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Jaime Peñafiel cumple 90 años: las anécdotas y los secretos de su vida y su profesión

El 11 de junio cumplió 90 años. Una cifra redonda para repasar con nuestro colaborador desde el 2015 las anécdotas y los secretos de su vida y su profesión

Jaime Peñafiel lleva más de 6 años colaborando con tu Revista Pronto. 

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Estuvo a punto de despedirse de este mundo hace dos años por culpa del COVID-19, pero, lejos de rendirse y dejarse ir, Jaime Peñafiel resurgió de la pandemia con una fuerza casi inmortal con la que, sin pensar jamás en la jubilación, sigue trabajando 10 horas al día y publicando libros sin parar.

El nuevo es 'Alto y claro. Los secretos que nunca he contado', donde nos ameniza con las anécdotas vividas entre casas reales y socialités en sus 70 años de ejercicio de la profesión. Aunque eso de hablar alto y claro es relativo, pues él, fiel guardián de intimidades como siempre ha sido, insiste en que vale más por lo que calla que por lo que cuenta. "De hecho, tengo un armario lleno de documentos confidenciales y ya le he dicho a Carmen –su esposa– que lo queme cuando me muera", nos confesó.

En este enlace, Jaime Peñafiel desvela uno de los mayores secretos de la casa de Alba. 

Fue minero y estudió Derecho antes de ser periodista

Y, aunque dice con total tranquilidad que el día de su muerte no tardará en llegar en los próximos años, su aspecto, su vitalidad y su impresionante memoria niegan la evidencia. El pasado 11 de junio –nació ese día, aunque su padre lo inscribió dos más tarde en el registro porque estaba de viaje– Jaime cumplió 90 primaveras, algo que celebró vistiendo de nuevo el traje de boda y dándole el 'sí, quiero' al gran amor de su vida, la mujer que se convirtió en su segunda esposa en 1984, Carmen Alonso.

 

PRONTO: Naciste en Granada en 1932. ¿Tuviste claro desde tu infancia que querías ser periodista?

JAIME PEÑAFIEL: Mi padre era ingeniero y mi abuelo quería que yo estudiara Derecho para que fuese juez como él. Pero yo quería escribir. Me había leído toda su biblioteca, me fascinaba todo lo que caía en mis manos, hasta los diccionarios. Y hubo un libro que me marcó, 'El filo de la navaja', de Somerset Maugham, en el que el protagonista, Larry, se pone a trabajar en una mina. Eso se me quedó clavado y, cuando estaba en Madrid estudiando Derecho, decidí ir a las minas de León. Estuve dos años trabajando como ayudante de picador. ¡Trabajaba a 700 metros de profundidad, y eso que tengo claustrofobia! Y luego pedía permiso para ir a examinarme a Madrid y volvía.

P.: Pero en tu caso, no venías de un hogar en el que hiciera falta el dinero. ¿No te podrían haber costeado los estudios tus padres?

J. P.: Sí, pero yo era muy rebelde y quería imitar a Larry. Fue una experiencia muy enriquecedora. Y muy dura también, porque estando allí explotó una mina y murieron 14 mineros.

Jaime trabajó en las minas de León dos años.

Una trayectoria periodística llena de anécdotas

P.: Empezaste a ejercer en Europa Press, como corresponsal de guerra.

J. P.: Ellos me mandaron a hacer reportajes a Vietnam. Y también cubrí los terremotos de Irán, Perú… Me recorrí todo Estados Unidos y pasé a México. Fue una experiencia fantástica. Yo me movía por el mundo entero e hice un gran periodismo.

P.: ¿Tendrás historias que contar, no?

J. P.: Durante la guerra de Argel y Marruecos, desde Marrakech salía un avión con los corresponsales que iban al frente. Cuando llegué, el avión estaba completo y me dejaron tirado en plena pista. Pero siempre he sido un hombre de muchos recursos y pedí hablar con el ministro de Defensa, que llamó al rey Hassan y me pusieron un avión privado.

Como reportero, se ha movido por todo el mundo.

Muy unido a los reyes eméritos

P.: Luego te pasaste a otras trincheras, las del corazón. ¿Por qué ese cambio?

J. P.: A mí y a Jesús Hermida nos detuvieron, acusados de robar el diario de Fabiola de Mora y Aragón. Mientras ella estaba en Bruselas anunciando su compromiso, su hermano, Jaime de Mora y Aragón, nos permitió a Jesús y a mí fotografiar la casa familiar, el Palacio de Zurbano. Al entrar en el dormitorio de Fabiola, abrimos su mesilla de noche y encontramos su diario. Nos lo llevamos. Ella lo denunció y a mí me sacaron en pijama de mi casa. Después de interrogarme, Jesús devolvió el diario y nos pusieron en libertad. Por ésa y otras cosas, en Europa Press me hice un nombre. 

P.: Has estado presente en los momentos importantes junto al Rey Emérito.

J. P.: Como el 22 de noviembre de 1975, día en que don Juan Carlos y doña Sofía fueron proclamados reyes. Estuve tres horas en su despacho, para ellos fue un día triste porque no hubo celebración y estuvieron solos.

Peñafiel, que es un hombre de gran sentido del humor y una delicada elegancia, saca su carácter sin embargo cuando habla de Juan Carlos –siempre ha reconocido ser más juancarlista que monárquico– y la ofensa que su hijo le hizo con el destierro, empujado, dice él, por Pedro Sánchez. "Es una vergüenza, algo que jamás ha pasado en una casa real", recalca.

 Con los reyes Juan Carlos y Sofía, con los que ha ido a más de 100 viajes.

Le regaló una piedra extraterrestre a doña Sofía

P.: Con quien no tienes afinidad es con doña Sofía. No te apoyó cuando tu hija tuvo problemas de drogas y acabó trágicamente.

J. P.: La muerte de una hija no se supera nunca, es terrible. Era una chica inteligente que hablaba idiomas y estudió en Inglaterra, pero acabó compartiendo aguja con los marginados y muriendo de sida. Yo le escribí una carta a la Reina pidiéndole consejo porque presidía una fundación contra las drogas. Y su respuesta no fue la esperada. Sin embargo, cuando don Juan Carlos se enteró de su muerte, me dijo: "¿Qué puedo hacer por ti?". No puedo decir que fuéramos amigos, pero son cosas que no se olvidan.

P.: Como testigo de tantas vivencias de nuestros Reyes, ¿recuerdas alguna anécdota sorprendente?

J. P.: La afición de la Reina por los extraterrestres. En un viaje oficial con ellos a Asia, en junio de 1978, en el que los periodistas íbamos en otro avión, vimos cómo las luces de un objeto volador no identificado se nos acercaban peligrosamente, y de repente desaparecían. El piloto me dijo que no aparecieron en el radar. Al bajar del avión, doña Sofía vino corriendo hacia los periodistas para que le contáramos lo que habíamos visto. "¡Qué suerte habéis tenido, yo llevo toda la vida esperando ver algo así!", nos dijo. Por eso, en una ocasión un grupo de periodistas le regalamos una piedra peruana de 2.000 kilos y de supuesto origen extraterrestre, con inscripciones. Cuando se la enseñó a Juan Carlos y le manifestó sus dudas sobre qué podría poner en la inscripción, él, burlón, dijo: "Yo lo sé: beba Coca-Cola".

Julio Iglesias fue su padrino de boda en 1984.

"Sólo como una vez al día, sobre las 6 de la tarde"

P.: ¿Cómo te cuidas para estar tan bien? ¿Sigues con el ayuno que llevas desde hace años?

J. P.: Sí, y así me mantengo estupendo. Hace años que peso lo mismo. Yo sólo como una vez al día, sobre las 6 de la tarde. Y, de postre, siempre, tomo una onza de chocolate negro con sal. Eso sí, bebo unos 10 cafés al día, pero estoy estupendo. Cada día Carmen y yo caminamos siete kilómetros.

P.: A ver si vas a tener el secreto de la inmortalidad.

J. P.: No, qué va, soy muy consciente de que estoy en mi última década y me quedan pocos años.

P.: ¿Te da miedo a la muerte?

J. P.: No. Me da pena Carmen, que se quedaría viuda. Pero yo ya lo he hecho todo. Ya estuve a punto de irme por culpa del COVID-19 y me sentía muy en paz ante la idea de morir. He vivido una vida plena.