos juntarnos para ese 50 aniversario de los abuelos.

Karlos y su mujer, Luisi.